22-10-2018 Hoy el presidente electo López Obrador se reunirá con el secretario de la Defensa, el general Salvador Cienfuegos. Es una buena noticia y el encuentro coincide con el fin de la gira de agradecimiento que realizó Andrés Manuel durante las últimas semanas, durante la cual, en varias ocasiones, se refirió en términos prejuicios y con desconocimiento del ejército o lo acusó de acciones que no cometieron.
Por ejemplo, el 2 de octubre aseguró en un mitin que fue el Estado Mayor Presidencial quien había matado a los estudiantes en Tlatelolco, lo que sencillamente no es verdad: fueron los integrantes del batallón Olimpia los responsables de aquellas muertes, un batallón con gente proveniente de distintas instituciones militares y policiales que estaba bajo mando del entonces secretario de gobernación Luis Echeverría y del jefe de gobierno Corona del Rosal. Por cierto el presidente electo dijo en aquel discurso que esa participación del EMP en Tlatelolco era una de las causas que lo llevaron a proponer su desaparición. Por supuesto que está en su derecho, aunque sea un error que puede salir muy caro, desaparecer el EMP: lo que no se puede, es decir que se lo hace por hechos que ocurrieron hace medio siglo y del que no fueron responsables.
No es sólo esa, hay otras consideraciones muy importantes que creo que en el discurso dañan el mensaje del presidente electo con los sectores militares. La insistencia en construir el aeropuerto en Santa Lucía es claro. Ninguno de sus impulsores, quizás porque no lo saben o porque no existe un proyecto serio al respecto, ha tomado en cuenta la importancia de esa base para el ejército y la fuerza aérea mexicana, y los costos y problemas estratégicos que existirían si la misma es reemplazada por un aeropuerto civil.
Santa Lucía es el corazón estratégico del instituto armado: es la base que concentra mayores medios, efectivos e instalaciones operativas en todo el país. Desde allí se responden la mayoría de situaciones de emergencia. Es el mayor centro logístico del ejército y la fuerza aérea. Alberga los cuarteles genéreles de la región aérea centro y de la 37 zona militar, así como una brigada de la policía militar. En Santa Lucía están los mayores almacenes y depósitos de armas, municiones, vestuario y equipo militar de todo el país, incluyendo las refacciones necesarias para toda la flota aérea militar. Hay escuelas de educación militar, la de tropas especiales y la de materiales de guerra. Cuenta con un hospital militar que puede dar atención médica a 10 mil 400 militares y 3 mil 100 derechohabientes. En Santa Lucía existen tres unidades habitaciones militares donde viven poco más de mil familias. Funciona allí desde un centro de desarrollo infantil hasta uno de justicia.
Si se decidiera construir en Santa Lucía un aeropuerto civil, todo eso tendría que ser trasladado a otro lugar, con costos enorme en términos económicos, logísticos y operativos y para la seguridad nacional. Ninguno de los impulsores de Santa Lucía lo ha tomado en cuenta, ni ha tomado en cuenta que esos terrenos e instalaciones pertenecen al ejército y la fuerza aérea. No ha habido una solo consulta al respecto. Hubo una visita de Jiménez Espriú hace algunos semanas de la que se desprendió otro malentendido, grave por lo que implicaba, de que el general Miguel Enrique Vallín Osuna, comandante de la Fuerza Aérea Mexicana, había sido "despedido" por haber mostrado la base a funcionarios del próximo gobierno. En el ejército a un general no se lo "despide", lo que sucedió en realidad, como fue explicado, fue que como todo militar que llega a los 65 años pasó a retiro con todos los honores, fue incluso homenajeado por sus compañeros de armas por esa razón.
Eso es parte, sólo una pequeña parte de las confusiones, malentendidos, prejuicios y desconocimiento que existe en buena parte del próximo gobierno sobre las Fuerzas Armadas, sus capacidades, sus normas e incluso su infraestructura y logística.
Celebró la reunión del hoy del presidente electo con el secretario de la Defensa porque se pueden y deben abordar éstos y muchos otros temas estratégicos para el país (la crisis en la frontera sur es un desafío claro a la seguridad nacional, además de un problema migratorio y humanitario), incluyendo la futura designación de los secretarios de Defensa y Marina Armada de México.
Es importante también que el presidente electo se haya dado unos días y un tiempo más para tomar esas decisiones y haber dejado atrás la fecha del 15 de octubre para hacerlo (como había dicho en una conferencia de prensa) porque así puede conocer mejor la Fuerzas Armadas, lo que realizan, su estructura y posibilidades. Y también a los hombres y mujeres que las integran y de donde saldrán los futuros secretarios del sector.
Decía Einstein que es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio. Ojalá se logre ese entendimiento y comprensión entre el presidente y su fuerza armada, que ha sido una constante que ha permitido la institucionalidad y la estabilidad democrática durante décadas. Ningún otro país de América latina puede presumir de ello.
Otro tema. Cumple tres meses en el cargo el secretario de seguridad pública de la CDMX, Raymundo Collins. Hará anuncios importantes sobre la seguridad capitalina.