22-11-2018 No comienza aún el gobierno de Andrés Manuel López Obrador pero ya son muchos los temas que han generado reacciones y que permiten ver, por lo menos en esta primera etapa, cuáles serán las mayores resistencias que tendrá la llamada Cuarta Transformación.
El tema que ha generado mayores debates es, sin duda, el de la Guardia Nacional y la presunta militarización del país. Ayer mismo decíamos aquí que, siendo preferible que se hubiera apostado a depurar, fortalecer y ampliar la Policía Federal en lugar de instalar la nueva institución en el ámbito de la Defensa Nacional, ese no es el problema mayor. La verdadera cuestión pasa por saber qué se hará con el modelo policial, con la policía federal (que la iniciativa de ley presentada en el congreso dice que se incorporará a la Guardia Nacional pero no dice cómo ni con qué modelo) y sobre todo con las policías estatales y municipales de las que no se dice ni una palabra. Y es allí donde está el mayor desafío, la mayor corrupción y coerción.
Son muchos los que le reclamaban al presidente electo que haya fortalecido la presencia y operación militar en seguridad en lugar de retirar a esas fuerzas como había dicho, pero también es verdad que, más allá de la cerrazón en insistir en que él nunca dijo que retiraría a los militares, lo cierto es que había pocas opciones reales y se apostó por una de ellas. Habrá que ver cuáles son los resultados. Con todo, no estaría nada mal que desde el propio congreso y desde la secretaría de seguridad se avanzara desde un primer momento en la conformación de un modelo policial a nivel nacional, imprescindible más allá de la Guardia Nacional y de su conformación.
Otro de los temas que generan debates y que también han vulnerado la confianza de muchos sectores, sobre todo económicos y financieros, es la presentación de distintas iniciativas que no se sabe si son ocurrencias de los legisladores, sobre todo en el senado, o si tienen el visto bueno del presidente electo. El primer caso y el más evidente fue el de las comisiones bancarias que el propio López Obrador descalificó y que en el senado se ha insistido en seguir analizando, incluso señalando a los empresarios (los mismos que López Obrador incorporó luego al llamado Consejo Asesor Empresarial) de ser parte de "la resistencia"contra los cambios propuestos por la 4T. ¿Es una estrategia del próximo ejecutivo o se trata de la exhibición de diferencias internas en un movimiento tan amplio como Morena?¿qué ganaría López Obrador permitiendo que se juegue con la confianza y la estabilidad a pocos días de iniciar su gobierno?.
Las preguntas son pertinentes sobre todo porque esta misma semana, sin tanto escándalo como sucedió con las comisiones bancarias, se presentó otra iniciativa de ley que ha causado caídas en la bolsa y en las acciones de las empresas mineras. Se proponen mecanismos que podrían anular las concesiones mineras por razones tan difíciles de establecer en territorios actualmente en explotación como la opinión de las comunidades indígenas. Parece una nueva ocurrencia, pero por lo pronto las dos principales empresas mineras del país (ninguna de ellas cercana a López Obrador) han tenido grandes pérdidas bursátiles: Grupo México poco más de 18 mil 500 millones de pesos y Peñoles unos 5 mil millones de pesos.
La ley de austeridad también genera resistencias. Son muchos los sectores, los trabajadores de organismos desconcentrados o autónomos que no aceptan la drástica reducción salarial estipulada. Que el presidente electo haya decidido reducir su salario o que se eliminen ciertas partidas como las destinadas a los ex mandatarios está muy bien, pero tomar una medida tan draconiana y generalizada puede tener efectos exactamente contrarios de los propuestos: puede provocar mayor corrupción e ineficiencia y una salida de muchos muy buenos, eficientes y honestos funcionarios públicos hacia la iniciativa privada. Eso ya está ocurriendo, sin tomar en cuenta lo que sucede, por ejemplo, en la Policía Federal, cuyos integrantes no saben si sus salarios serán reducidos por la ley de austeridad, si se equipararán sus salarios (a la baja) con los de las policías militar y naval en la nueva Guardia Nacional e incluso si conservarán prerrogativas o antigüedad laboral.
No se agota allí la lista. Existen tensiones también en el intento de nuclear todos los medios públicos en Gobernación, donde muchos especialistas y ONG's opinan que más que avanzar hacia un modelo tipo BBC, retrocederemos hacia el control gubernamental de la radio y la televisión públicas.
Lo interesante de todo esto es que vemos, ante un gobierno que tiene mayorías legislativas propias y amplias, con partidos de oposición debilitados y aún desconcertados por el resultado de julio, que las resistencias provienen, en primer lugar, de sus propias fuerzas internas, en uno u otro sentido; en segundo lugar de los mercados, que transcienden en su influencia el ámbito nacional; y tercero, de organizaciones civiles y sociales que tienen sus propias agendas y canales de opinión y presión. En ese mar navegamos hacia la 4T.