En su informe el presidente López Obrdor ha insistido en que no importa el crecimiento, al que describió como un simple instrumento de medición, sino la distribución de los recursos. El paquete económico para el año próximo está basado en esa premisa, misma que tiene sentido cuando hay recursos para distribuir. Sin crecimiento no se puede distribuir riqueza, sólo se distribuye la pobreza. Por eso mismo el paquete económico mantendrá la disciplina pero impide crecer.
El Gasto Social propuesto es equivalente al 63.6 por ciento del Gasto Programable para 2020, con un incremento en 2.8 por ciento en términos reales respecto al de 2019. Hay programas de asignación directa que tienen una enorme cantidad de recursos disponibles. Por ejemplo, Jóvenes Construyendo el Futuro contará con 25 mil 614 millones de pesos, pese a que su funcionamiento ha sido cuestionado, tanto o más que la posibilidad de controlar la eficiente distribución del recursos. El programa de Personas Adultas Mayores distribuirá 126 mil 650 millones de pesos, el de Personas con Discapacidad sumará 11 mil 906 millones de pesos y el de Sembrando Vida tiene una asignación de 25 mil 131 millones de pesos. En el tema de becas de la SEP, la propuesta considera 30 mil 475 millones de pesos sólo paraEducación Básica. Otros 28 mil 995 millones de pesos se destinarán a Educación Media Superior, y 7 mil 776 millones a Jóvenes Escribiendo el Futuro. Otros 987 millones de pesos son propuestos para las Universidades Benito Juárez y 7 mil 280 millones para el programa la Escuela es Nuestra.
Son enormes cantidades de dinero, mucho más de lo que se puede haber ahorrado el gobierno federal con las medidas de austeridad. Por eso mismo, en el paquete 2020 la austeridad aumenta, se reducen los recursos incluso para proyectos estratégicos del propio gobierno, como Santa Lucía y el Tren Maya, y si bien se ha dicho que no aumentarán los impuestos si lo hacen los cargos indirectos en muchos rubros, como la venta de alcohol, refrescos, tabaco, en el pago de sistemas en redes y streming, uber y transporte similar, en los sistemas de ahorro. Las autoridades hacendarias insistieron en la necesidad de realizar una reforma fiscal que impusiera mayores gravámenes pero se tuvieron que conformar con una nueva miscelanea que permita aumentar la recaudación en estos y muchos otros ámbitos específicos para no tocar el ISR y el IVA.
A eso hay que sumar que se reducirá la carga fiscal a Pemex y que se destinará dinero a pagar su deuda, y a la refinería de Dos Bocas (nada menos que 41 mil millones de pesos). Además, se programaron 17 mil 607 millones de pesos para proyectos de infraestructura de CFE. El sentido es cumplir también allí con el objetivo presidencial de que Pemex y la CFE sean quienes garanticen la mayor parte del abasto de energía en el país.
Todo eso genera costos presupuestales muy altos. Como anunció el presidente, terminando el 2020 ocho de cada diez familias recibirán uno o varios apoyos del gobierno, mientras se quiere consolidar a la CFE y PEMEX en los principales operadores energéticos y a ellos iran los recursos. La pregunta es si todo va en buen sentido. Los programas sociales son claves para el futuro, pero tienen un límite, el que les impone la economía real. Un apoyo directo no puede suplantar un buen empleo, el subsidio estatal a empresas públicas no puede reemplazar la inversión privada y su reflejo en la recaudación fiscal, desde donde se atienden las necesidades del país.
El presupuesto está construido de una forma impecable, el problema es la visión económica global sobre la que está elaborado. Se sigue sin comprender que el bienestar lo genera la inversión privada y se canaliza por el mercado, por el consumo y el ahorro. La idea imperante en el paquete económico es otra: la economía es regida por el Estado, lo que es necesario para que el poder político tome distancia, se dice, del poder económico.