24-02-2020 La pasada ha sido una semana desastroza para la imagen y la política del presidente López Obrador: se pudo ver su peor rostro, la del político conservador e intolerante, insensible al dolor de las mujeres e incluso al feroz asesinato de una niña, un mandatario a la antigüita, que no entiende ni quiere entender el movimiento feminista (al que califica de conservador) y que lo ve como una conspiración del enemigo al igual que cualquier otro movimiento social que no encabece él mismo.
Una semana en la que incluso muchos de sus principales aliados decidieron apoyar el paro de mujeres del 9 de marzo, alejarse públicamente de las posiciones del presidente, lo que llevó, incluso, a que su esposa Beatriz Gutiérrez, apoyara primero el movimiento para horas después descalificarlo (pero la intervención presidencial en medio de ambos pronunciamientos por supuesto no tuvo nada que ver con ese cambio de opinión de 180 grados), o que la secretaría de la Función Pública (de asuntos del pasado, porque de los actuales no se entera) Irma Eréndira Sandoval hiciera el ridículo vía Twitter, junto con su esposo, el conductor de televisión John Ackermann, descalificadospor la propia coconductora de Ackerman en canal Once, la dramaturga Sabina Berman, que les recordó que el paro de mujeres “ya no lo para nadie”.
A ese ambiente de intolerancia y falta de sensibilidad,hay que sumar, en plena crisis, el recorte a los recursos públicos al FUCAM, la institución civil que atiende con enorme éxito y en forma gratuita el cáncer de mama, que ha salvado la vida de cientos de miles de mujeres y que deja en el desamparo a sus pacientes. Una decisión que el vocero gubernamental, Jesús Ramírez, justificó diciendo que será reemplazado por un INSABI que, por cierto aún no funciona, no tiene aún medicinas para cáncer ni para enfermos de VIH, los que se manifiestan públicamente exigiendo atención médica y son ignorados.
En medio de todo esto, se decidió la destitución del director del Instituto Nacional de Neurología, el doctor Miguel Angel Celis, con la intervención de la inefable Irma Eréndira en apoyo a un grupo militante de Morena en el INNque encabeza Rodolfo Ordanza. El pecado del Dr. Celis fue decir que el INN no se adheriría al INSABI.
El Dr. Celis fue descalificado por el propio presidente López Obrador: “eminencia para qué, se preguntó, porque eso decían también de los tecnócratas, que eran eminencias y miren cómo dejaron el país, a veces son eminencias para sacar provecho personal”. ¿Sabe usted porqué el Dr. Celis es una eminencia señor presidente?: porque es el mejor especialista en México y uno de los mejores en el mundo en esclerosis múltiple; en tratamiento de cisticercosis cerebral, clave en la epilepsia y distintos trastornos neurológicos. Sus aportes son muchos y conocidos. Por eso es una eminencia médica, como la que todos nosotros buscamos para que nos salve la vida. Como hizo usted Señor Presidente, cuando sufrió un infarto o cuando debe ser atendido de su columna. Pero para el gobierno no quiere ni eminencias ni especialistas, sólo leales e incondicionales, aunque no sepan ni tengan experiencia en las labores que les encomiendan.
Una vorágine de errores que provienen de ideologizar exigencias sociales que son concretas y verificables, que no se atienden y sobre las que el gobierno no parece atinar a dar respuesta. Y esas respuestas parten del sentido común: ¿no sería más fácil reconocer errores, establecer una política pública completa, desde la seguridad hasta el trabajo, para atender la situación de las mujeres; solucionar de una vez el abasto de medicamentos (el gobierno lleva ya año y medio, no puede seguir responsabilizando de ello al pasado);reconocer que el INSABI es un instrumento en construcción y mantener lo que existe en lugar de desproteger la salud de la ciudadanía?¿respetar a los especialistas en el ramo que sea y cambiar a los funcionarios que dedican más tiempo a la propaganda que a la gobernanza?.
En esta crisis, la única funcionaria del gobierno federal que no ha perdido la cabeza es Claudia Sheimbaum, trabajando sobre cosas concretas en el caso Fátima y de otras mujeres. Y Marcelo Ebrard, que por alguna razón y como había anunciado, estuvo fuera de circulación esta semana (y su ausencia se notó). Pero ¿quién puede salir indemne ante tal protagonismo presidencial?.
El obispo y los narcos
Resulta que el obispo de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel, sigue defendiendo públicamente a los narcotraficantes. Ahora asegura que los Ardillos, con los que mantiene una magnífica relación, no son los responsables de masacres ni del asesinato de una banda de música en Chilapa. Dice que mantiene el diálogo con ellos, un grupo criminal que ha recompensado con generosidad la protección del obispo.