Un Presidente solo ante el mundo

07-04-2020 Si el domingo quedó demostrado que el presidente López Obrador está hablando de una realidad diferente a la que percibe la mayor parte del resto del mundo respecto al coronavirus y a la situación económica que de él deviene, en la mañanera de ayer confirmó que, además, la ideología y el sentido de singularidad personal lo atan para encontrar soluciones a la crisis que ya estamos viviendo.

Ayer el Presidente dijo que la política que está siguiendo México “va a ser el modelo a seguir por el resto de los países” porque, como dijo también en su informe, lo que “se está derrumbando es el sistema neoliberal”. Y agregó “por eso la crisis mundial, en todos sentidos. No es posible que afecte tanto una pandemia en lo económico, en lo social”.

¿Por dónde empezamos?. La pandemia no tiene nada que ver con el sistema neoliberal. Comenzó en China, un país absolutamene alejado del neoliberalismo, en un mercado donde se venden animales vivos. Ahí hizo estragos y desde allí, desde Wuham, que entre otras cosas es un centro tecnológico y de producción de todo tipo de productos, se propagó a otros países del mundo. En forma notable a Italia, con un gobierno de coalición en el que participan sectores de centro izquierda y centro derecha para impedir la llegada al poder de la derecha extrema, porque muchas de las confecciones de ropa italiana tienen fuertes ramificaciones en esa provincia china.

La siguiente etapa fue España, donde gobiernan los socialistas aliados con Izquierda Unida, quizás lo más parecido a Morena en el escenario político de ese país, donde el gobierno, como ocurrió en Italia (y en México) no tomó medidas previas suficientemente sólidas para evitar la propagación. El momento clave fue el 8 de marzo, cuando se decidió realizar en todo España movilizaciones multitudinarias por el día internacional de la mujer. Al día siguiente, el 9 de marzo, se declaró la emergencia sanitaria, pero el contagio fue tan amplio que el sistema sanitario, uno de los mejores del mundo, quedó rebasado en unos pocos días.

La siguiente etapa fue Estados Unidos donde Trump, como el propio López Obrador, minimizó durante semanas la pandemia. El mandatario estadonidense, como el mexicano, la comparó con “la gripe o la influenza”. Cuando comenzó a actuar era ya muy tarde. Hoy Estados Unidos es el país con mayor número de contagiados. En el camino quedaron la Gran Bretaña de Boris Johnson, la Alemania de Merkel, Corea del Sur, Singapur y Taiwan, entre muchos otros. Estamos hablando de todos los sistemas sociopolíticos existentes: decir que la pandemia tiene relación con el neoliberalismo no tiene siquiera sentido.

Pero ni hablar de lo siguiente. “No es posible, dijo el presidente, que afecte tanto una pandemia en lo económico, en lo social, ¿por qué afecta más de la cuenta una pandemia así?, porque resulta que, entre otras cosas, se dejó de invertir en la salud, hay países que no tienen, servicios públicos para la población, a ellos les pega más”. A ver, ¿qué quiere decir con que la pandemia “afectó más de la cuenta”?¿que era una cosa menor que se dejó crecer?. Estamos hablando de un fenómeno que ha hecho estragos, y los países donde más afectaciones ha habido son todos países desarrollados que tienen sistemas de salud infinitamente mejores que los de México. ¿De dónde saca el Presidente que esos países (China, España, Italia, Estados Unidos, Gran Bretaña, et al) no tienen sistemas públicos de salud para la población y que los nuestros son mejores?.

Quizás el Presidente no fue informado, pero ayer mismo frente a Palacio Nacional se manifestaron familiares de niños enfermos de cáncer que no tienen medicinas para su tratamiento; todos estos días hubo manifestaciones de médicos y enfermeras que no cuentan con equipo suficiente. Apenas ahora se están tratando de comprar desde mascarillas hasta respiradores. Los gobiernos estatales, menos los de Morena con excepción de la ciudad de México, actuaron mucho antes que el gobierno federal. No es verdad que somos el país, junto con la India (sic), “en tener menor cantidad de contagiados per capita”. La diferencia está en las pruebas, de las que aquí hemos practicado apenas unas 15 mil, cuando esa es la cantidad que practican por día países como Corea del Sur o España.

Esta visión distorsionada, ideológica, de la realidad se refleja en la cada vez mayor soledad presidencial. Ese hombre solo que habla para nadie en un patio vacío de Palacio Nacional. Un hombre que cree tener una visión única, especial, que trasciende al resto del mundo, a la ciudadanía y a la parte más sensata de su propio equipo.

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