27-05-2020 Esa sociedad universal más solidaria, más intimista, más familiar de la que algunos hablan para cuando pase la pandemia de Covid 19 es probablemente mucho más una expresión de deseos que una posibilidad. ¿Habrá espacio para la solidaridad en un mundo, y un país, con millones de nuevos desempleados, con miles de empresas, sobre todo pequeñas y medianas, en quiebra o simplemente cerradas?¿habrá espacio para la intimidad cuando la vigilancia posterior a la pandemia se basará en controlar a través de las redes sociales nuestros movimientos y relaciones?¿realmente la familia saldrá reforzada de la larga etapa de confinamiento que hemos vivido?: simplemente ver las cifras de divorcios y de violencia intrafamiliar derivados del confinamiento hace suponer todo lo contrario.
Después de la crisis del 29, lo que hubo fue una oleada de suicidios y el nacimiento, en toda su actual expresión, del crimen organizado; las organizaciones sindicales entonces en auge, se enfrentaron a la más dura intransigencia empresarial y a un numero creciente de rompehuelgas y sindicatos blancos, ligados a su vez al crimen organizado; los grandes movimiento sociales que no devinieron en una caricatura del socialismo transitaron hacia el fascismo y el nazismo, y de sus fracasos nació una forma de populismo que permea, un siglo después, toda la política latinoamericana, incluyendo, por supuesto, la nuestra.
No sabemos cómo será el mundo post Covid, pero sabemos que no será ni un mundo mejor ni más equitativo o con menos desigualdades. Y sí sabemos que de la mano con la crisis económica tendremos una crisis de seguridad cuyas dimensiones son difíciles de evaluar en toda su dimensión incluso en el corto plazo.
En ese nuevo mundo el tráfico de drogas sintéticas como el fentanilo tendrá un lugar protagónico. Este opiacio sintético, es mucho más barato para producir; para su consumo se necesitan dosis de menos de dos miligramos, por lo que se pueden hacer miles con apenas unos kilos; se puede producir en cualquier cocina, no huele, su apariencia es la de azúcar glasse, y se vende en pequeñas pastillas imposibles de distinguir de cualquier medicamento; las utilidades que deja son geométricamente superiores a las de cualquier otra droga. Tiene un gran inconveniente, mata con enorme facilidad.
El fentanilo es la droga para esta época. A partir de los 80 con la cocaína pasamos de la paz y el amor al Lobo de Wall Street, a la competencia y el individualismo. Era la droga del boom reaganiano, del dios dinero. Las metanfetaminas y las drogas sintéticas fueron de alguna forma la droga de la generación X, la del fin del milenio, de la incertidumbre, la de la pérdida de esperanzas post 11-S. Había que escapar.
En el mundo del crimen organizado que viviremos después de la pandemia, el fentanilo y otras drogas sintéticas, sobre todo los opiacios tendrán un papel preponderante. En un mundo un poco o un mucho depresivo, con una economía en recesión, con menos trabajo, peor pagado y absoluta incertidumbre, cuando aún tendremos el miedo en el cuerpo ante la amenaza que significa una pandemia, el fentanilo, se entronizará como la más importante de las drogas ilegales. Y eso cambiará todo el mundo del narcotráfico.
Pero las grandes bandas y pandillas se quedarán aquí y se cebarán mucho más con el mercado interno, son las que ya pasaron del narcotráfico al narcomenudeo y, desde allí, avanzaron en el secuestro, el robo, la extorsión. Pasaron y pasarán cada día más del control de rutas al control de territorios e imponen e impondrán también cada día más, esa violencia cotidiana que se han incrementado en forma constante durante las dos últimas décadas. Y para eso no estamos preparados.
Pro Museos
Una iniciativa que tiene ya miles de firmas de apoyo es la del Frente Pro Museos. Lo que piden es absolutamente compartible. Solicita apoyo inmediato para los museos, los creadores y las iniciativas culturales autogestivas que se ven directamente afectadas por la crisis económica. En un texto dirigido al presidente López Obrador el Frente demanda un Plan de Emergencia con un paquete de apoyo económico para los museos y otras instituciones culturales nacionales, tanto gubernamentales como no gubernamentales; que se postergue el proyecto Espacio Cultural de los Pinos y Bosque de Chapultepec y la construcción de su Pabellón de Arte Contemporáneo, de tal forma que esos recursos se redirijan a instituciones culturales, museísticas y a la comunidad de creadores. Adicionalmente, solicita flexibilizar las cargas fiscales y tributarias para los museos, la condonación del impuesto sobre espectáculos y el apoyo para negociar convenios de pagos de impuestos con el SAT y con el IMSS.