Seguridad y política: consecuencias de la renuncia

17.01.2023 

La salida de Ricardo Mejía Berdeja de la subsecretaría de seguridad ciudadana federal para irse, desconociendo las encuestas internas de Morena, como candidato del PT a Coahuila, ha movido de una u otra forma, varias piezas y juegos institucionales y sucesorios.

El más importante el reemplazo del propio Mejía en la subsecretaría de seguridad que queda en manos del hasta ahora jefe de la Guardia Nacional, el general Luis Rodríguez Bucio, que a su vez será reemplazado por el general David Córdova.

El general Rodríguez Bucio fue quien construyó la Guardia Nacional. Recibió ese encargo en forma sorpresiva,cuando encabeza la Junta Interamericana de Defensa en Washington. Su nombramiento en la subsecretaría logra, por primera vez, alinear esa dependencia con las instituciones operativas de la misma, de la propia GN y de la Defensa. Hasta ahora la secretaría, encabezada primero por Alfonso Durazo y ahora por Rosa Icela Rodríguez, coordinaba las taras de seguridad pero en realidad no intervenía en los ámbitos operativos que eran llevados por la Guardia Nacional, que en los hechos depende de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Ello llevó a desencuentros sobre todo en sus dos primeros años de operación, tanto en algunos temas operativos como incluso logísticos, como en la compra de equipos que realizó la secretaría y que no coincidían plenamente con los requerimientos planteados por la Defensa para la Guardia Nacional. Las cosas mejoraron en esos ámbitos con los cambios legales y con Rosa Icela en la secretaría, pero el presidente López Obrador le dio a Mejía Berdeja la responsabilidad de ser la voz en términos de seguridad en las mañaneras, donde semana con semana presentaba los avances en ese ámbito. Eso no impidió que Mejía renunciara para buscar la candidatura en Coahuila, como dijo ayer el propio presidente López Obrador, sin siquiera despedirse del mandatario.

Con Rodríguez Bucio en la subsecretaria se tendrán alineadas todas las variables operativas de seguridad, incluyendo la relación que mantenía Mejía con áreas como el Cennto Nacional de Inteligencia que maneja el general Audomaro Martínez Zapata, muy cercano, también, tanto al presidente López Obrador como al general secretario Luis Crescencio Sandoval. El propio Rodríguez Bucio trabajo varios años en áreas de inteligencia relacionadas con el CISEN, el antecesor del CNI. El general retirado Córdova Campos es, a su vez, el ex oficial mayor de la Sedena en la actual administración, con lo cual quedan en todas estas áreas operativas de seguridad con funcionarios operativos de un mismo equipo (el del general Sandoval) y cercanos entre sí.

Un entramado que tiene lógica con el que se ha construido institucionalmente en la propia área de seguridadfederal, con las reformas legales aprobadas el año pasado y la participación militar en estas tareas.

Pero la renuncia de Mejía, como decíamos ayer, tiene también otras consecuencias. Pone nuevamente en debate el tema de las encuesta internas para elegir candidatos en Morena. En una acción controvertida políticamente, el viernes se reunieron con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y el presidente de Morena, Mario Delgado, los gobernadores de Morena y allí se definió el camino proselitista para este 2023 incluyendo la designación del candidato o candidata presidencial para el 2024. También se entregó una carta, ya pública, de Delgado a los gobernadores, pidiéndoles respaldo para todos los aspirantes del oficialismo, incluso señalando los cuatro que se manejan al respecto: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, el propio Adán Augusto y el senador Ricardo Monreal, que en muchas ocasiones era excluido de esa lista.

Monreal y en parte Ebrard desconfían del método de encuestas o demandan que éstas tengan referentes externos para garantizar los resultados. Lo más grave que ocurrió con la renuncia de Mejía Berdeja fue que desconoció las encuestas realizadas por la dirigencia nacional de Morena, aseguró que los resultados estaban amañados y que fueron manipulados, rechazando tanto a los dirigentes del partido como al candidato electo por ese método, el senador Armando Guadiana. Recordemos que hace unos meses, aunque ello no se tradujo en un rompimiento público, en el estado de México, el senador Higinio Martínez también se inconformó abiertamente con las encuestas que llevaron a la designación como candidata de Delfina Gómez.

El presidente López Obrador ha ratificado, lo mismo que Delgado y el secretario de Gobernación en las reuniones con los gobernadores, que los candidatos se elegirán por encuestas, pero el tema sigue siendo cuestionado por aspirantes, tanto a la presidencia como a otros puestos de elección popular. Lo que ocurra en Coahuila y estado de México determinará mucho de lo que suceda al respecto. Según fuentes del oficialismo, habrá una encuesta inmediatamente después de las elecciones en esos dos estados en junio próximo, otra en julio y una tercera en agosto, con cuyos resultados se definirá la candidatura presidencial para septiembre.

Lo cierto es que, con la renuncia de Mejía Berdeja,mientras en seguridad se hacen más homogéneos y se alinean equipos y mandos, en el terreno político asoman grietas y divergencias. Habrá que ver la dimensión real de las mismas.

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