27.07.2023
Entre el kilómetro cuadrado que dice el gobierno federal que tuvo el derrame de Pemex en la sonda de Campeche y los 467 kilómetros cuadrados que la UNAM comprobó con fotografías satelitales, hay una distancia enorme.
Lo cierto es que el derrame fue mucho mayor que el admitido (después de que fue divulgado por ONG’s como Greenpace) varios días después de ocurrido y minimizado en la mañanera: apenas fueron, dijo el presidente López Obrador, unos 350 barriles de crudo que se dispersaron rápidamente. No fue así y como habían adelantado los especialistas de la UNAM, la mancha de petróleo comenzó a llegar a las costas de Tamaulipas y Campeche y llegará en los próximos días a las costas de Estados Unidos en el golfo de México.
Los accidentes en Petróleos Mexicanos se suceden uno tras otro y siempre son minimizados, tanto que llevaron a que bajara su calificación crediticia. Pero no se trata sólo de accidentes provocados por la falta de mantenimiento, sino también de sus finanzas.
Pemex es la empresa petrolera más endeudada y con peores números operativos del mundo. Su deuda es superior a los 105 mil millones de dólares y sus pérdidas en el último trimestre del 2022 fueron de poco más de 175 mil millones de pesos. Ninguna empresa petrolera en el mundo tiene esos números. Y no porque sean necesariamente privadas.
En Noruega, el gobierno, cuando se descubrió crudo en el Mar del Norte, licitó la explotación de esos campos y los trabajó con empresas privadas y con la empresa estatal, obtiene sus ingresos a través de impuestos a las compañías petroleras que explotan los yacimientos del mar del Norte, y de sus participaciones directas y en infraestructuras (como gasoductos), los dividendos salen del gigante energético Equinor, del que el Estado noruego posee un 67 por ciento de las acciones.
Noruega decidió que las utilidades que dejara el petróleo irían a un fondo soberano que a su vez invertiría en proyectos rentables y cuyos ingresos que servirían, sobre todo, para pagar pensiones, mejorar salud y la educación en Noruega. Hoy ese fondo, llamado Government Pension Fund of Norway (GPFN) o fondo de pensiones de Noruega, supera los 1.3 billones de dólares, el 69.8 por ciento del fondo está invertido en acciones, el 27.5 en renta fija, el 2.7 en bienes inmuebles no cotizados y el 0.1 por ciento en infraestructura de energía renovable.
Es el fondo soberano más grande del mundo y el principal soporte para financiar el desarrollo del país. En el 2022, mientras Pemex perdía 175 mil millones de pesos en un solo trimestre, en Noruega su empresa petrolera ganaba 139 mil 400 millones de dólares. Somos el país número 12 en producción de crudo, pero Pemex no figura siquiera entre las 100 principales empresas petroleras del mundo. Es verdad que aporta al Estado mexicano vía ingresos fiscales, pero hoy su deuda que es asumida en los hechos por el gobierno federal, la estrangula, tanto como su escasa competitividad. Y los avances que se pudieron dar vía la reforma energética del sexenio pasado, con asoaiciones con privados, se han anulado con la contrareforma aprobada en este.
No hemos administrado, como dijo López Portillo, “la abundancia” con la producción perolera de Pemex, hemos caminado hacia un abismo por regir esas políticas con base en la ideología y no en las buenas prácticas empresariales y públicas. Hoy Pemex, si fuera una empresa privada, estaría literlmente quebrada. La sostiene el gobierno que, además, invierte pésimamente unos 15 mil millones de dólares en construir una refinería, Dos Bocas, que no hará diferencia en su capacidad productiva y sus números.
Violencia y sguridad
Los otros datos también involucran la seguridad. El gobierno festejó que haya caído el número de homicidios respecto al 2022. Lo que no dijo es que sigue siendo una número altísimo, más de 80 asesinatos diarios y con un porcentaje de 25 muertes por cada cien mil habitantes (un país como Argentina que vive una situación de seguridad crecientemente complicada, tiene, por ejemplo, un porcentaje de 4.2 asesinatos por cada cien mil habitantes).
Pero tampoco se dice que lo que crece y no se conceptúa como homicidios, son las desapariciones. En lo que va del sexenio son más de 42 mil desaparecidos y cerca del 50 por ciento de los cuerpos recuperados de fosas comúnes están en morgues sin identificar. No se contabilizan como homicidios, pero si así fuera la cifra superaría con amplitud los 200 mil muertos en lo que va del sexenio.
Tampoco en otros campos parece haber demasiada coherencia entre los datos y la actuación gubernamental. Por los cuarenta migrantes muertos en el incendio de la estación migratoria en Ciudad Juárez lo único que hubo fue la detención de guardias privados de seguridad y una “disculpa” del director del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño. En el fraude de Segalmex por 15 mil millones de pesos (las autoridades dicen que “sólo” serían 9 mil millones) a su entonces director Ignacio Ovalle se lo disculpó diciendo que había sido “engañado” por sus subordinado y ahí sigue, en la nómina de Gobernación. Un elevador mata a una niña en un hospital del IMSS en Quintana Roo y la culpa, descubren ahora, es de Mikel Arreola que fue director del Instituto hasta 2017. ¿Por qué? Porque en 2016 compró el elevador en el que murió la niña, obviando que fue por una falta de mantenimiento absolutamente actual. Son los otros datos.