Guerrero en manos del crimen organizado

08.08.2023

Una de las consecuencias directas de la fracasada estrategia de abrazos y no balazos es el aumento sistemático de la violencia y un empoderamiento criminal que ha llevado a esas organizaciones a hacerse con el control de varias regiones del país. Un caso especialmente notable es Guerrero, donde la lucha entre los grupos criminales se multiplica al tiempo que rebasa a las autoridades, que no sólo han perdido el control de la entidad sino también que se ven involucradas en esas mismas luchas, a veces como víctimas, en otras como victimarios, incluyendo el propio proceso de sucesión.

Luego de los hechos de Chilpancingo, donde fue tomada la ciudad por los Ardillos en su lucha contra el cártel de los Tlacos, incluyendo cadáveres desmembrados frente a la presidencia municipal y videos de la alcaldesa con el líder de los Ardillos, llegó el asesinato en la autopista del Sol, frente a Chilpancingo, del empresario José Guadalupe Fuentes y su hijo de 20 años (en el ataque su esposa quedó malherida), un operador cercano a Marcelo Ebrard pero sobre todo a la gobernadora Evelyn Salgado. Fuentes Brito era tío de Rubén Hernández Fuentes, que es el coordinador operativo del jefe de Oficina de la gobernadora y, además, su pareja sentimental, uno de los principales operadores del gobierno estatal. En el mismo evento en el que murieron Fuentes y su hijo, fue asesinado un chofer de una combi que fue testigo del mismo. Fue perseguido por los atacantes y asesinado para que no quedaran testigos.

En esta semana se confirmó algo que habíamos adelantado: además de la disputa entre los Ardillos y los Tlacos que controlan parte de la Tierra Caliente y el centro del estado, avanza también la Nueva Familia Michoacana, de los hermanos Olascoaga, el Pez y La Fresa, que están tomando progresivamente Acapulco. En la semana realizaron bloqueos, incendiaron negocios y camiones y hubo varios asesinatos en distintos puntos del puerto y la Costa Grande. Precisamente en Tecpan de Galeana, una mujer armada con un fusil de asalto irrumpió en un partido de fútbol y mató a tres personas, entre ellos a un sujeto apodado el 90, líder de un grupo local productor de heroína, los Granados. Pocos después la mujer apareció muerta.

El domingo, en Iguala, en un crimen con muchísimas derivaciones, sufrió un atentado la prima de Evelyn y sobrina de Félix Salgado, Zulma Carvajal, en el ataque murió su esposo Humberto del Valle. Los dos trabajaban para la precampaña de Claudia Sheinbaum, pero Zulma buscaba, además, la candidatura de Morena en Iguala y acusó del ataque al actual alcalde priista David Gama.

Humberto del Valle fue el jefe de la policía preventiva local con Félix Salgado Macedonio cuando éste fue presidente muncipal de Acapulco. El hermano de Zulma, Justino Carvajal Salgado, hace diez años fue asesinado a balazos por un grupo armado frente a su departamento, en el mismo sitio donde atacaron a Del Valle la mañana de este domingo.  Justino era el síndico procurador del entonces alcalde de Iguala, José Luis Abarca, cuando se dieron los hechos de Ayotzinapa.

Hace algunas semanas recordábamos lo que había sucedido en Acapulco, extendiendose desde entonces a todo el estado, cuando Salgado Macedonio fue presidente municipal de Acapculco. Escribimos en el 2007 y recordábamos aquí mismo hace menos de un mes, que “borracheras, peleas con policías y transeúntes, veleidades artísticas fracasadas, relaciones por lo menos sospechosas y que lo podrían colocar en línea directa con los sucesores de Rafael Aguilar Guajardo y Juan García Abrego… con un agravante: en su desempeño como presidente municipal sus decisiones parecen haber confirmado esas sospechas. Ejemplos hay muchos, y casi todos giran en torno a sus designaciones al frente de la policía municipal de Acapulco. La versión que se ha difundido con insistencia, es que Salgado Macedonio recibió dinero del cártel de los Zetas (el del Golfo, que lideraba Osiel Cárdenas y que luego encabezó Heriberto Lazcano) para su campaña y a cambio de ello entregó a ese grupo los mandos de la policía municipal (de la que fue jefe el asesinado Humberto), con el agravante de que Acapulco era un plaza que tradicionalmente habían manejado los rivales de los Zetas, los hermanos Beltrán Leyva, asociados entonces al cártel de Sinaloa, que también habrían contribuido a esa campaña. Esa es la explicación que se ha dado a los enfrentamientos que, desde la llegada de Salgado Macedonio al gobierno municipal, se han dado en Acapulco.

“No se trata sólo de especulaciones. Hace exactamente un año, en un enfrentamiento que se produjo en la zona denominada La Garita, policías municipales mataron a los que estaban calificados como los principales operadores del cártel de Sinaloa. Semanas después aparecieron en las puertas de la secretaría de finanzas del municipio las cabezas decapitadas del jefe policial responsable de aquel operativo que había sido filmado ejecutando en el suelo al hombre del cártel que encabeza el Chapo Guzmán”. Y esa historia es del 2007.

Lo cierto es que la trama que involucra el crimen organizado, la política, la corrupción y la violencia en el estado se viene tejiendo desde muchos años atrás, pero lo nuevo es la forma en que ha perdido el control el gobierno estatal (y el federal) repitiendo un esquema que ya habíamos visto: el de los grupos criminales exigiendo cada uno de ellos el territorio que creen que les corresponde por presuntos acuerdos políticos previos.

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