21-02-2014 Finalmente y casi cuatro años después de una serie de operaciones que terminaron dejando en los hechos en la quiebra a Mexicana de Aviación, en la calle a sus 8 mil 500 trabajadores, sin pensión a otros miles de jubilados, con deudas que superan con amplitud los dos mil millones de dólares, un juez decidió librar, a solicitud de la PGR, la orden de aprehensión contra el empresario Gastón Azcárraga, acusado de ocho delitos relacionados con lavado de dinero de procedencia ilícita.
Si bien Mexicana de Aviación todavía está en concurso mercantil, todos saben que no puede ser salvada, las deudas son demasiado altas y los beneficios potenciales prácticamente han desaparecido.
Pero era inconcebible que no se pudiera hacer justicia con los responsables de haber vaciado esa empresa. La orden de aprehensión contra Azcárraga Andrade se da hasta ahora, en parte, porque las anteriores autoridades habían sido omisas en configurar las acusaciones (y un juez se empeñó en retrasar todo lo posible el proceso legal), pero también porque era necesario dar varios pasos que se han dado en las últimas semanas en la propia relación de Mexicana con sus acreedores y en el reordenamiento del aeropuerto capitalino, una serie de decisiones en las que la participación del secretario Ruiz Esparza y el subsecretario Carlos Almada ha sido tan crucial como ahora la de la PGR.
La operación de vaciamiento de Mexicana de Aviación había comenzado mucho antes de que la aerolínea y sus filiales dejaran de volar, el 28 de agosto de 2010, debido a su grave deterioro financiero. Si bien la empresa tenía un contrato colectivo oneroso, la responsabilidad de la virtual quiebra no fue de sus trabajadores. Sus dueños, literalmente, habían dejado vacía de recursos la aerolínea y sus filiales, canalizando los mismos hacia otras empresas de su propiedad.
A principios de 2010 la empresa había adquirido una deuda millonaria y en agosto se declaró en concurso mercantil. Para esa fecha reconoció un adeudo superior a los 16 mil millones de pesos, una cantidad que hoy supera con amplitud los 25 mil millones de pesos y que nadie sabe a dónde fueron a parar. Simplemente desaparecieron. Pero los malos manejos siguieron. El grupo que controlaba Azcárraga Andrade le “vendió” las acciones de Mexicana a otro grupo, Tenedora K, que también representaba sus intereses en forma encubierta y que no se sabe bien a bien por quiénes está integrado, por apenas mil pesos. La magnitud de los malos manejos lo dan los propios números: Grupo Posadas habían comprado en 2005, Mexicana de Aviación en 165 millones de dólares; en apenas cinco años su deuda multiplicaba casi 15 veces esa cantidad y entonces se la “vendieron” a sí mismos por mil pesos. En el camino se deshicieron de casi todos sus bienes importantes, incluyendo el emblemático edificio en la ciudad de México, tampoco se sabe qué ocurrió con esos recursos.
Lo único valioso que quedaba era la base de mantenimiento, denominada MRO, la única en América latina que cuenta con el reconocimiento de las autoridades aeronáuticas de los Estados Unidos y que da servicio a gran cantidad de líneas aéreas de la región. Tenedora K, que era propietaria del 8 por ciento de la deuda del MRO hizo todo lo posible por frenar la capitalización de la base de mantenimiento por los demás acreedores (Banorte, Bancomext y el propio aeropuerto), algo que apenas se logró la semana pasada por una decisión judicial y una opción para capitalizar con mil 300 millones de pesos esa base, paliando aunque sea en parte las deudas con sus trabajadores y pensionados, y salvando muchos puestos de trabajo.
Después se tuvo que dar también el conflicto con Fumisa, la empresa que rentaba todos los espacios comerciales de la terminal uno del aeropuerto, con relaciones comerciales con la propia Tenedora K, para recuperar esos espacios comerciales, lo que se logró a partir del pasado primero de enero. Y finalmente el miércoles se dio la orden de aprehensión contra Azcárraga Andrade.
No se podía avanzar en el reordenamiento del sector, ni mucho menos en la construcción (o ampliación del actual, como le dicen oficialmente) del nuevo aeropuerto sin comenzar a cerrar esos capítulos, onerosos y representativos de una falta de control increíbles en un sector tan estratégico, tan importante para el desarrollo del país como es la aviación. Y no podía ser la impunidad la norma en unos manejos fraudulentos tan transparentes.
Legislación militar
Luego de publicada nuestra columna del miércoles sobre la legislación militar, fuentes muy calificadas de la comisión de Defensa del senado de la república nos aseguran que se está avanzando en la cámara alta para definir legalmente algunos de esos temas, sobre todo el del fuero civil y el militar. Dicen que esa iniciativa debe estar lista en este periodo ordinario. A ver si es así.
Jorge Fernández Menéndez