03.05.2023
Los interlocutores del gobierno federal con Washington han ido cambiando en la misma medida en la que aparentemente se deterioran los temas de seguridad, migración, fentanilo. De una vicepresidenta Kamala Harris, recibida por todo lo alto como responsable del tema migratorio para la región, se pasó al secretario de Estado, Anthony Blinken, prácticamente descalificado por el presidente López Obrador; luego al secretario del Homeland Security, Alejandro Mayorkas y el responsable de América Latina del Consejo Nacional de Seguridad, Juan S. González; estuvo varias veces por aquí, sin mayores resultados, John Kerry, el encargado de cambio climático de la Casa Blanca; y las tres últimas reuniones han sido, en México y en Washington, con Elizabeth Sherwood Randall, asesora de seguridad del presidente Biden.
Por lo menos en escalafón, y en peso en la región y en la propia Casa Blanca, los funcionarios han ido reduciendo su rango. Puede ser, alguien con conocimiento de causa me lo comentaba, que pueda ser interpretado también como que el presidente Biden quiera, con una de sus asesoras personales, mantener un contacto más directo con el presidente López Obrador. Pero las dos tesis no son contradictorias.
También es la segunda vez, la anterior fue con el tema de los Chapitos y el anuncio del fiscal general Marrick Garland y los jefes de las agencias de seguridad, casi en forma simultánea a la reunión con la asesora Sherwood Randall en Washington, que se dan a conocer medidas políticas y de seguridad que involucran a México, pero sin México. Primero, como decíamos, fue con la cacería de los Chapitos, ahora, antes de que comenzara la reunión en Palacio Nacional, fuentes de la Casa Blanca anunciaron estrictas medidas migratorias que se darán en forma simultánea con el fin del Título 42.
Una de las más destacadas es el envío de mil 500 soldados de la reserva a la frontera con México para controles migratorios adicionales ante el fin del Título 42. De todas formas, se anunció que Estados Unidos seguirá enviando a nuestro país migrantes que no cumplan con los requisitos de migración.
Mientras tanto, el flujo migratorio en los últimos días ha aumentado un 23 por ciento, mientras que desde los hechos de Ciudad Juárez, que dejaron 40 migrantes muertos, el gobierno federal ha relajado el control de los movimientos de migrantes, incluyendo el de la nueva caravana que espera llegar a la frontera al mismo tiempo que se levante el Título 42. Días atrás decíamos que era lógico que así ocurriera luego del incendio en la estación migratoria, pero también puede ser una medida de presión hacia Estados Unidos en un momento y en un tema especialmente delicado.
Como siempre después de estas reuniones hay declaraciones sobre cooperación y amistad, pero será en realidad hasta el 11 de mayo, cuando concluya el Título 42, cuando veamos hasta dónde llega la misma y qué fue lo que realmente se acordó.
En la relación bilateral nada es más importante hoy que el tema migratorio. Si hay algo que el presidente Biden no se puede permitir es que el fin del Título 42, impuesto durante la administración Trump con la coartada de la pandemia, termine en un chasco o en una muestra de debilidad. El costo político interno sería altísimo.
Inmediatamente después está el tema del fentanilo, donde continúa el tira y afloje de ambas administraciones. El gobierno federal sigue descalificando, con o sin razón, a la DEA y rechazando mecanismos de cooperación que, de todas formas, aunque estén muy debilitados, se tienen que seguir cumpliendo. La Casa Blanca tampoco ha quitado el dedo del renglón, no puede hacerlo es un tema de política interior, en el tema de fentanilo: está organizando el pedido de extradición de Ovidio Guzmán y de varios otros líderes de los cárteles, sobre todo de los Chapitos y del Mayo Zambada y ha anunciado el congelamiento de cuentas de varias empresas supuestamente ligadas con estos grupos.
Ayer se anunció un gran operativo, con casi 300 detenidos, para acabar con redes de distribución de metanfetaminas pero coordinada no con México, sino con Brasil, Reino Unido, Alemania y Países Bajos.
La operación fue denominada SpecTor, fue organizada por esos países junto con las autoridades de seguridad europeas y logró incautar casi una tonelada de drogas, sobre todo fentanilo y numerosas armas de fuego, además de cancelar un portal de la dark web, la llamada red oscura del internet.
El operativo lo anunció personalmente el Fiscal General Merrick Garland, que dijo que era una operación “coordinada por la Europol y en la que participaron nueve países, las fuerzas de seguridad incautaron el mercado ilegal Monopoly Markety, y arrestaron a 288 sospechosos considerados objetivos de alto valor”. Explicó que la operación venía desarrolándose desde 2021 y que se pudo lograr por las valiosas piezas de inteligencia que su país le entregó a las autoridades alemanas.
El operativo, dado a concoer por el fiscal general Garland, al mismo tiempo que se realizaba la reunión en México, es importante y muy espectacular pero de resultados relativamente modestos por la cantidad de droga decomisa, poco menos de una tonelada, y también admite diversas lecturas. Alguien alegará que es una demostración de que se atacan circuitos de distribución de drogas que no pasan por México y es verdad, pero creo que lo más importante es que se quieren mostrar los éxitos que se pueden tener con mecanismo mucho más abiertos de cooperación internacional que no estamos utilizando. La insistencia en la participción de Brasil me imagino que en este sentido no debe ser casual.