¿A vivir en un cuartel?
Columna

¿A vivir en un cuartel?

14.06.2023

Sin duda el proceso de selección del aspirante presidencial en Morena es muy importante e informativamente resulta atractivo, más aún cuando adquiere la forma de un espectáculo político con todos los ingredientes de un buen reality show. Pero no podemos olvidar que también es una puesta en escena que esconde, muchas veces, el país real.

No deja de asombrar que mientras los funcionarios renuncian, buscan candidaturas, especulan con su futuro y el nuestro, mientras la mañanera actúa cotidianamente de caja de resonancia de ese proceso (que se desarrolla además, seamos indulgentes, en el límite de la legalidad), la violencia crece, a veces en forma geométrica, en un escenario donde el tiempo y la preocupación de las autoridades están enfocadas en la sucesión.

El lunes hubo en el país 95 asesinatos. Se dieron en el inicio de mes, junio, más violento del año y venimos de otro mes, mayo, que lo había precedido como el que tuvo mayor número de homicidios. De esos homicidios, unos 10, cada día, son de mujeres, muchos de ellos feminicidios. Ya superamos los 156 mil asesinatos en lo que va de esta administración. En lo que va del sexenio tenemos, además, unos 40 mil desaparecidos.

Tijuana es, sin duda, uno de las ciudades más violentas del país, el lunes pasado hubo 14 asesinatos en la ciudad, pero en lugar de tomar medidas, de ajustar y revisar a profundidad las políticas de seguridad, la alcaldesa Montserrat Caballero Ramírez anunció que para preservar su propia integridad, a recomendación de la Guardia Nacional, se irá a vivir a un cuartel militar.

En Tijuana viven más de un millón de personas que no pueden irse a vivir a un cuartel militar. Cada día, en Tijuana, diez, quince personas son asesinadas, para ellas no hay protección, no hay cuarteles donde refugiarse. Y lo mismo ocurre en buena parte del país. El fenómeno se repite en Guanajuato, con cifras altísimas de homicidios; en Colima, que tiene el mayor número de asesinatos per capita del país; en Jalisco, incluso en Nuevo León y el estado de México.

En Chiapas desde hace semanas asistimos a un enfrentamiento entre cárteles por el control de la sierra y la zona fronteriza con Guatemala que ha dejado un número indeterminado de muertos, miles de desplazados, la zona a punto de sufrir un estallido social y sus autoridades locales huyen, no despachan en sus municipios o sufren atentados,  como el alcalde de Concordia. En el otro extremo del país, en Guachochi, en plena sierra tarahumara, en Chihuahua, un pequeño templo jesuita, cuando se cumple un año del asesinato de dos sacerdotes de esa congregación, es acribillado con más de 700 balazos y le dejan en la entrada un cadáver decapitado. Y cuando llegan militares son atacados por sicarios.

Ayer, en la mañanera se dijo que la incidencia delictiva ha bajado un 22 por ciento en lo que va de este sexenio. ¿De qué país están hablando?. No dudo que haya bajado la “incidencia” delictiva en algunos delitos, como el secuestro, por lo menos los que son denunciados, pero la sociedad es cada día más expoliada por los grupos criminales: no se trata sólo del narcotráfico, sino de la extorsión cotidiana que incluye hasta el fijar los precios de los artículos de primera necesidad en ciudades importantes del país, como ocurre en Chilpancingo, con la tortilla y la leche; en fijar los precios de los materiales de construcción, como sucede en Valle de Bravo, en el estado de México; de extorsionar con el derecho de piso, como sucede en Playa del Carmen, en Quintana Roo o en Acapulco, Guerrero.

Se desmantelan en distintas ciudades call center que realizan centenares de llamadas de extorsión diariamente y se siguen reproduciendo. Uno de ellos acaba de ser desmembrado en la ciudad de México y de otro en Guadalajara desaparecieron siete jóvenes que fueron encontrados muertos en una fosa común. La mayoría de esos call center no pueden ser localizados porque funcionan desde dentro de los reclusorios.

El robo al autotransporte de carga se incrementó un 10.8 por ciento en el primer bimestre del 2023, hubo, denunciados, dos mil 200 robos de trailers y camiones de carga en apenas dos meses, o sea unos mil 100 al mes, unos 37 diarios. El crimen organizado traslada desde las fronteras de México al norte de país, unos tres millones de personas al año que intentan ingresar ilegalmente a los Estados Unidos. En la autopista, en términos comerciales, más importante de México, la que une la ciudad de México con Querétaro y ésta con Monterrey y luego Nuevo Laredo, la llamada autopista del TLC, se realizan en la zona de Matehuela, en la frontera entre San Luis Potosí y Coahuila, secuestros masivos de más de cien personas simultáneamente.

Por supuesto que es importante el proceso de sucesión, sea de Morena o de la oposición. Pero la verdad poco importa si los aspirantes le pueden dar una entrevista a Loret o a Ciro, o si serán cuatro o cinco las empresas encuestadoras. Lo verdaderamente importante es que harán con la seguridad, la economía, la salud, la educación. Si la respuesta ante la violencia es recomendarle a una presidenta municipal que se vaya a vivir a un cuartel militar (y asombra que la alcaldesa lo acepte) ¿qué le pueden decir los aspirantes a la ciudadanía? ¿qué propuestas tienen para el futuro, más allá de garantizar la continuidad de la 4T?.

No minimizo el proceso de sucesión ni a quienes participan en él. Pero pasado el primer periodo de show, destapes, renuncias y cambios en el gabiente y el congreso, lo menos que se puede demandar son propuestas concretas ante una realidad que abruma. O nos vamos a vivir todos a un cuartel.

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