Cervantes y Cienfuegos
Columna

Cervantes y Cienfuegos

El miércoles durante la conmemoración de los 200 años de la creación del Heroico Colegio Militar, el presidente López Obrador condecoró con  la medalla Bicentenario de la creación de HCM, a dos de los más importantes e influyentes militares contemporáneos de México. Fueron condecorados dos recordados generales. El ex secretario de la Defensa entre 1994 y el año 2000, el general Enrique Cervantes Aguirre, y el general Salvador Cienfuegos titular de la Defensa entre el 2012 y 2018. Ambos fueron también notables directores del Heroico Colegio Militar.

Creo que ambos, de generaciones y personalidad muy diferentes, hicieron grandes contribuciones para la conformación de un ejército  eficiente, mucho más especializado, y en el más amplio sentido del término, moderno y estudioso. La enorme cantidad de tareas de las que se ocupan ahora el ejército y la fuerza aérea devienen de las capacidades  de formación que, en su momento, establecieron estos generales.

Con el Gral Cervantes tengo una enorme deuda: siendo todavía un reportero muy joven, entré en contacto con el gral Cervantes para la cobertura del levantamiento zapatista y muy rápidamente establecimos una relación política y personal muy especial. Me aconsejo sobre cómo cubrir el tema (naciente) del narcotráfico, me ayudó con la seguridad en la investigación que hice durante cinco años del gobernador Mario Villanueva, de Quintana Roo, involucrado con el narcotráfico (investigación que terminó llevándolo a la cárcel) pero, por sobre todas las cosas, me permitió conocer en profundidad el ejército mexicano, desde sus instalaciones y capacidades hasta su gente y doctrina. Para un joven que venía de una traumática experiencia de persecusión política militar en Argentina, descubrir que el ejercito de mi país de adopción era completamente distinto a aquel que persiguió a mis amigos, mis padres y hermanos, a mi familia, cambió 180 grados la percepción de las cosas y creo que allí fue, con la colaboración de muchos, que aprendí que el ejército mexicano es como cualquier otro en disciplina, estructura de mando y capacidades operativas, pero que no se parece en nada a otras instituciones militares, por su origen y sus valores. por su gente, sus hombres y mujeres y la formación de reciben.

Al Gral Salvador Cienfuegos lo conocí en los primeros días de la administración Peña Nieto . Me llamó profundamente la atención la profundidad de muchas de sus reflexiones y proyectos sobre la modernización y la educación  militar, sobre lo que se podría hacer en seguridad (suya fue la idea de crear una Gendarmería que tenía todos las características que tiene ahora la Guardia Nacional pero que en su momento fue desechada por la administración Peña) pero sobre todo la forma directa y la apertura con que se podían aborda temas delicados, como los casos entonces de Tlatlaya y Ayotzinapa. En mi investigación sobre los dos casos me acercó información buena y confiable de sus propias áreas de inteligencia sin ningún tipo  de restricciones. Y con los años cultivamos una magnífica relación profesional.

Cuando hace tres años fue detenido en Los Angeles no podía salir la sorpresa y la indignación. En todo momento estuve convencido de su absoluta inocencia. Cuando tuve oportunidad de conocer el expediente de apenas 750 hoja de intervenciones telefónicas de dos narcotraficantes con ínfulas de grandeza pero en realidad de poca monta, quedó claro que todo era un invento intransitable en términos de seguridad. El general fue liberado y exonerado por las presiones del gobierno mexicano y porque había sido una de esas típicas acciones de la DEA en las que se construye un caso con mucha voluntad, poca información, mucha imaginación y nulo discernimiento. No había una sola prueba de ningún tipo contra el general Cienfuegos que había siso condecorado varias veces por el Ejército estadounidense y la propia Casa Blanca, la ultima ocasión días antes del dejar sus funciones en la Defensa, cuando recibió la Legión de Honor de manos del general John Mathis por su lucha  conjuntan y su colaboración contra el narcotráfico. Al mismo tiempo un oscuro grupo de la DEA de Las Vegas lo investigaba para tratar de ligarlo con el narcotráfico.

El general fue exonerado, los cargos levantados y regresado a México, donde volvieron a revisarse sus finanza sin encontrar nada que saliera de sus ingresos institucionales. Regresó y retomó sus responsabilidades como asesor del secretario Luis Crescencio Sandoval, porque los ex secretarios de la Defensa nunca se van al retiro, quedan siempre en activo.

Cervantes y Cienfuegos han sido dos extraordinarios secretarios de la Defensa que modernizaron la institución, la abrieron a la sociedad, asumieron nuevas tareas y sobre todo supieron enseñar a trasmitir el verdadero espíritu militar a los suyos.