Ni una coma, pero todo se altera
Columna

Ni una coma, pero todo se altera

Mientras en el senado avanzaba sin cambiarle “ni una coma”, como lo ordenó el ejecutivo, la iniciativa de la desaparición de los fideicomisos del poder judicial, muchos temas se mueven en la agenda nacional e internacional y pasan desapercibidos en Palacio Nacional.

En Palenque, durante el fin de semana  presidentes y dictadores, se tomaban fotos, sin dar respuesta a la crisis migratoria que lleva a ingresar a México a unas 6 mil personas diarias con la intención de poder llegar a los Estados Unidos. 

En la declaración de la Cumbre, como era obvio, lo que se terminó pidiendo es mayor ayuda de Estados Unidos en medio de declaraciones en contra de ese país. Pero mientras eso ocurría, la administración Biden enviaba con carácter de urgente al congreso de su país, una solicitud de presupuesto adicional que propone enviar 14 mil millones de dólares en equipo militar a Israel por el conflicto en la Franja de Gaza, otros 61 mil millones de dólares para apoyar militarmente a Ucrania y 14 mil millones de dólares para su frontera sur y atender la crisis migratoria y el tráfico de fentanilo con México. 

Si dicen que el presupuesto es política concentrada, el que se esté colocando en el mismo nivel los conflictos militares de Israel y Ucrania con la frontera norte de nuestro país, debería hacernos comprender el grado de importancia que le da la Casa Blanca a la crisis migratoria y el fentanilo de cara a las elecciones de 2024 en ese país. 

Al mismo tiempo se daba en la política estadounidense otro movimiento al que habría que estar atentos. En la encuesta más reciente de USA Today/Suffolk University sobre las elecciones presidenciales de noviembre del año próximo, Joe Biden y Donald Trump empatan con 37 por ciento de apoyo cada uno. Pero Robert Kennedy Jr., que el 10 de octubre anunció que se presentaría como candidato independiente luego de renunciar al partido demócrata, recibió un 13 por ciento, se trata sobre todo de electores que hubieran favorecido a Trump. 

Robert Kennedy JR , es el hijo de Robert Kennedy y el sobrino de John F. Kennedy. Es un personaje extraño en el mundo político: es un convencido de las políticas ecologistas y al mismo tiempo un militante antivacunas, sobre todo las de Covid, que insistió en que tendrían que tener mayor investigación antes de aplicarse. Combina principios del partido demócrata con muchos otros que resultan atractivos para la nueva derecha estadounidense, la que está harta de Trump y sus discípulos pero que tampoco quieren votar a Biden. Era una propuesta que un grupo de demócratas y republicanos venían trabajando desde hace unos meses. Ahora parece que está avanzando. 

Me recuerda la candidatura de Ross Perot que en 1992 al presentarse como independiente, como lo hace ahora Kennedy, terminó quitándole votos a George Bush y propiciando la victoria de Bill Clinton. Pero Kennedy Jr puede tener mayor recorrido que Perot. Es muy crítico con la política migratoria pero se disculpó por la declaraciones del senador John Kennedy (aquel que dijo que los mexicanos sin Estados Unidos estaríamos comiendo alimento para perros), con el que no tiene ninguna relación familiar o política, con el sólo comparte apellido, pero con el que no quiere ser confundido.

Al mismo tiempo, regresando a México, el INE luego de un ejercicio fallido la semana pasada, decidía lo que ya sabíamos: que deberán ser cinco mujeres y cuatro hombres los que presenten partidos y coaliciones para los comicios de las gubernaturas del 2024. Si la interna de Morena está alterada y confusa, la confirmación de la cuota de género provocará mayores tensiones todavía.

Y en Movimiento Ciudadano, finalmente Samuel García siempre sí  dejará la gubernatura del estado para buscar la candidatura presidencial de ese partido. Pero lo quiere hacer con una trampa legal, dejando a su secretario de gobierno, cuando la constitución local, propuesta por él mismo, lo prohíbe. Y ni el PAN ni el PRI están dispuestos a concederle nada a García que ha sido durísimo con sus opositores y que, además, se quiere ser candidato federal rompiendo el frente opositor.

García prometió que iba a gobernar seis años, por eso cambió la constitución local para que los gobernadores no renunciaran buscando una candidatura, como había hecho Jaime Rodríguez, El Bronco, pero él apenas estuvo en el gobierno dos años y ya se quiere ir. Pidió licencia unas horas después de llegar de una gira a Asia donde se comprometió con empresarios de esos países para que hicieran inversiones importantes en Nuevo León. Está en duda la inversión de Tesla en el estado, pero tanto los acuerdos con Asia como lo de la planta de Elon Musk aparentemente lo tendrá que atender otro.

Y para colmo, García no tiene asegurada ni la candidatura porque Dante Delgado subió a ella también, aunque aún sigue en Morena, a Marcelo Ebrard, con muchas más credenciales que el regiomontano. Y al tiempo que todo eso ocurría, Carlos Urzúa, el primer secretario de Hacienda de López Obrador, que se fue del gabinete criticando las decisiones económicas del mandatario, sobre todo la de acabar con el aeropuerto de Texcoco, se incorpora al Frente Amplio en una buena incorporación estrella para Xóchitl Gálvez.