El procurador general de la República, Rafael Macedo de la Concha, sabe que buena parte del futuro político del país se está jugando en la oficina que dirige desde el nuevo y moderno edificio de Paseo de la Reforma. Las secuelas del Pemexgate pueden tener una influencia determinante en ese futuro: para Macedo la intervención de la PGR no deja dudas en el asunto: lo suyo, dice, es la justicia, no le corresponde la parte política. Los delitos están muy delimitados: para Rogelio Montemayor y los otros funcionarios de Pemex la acusación por uso indebido de atribuciones, lo mismo, más la acusación de peculado simple que para los dirigentes del sindicato petrolero. Pero el verdadero tema está en una tercera carpeta: la investigación que la Unidad contra la Delincuencia Organizada y la Fiscalía para Delitos Electorales siguen en torno a los recurso que pudieran haber llegado del sindicato petrolero al PRI, una investigación que ya está muy avanzada, dice Macedo y que pronto se pondrá en manos de la justicia. Ese expediente el 055/FEPADE/2002 contiene el verdadero secreto del Pemexgate.