Claudia en el limbo chiapaneco
Columna

Claudia en el limbo chiapaneco

La retención en Motozintla de Claudia Sheinbaum por un grupo de hombres encapuchados y presuntamente armados, no fue como dijo el presidente López Obrador, un simple acto de propaganda o incluso, como dio a suponer, un montaje. 

Es la demostración de por lo menos dos cosas: primero, que el equipo de seguridad de la candidata de Morena no funciona como debería. Claudia va acompañada por un amplio dispositivo de seguridad conformado sobre todo por militares, y es inconcebible que pueda ser bloqueada en una de las regiones más peligrosas del país sin que nadie reaccione. Segundo, que falló la inteligencia federal porque no fue un evento espontáneo y tendría que hacer sido detectado. Tercero que el estado está en manos de los criminales: la administración de Rutilio Escandón, hace tiempo que dejó en manos de los grupos criminales el control del estado y sobre todo de la frontera sur.

Es gravísimo y resulta evidentemente un grave problema de seguridad interior: estamos hablando de la pérdida de control del Estado mexicano sobre una parte de sus territorios y sus fronteras.

Podrá gustar o no, pero la seguridad de Claudia falló, debe revisarse y reforzarse porque hay muchas zonas del territorio nacional que están en una situación tan difícil como la de Motozintla, donde fue detenida la candidata.

En Chiapas la situación es delicadísima. Ya decíamos días atrás en este espacio que la conformación de nuevos grupos criminales no es más que la expresión de distintas organizaciones, algunas armadas, que están confluyendo entre sí para enfrentarse con los Chapitos que han entrado a la zona a sangre y fuego.

Los grupos de cárteles de Chiapas-Guatemala acusan al gobernador Rutilio Escandón, a la secretaria de Gobierno, a los principales funcionarios de seguridad del estado, de trabajar para los hijos del Chapo Guzmán a cambio de fuertes sumas de dinero. 

Mientras tanto siguen los enfrentamiento entre grupos criminales, con numerosos fallecidos y desplazados sin que alguna autoridad se aparezca para siquiera constatarlo. Es parte del combate que libran los grupos los Chapitos con los de Chiapas y Guatemala, respaldados por el CJNG. 

Esta lucha,  decíamos, parece ser, en realidad, el trasfondo de la que sostienen desde hace tiempo los Chapitos con el Mayo Zambada, que se ha agudizado en las últimas semanas. Chiapas siempre fue territorio de El Mayo a través de uno de sus principales operadores, Gilberto Rivera Amarillas apodado El Tío Gil, que mantenía la relación y el control con grupos locales y de Guatemala, lo mismo que con diferentes autoridades, a ambos lados de la frontera. Cuando llegó Rutilio Escandón a la gubernatura ese equilibrio se rompió, el Tío Gil fue detenido y extraditado, su hijo lo relevó y fue asesinado lo mismo que otros de sus operadores. Y el control de la zona se la quedaron los Chapitos que doblegaron a los grupos del Mayo en el estado. 

El jefe de los Chapitos en Chiapas es Jesús Esteban Machado, El Güero Pulseras, que impuso cuotas a todos los demás grupos locales, y se apropió de la frontera. Comenzaron a ser resistidos primero desde Guatemala, pero al mismo tiempo todos esos grupos fueron aliándose para conformar el cártel Chiapas-Guatemala.

 El cártel e Sinaloa pudo soportar la guerra que libraron contra ellos los Zetas, los Beltrán Leyva y Juárez en el pasado porque lograron mantenerse unidos mediante una suerte de triunvirato integrado por el Chapo Guzmán, el Mayo Zambada y el Azul Esparragoza. El Chapo cumple cadena perpetua en Estados Unidos; El Azul se supone que falleció por causas naturales. El Mayo está en libertad pero con fuerza menguadas, personales y operativas. Tiene 76 años, el cártel se ha dividido y ha sufrido golpes fuertes. El hecho de que su hijo y su hermano se hayan convertido en testigos protegidos de la DEA y hayan brindado testimonio contra el Chapo en el juicio de Nueva York lo ha deslegitimado ante otros grupos dentro y fuera del cártel.

La ruptura con lo que ahora conocemos como el CJNG se dio hace años, cuando éste era un grupo subordinado a Nacho Coronel. Desde la muerte de Coronel se fueron distanciando hasta romper. Después de la deportación de su padre, los Chapitos parecían muy débiles, pero fueron apoyados por el Mayo y los ayudó también la caída de Dámaso López.

Pero los Chapitos ya se habían involucrado de lleno en un negocio que les dio, muy rápidamente, enormes recursos: el tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos. Ellos abrieron ese mercado y con esos recursos se hicieron poderosos. Todavía cuando fue el culiacanazo, El Mayo unió fuerzas con los Chapitos para frenar la detención de Ovidio, pero luego vino el juicio de El Chapo, con la participación como testigos de los Zambada y todo se rompió. 

Y comenzó la guerra contra El Mayo. Todo esto empezó en Chiapas a inicios del sexenio, ahí fue el primer enfrentamiento abierto, donde los Chapitos se deshicieron de los líderes de El Mayo e impusieron los suyos. Chiapas, la tierra donde retener y amenazar a una candidata presidencial no tiene costo alguno.