Parece ya un guión demasiado gastado. El día del maestro, los integrantes de la CNTE llegan a la ciudad de México, toman las calles y actúan cada vez con mayor violencia. Llegan de Oaxaca, Michoacán, tienen apoyo en el DF y no parecen tener problemas para actuar a sus anchas. Ayer no fue la excepción, la desidencia magisterial tomo la sede de la SNTE, arrojaron bombas molotov, productos químicos, agredieron a periodistas, fueron a Los Pinos, rompieron vallas hasta llegar a la puerta de la residencia presidencial y nadie los molestó, ni la policía federal preventiva, ni miembros de la secretaría de seguridad pública del DF.