Adolfo Aguilar Zinser no dejará la representación de México en la ONU y su lugar en el Consejo de Seguridad, por sus declaraciones en la universidad Iberoamericana la semana pasada , cuando dijo que México es tratado como un patio trasero por los Estados Unidos. No puedo creer que Adolfo haya realizado esas declaraciones sin intención y como consecuencia de un simple lapsus diplomático.
No es verdad: Adolfo Aguilar Zinser no dejará la representación de México en la ONU y su lugar en el Consejo de Seguridad, por las declaraciones de la semana pasada en la universidad Iberoamericana, cuando dijo que México es tratado como un patio trasero por los Estados Unidos, entre otras controvertidas declaraciones, al mismo tiempo que se iniciaba la reunión binacional México-Estados Unidos en Washington.
No puedo creer que Adolfo haya realizado esas declaraciones sin intención y como consecuencia de un simple lapsus diplomático. Sabía desde tiempo atrás que la oposición a su gestión era manifiesta y eso no era una novedad: en realidad ese enfrnetamiento comenzó desde el mismo momento en que Aguilar Zinser buscó esa posición en Nueva York. El entonces canciller Jorge Castañeda tenía otro nombre para la representación en la ONU, era el experimentado embajador Jorge Eduardo Navarrete. Incluso poco antes de asumir el cargo en el consejo de seguridad, se realizaron distintas reuniones entre el canciller Castañeda, Navarrete y el representante estadounidense en la ONU, John Dimitri Negroponte. Pero fue entonces cuando Aguilar Zinser decidió buscar esa posición apelando directamente al presidente Fox, buscando ser removido del área de coordinación de seguridad pública y nacional, donde nunca pudo terminar de aglutinar posiciones diversas, y sobre todo en aquel momento, muy enfrentadas del secretario de seguridad pública, Alejandro Gertz, el procurador Rafael Macedo de la Concha, el secretario de la Defensa, Ricardo Clemente Vega García y el director del CISEN, Eduardo Medina Mora. Adolfo apeló directamente a Fox y pese a la oposición manifiesta de Castañeda, fue designado como representante en Washington. Ello provocó la ruptura total de una alianza y amistad política que Aguilar Zinser y Castañeda habían mantenido durante años.
Implicaba también un paso más en el proceso de aislamiento de Castañeda en el gabinete presidencial y un giro en la política diplomática de la administración Fox que, luego de la búsqueda de una estrecha alianza y mecanismos de cooperación con Washington (aquella enchilada completa que pretendía Castañeda) pasó, ante el debate interno que se suscitó por la posición a adoptar luego de los atentados del 11 de septiembre, a buscar una mayor distancia con Washington, que fue correspondida por un enfriamiento notable de la relación del presidente Bush con el gobierno de Vicente Fox.
Ya en la reunión de la APEC en octubre del 2002 en Los Cabos, Baja California, Bush había pedido la salida de Aguilar Zinser por las diferencias generadas en el consejo de seguridad. Fox mantuvo al representante en la ONU y se fue distanciando cada vez más de Castañeda y acercándose a Aguilar Zinser. Al principio del 2003 se alcanzó la mayor distancia entre ambas administraciones: Castañeda renunció y en su lugar fue designado Luis Ernesto Derbez, un hombre que tenía desde tiempo atrás un fuerte enfrentamiento con el propio Castañeda y que, momentáneamente, como reflejo de ese enfrentamiento y mientras tomaba el control de la cancillería, se apoyó en Aguilar Zinser. Este no sólo respaldó plenamente la posición de Francia y Alemania ante la guerra en Irak, sino que fue una pieza fundamental en la negociación para cohesionar a otros países en torno a esa postura. La administración Fox que, como casi siempre, se basó más en las encuestas que en sus propias líneas de decisión política, vio que la oposición a la guerra era popular y se mantuvo en esa posición, llegando incluso al exceso diplomático (que no efectuó ningún otro mandatario) de lanzar un mensaje en cadena nacional en contra de la intervención estadounidense cuando ésta apenas estaba por comenzar. El frío se convirtió en hielo y la relación México-Estados Unidos entró en su peor etapa en mucho tiempo.
Pero con el paso de los meses, y con la comprobación empírica que la posición ante Irak no generó votos para el foxismo el pasado seis de julio, poco a poco el gobierno y el propio Derbez fueron cambiando de posición en el tema hasta dar un giro de 180 grados. Derbez comenzó por deshacerse de todos los principales colaboradores de Castañeda en la cancillería (y en diciembre terminará la limpieza entre embajadores y cónsules) y para eso Aguilar Zinser le era útil, pero cuando vio que éste se manejaba con posiciones propias y con línea directa con Fox, también se distanció de él, sobre todo cuando Derbez comenzó a tener una relación constante con Colin Powell y empezó, también, a modificar la posición respecto a la guerra y a Estados Unidos.
No se trata simplemente de algo ideológico. Derbez concibe la cancillería como el gran impulsor, sobre todo, de un renglón: las relaciones comerciales, y a eso subordina lo demás. Y en esa lógica inscribe una relación privilegiada con Estados Unidos. Se podrá argumentar que la visión de Castañeda era similar respecto a priorizar la relación con Washington, pero no es así: la política de Derbez no es de un "castañedismo sin Castañeda", es una política diferente. El anterior canciller, hacia girar en torno a la relación con Estados Unidos, una agenda amplia y compleja, al tiempo que ponía mucho interés en las relaciones con la Europa Comunitaria y con algunos países latinoamericanos. Acertado o no en su concepción (estereotipos aparte, Castañeda tuvo muchos aciertos y también varios errores en su gestión) buscaba un espacio protagónico acorde con el momento inicial del foxismo: la "enchilada completa", el acuerdo migratorio, el liderazgo regional. La estrategia tenía repercusiones económicas pero era esencialmente política.
La estrategia que está planteando Derbez es exactamente la contraria aunque ronde también en torno a los Estados Unidos: es una agenda básicamente comercial y económica, en torno a la cual giran la política y la diplomacia. Por eso, dice Derbez que el prefiere comer la enchilada en trozos, por eso se avanzará -como lo adelantaron el Wall Street Journal y el Financial Times- no hacia un acuerdo migratorio sino hacia un esquema de trabajadores agrícolas huéspedes, en una reedición del programa paisano. Por eso Derbez dejó que fuera Colin Powell el que desmintiera a Aguilar Zinser con aquello del patio trasero y por eso mismo, también y fuera de agenda, fue recibido por el presidente Bush ese mismo día en la Casa Blanca: ésta enviaba al presidente Fox el mensaje de que querían entenderse con Derbez y que el precio era la cabeza que generosamente había colocado en el cadalso el propio Aguilar Zinser.
El presidente Fox está de acuerdo con su canciller en este punto y eso antes de las declaraciones de Adolfo. Ya hace tiempo ha dicho en privado que el centro de su política exterior en los tres años que le quedan en el poder se centrará en la relación económica y comercial con Estados Unidos, incluso que en el futuro disminuirán sus viajes a otros países y continentes para abocarse a rescatar la relación con Washington. En ese camino, incluso, se ha resignado cualquier intento serio de mantener un esquema de fuerte liderazgo en América Latina, un espacio que le fue cedido a un país tan amigo como enfrentado geopolíticamente con México desde siempre, como es Brasil. La mejor demostración se tuvo en la cumbre Iberoamericana de Bolivia, donde el presidente Lula impuso prácticamente todas sus propuestas, incluyendo la del secretariado permanente de la cumbre. La administración Fox ha decidido plegarse a reconstruir la relación con Washington con base a la propia agenda estadounidense: por eso se terminó apoyando a Arnold Schwarzenegger en California y por eso, el teléfono rojo que antes enlazaba a Colin Powell con Castañeda ahora está dedicado exclusivamente a temas de seguridad y enlaza a Tom Ridge con Santiago Creel.
Aguilar Zinser no cae por sus declaraciones (que fueron un error diplomático grave aunque simplemente actuaron como catalizador de una decisión que ya estaba tomada, sólo faltaba decidir cuando se daría a conocer), sino como consecuencia de algo más sencillo y profundo: lo que cambió fue la política de México hacia Estados Unidos.
Los hermanos Paradela, libres
Ayer hablamos en este espacio del injusto arraigo que sufrían dos empresarios, los hermanos Julio y Miguel Paradela, acusados de narcotráfico. Ayer mismo, en la tarde, la PGR (y en ello jugó un papel protagónico el subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos) decidió levantar los cargos (con las llamadas reservas del caso) y el arraigo a los dos hermanos y a los dos trabajadores de Pakmail detenidos. Simplemente se hizo justicia.