Griselda, Ovidio, el silencio
Columna

Griselda, Ovidio, el silencio

Ayer en la mañanera la presidenta Sheinbaum se mostró entre exasperada y contradictoria cuando fue interrogada sobre los temas de Ovido, su familia, la declaratoria de terroristas a criminales mexicanos, y terminó mezclando todos los temas con el telón de fondo de la inconformidad de no tener la más mínima información de Estados Unidos sobre esos temas.

Dijo la presidenta que Estados Unidos “tiene que dar la información, no hay información; no tenemos la información oficial pública que diga porque entró está familia (la de Ovidio a la Unión Americana). Hay que recordar primero, el tema de la extradición (de Ovidio Guzmán), si hay una política de no negociar con terroristas, porque en una decisión de ellos, deciden nombrar a algunas organizaciones del crimen organizado como terroristas, pues que informen si hay un acuerdo o no hay un acuerdo, cómo es que están llegando a un acuerdo, cómo es lo que hacen”.

Estados Unidos no dará información sobre el caso Ovidio hasta julio próximo cuando sea la audiencia en la que se declarará culpable y se oficializará el acuerdo de colaboración con la justicia de ese país, que por lo que se ve es de alto nivel (no es normal que se acoja a toda la familia de un testigo colaborador para darle protección). Y buena parte de la información será confidencial y quién sabe cómo se utilice.

Estados Unidos está en su derecho a declarar como terroristas a los grupos del crimen organizado que operan con un nivel insostenible de violencia contra la población. Sé que en el gobierno federal no están de acuerdo pero creo que nosotros tendríamos que tener una posición similar. Una cosa en no negociar con terroristas en casos específicos, ante secuestros u otro tipo de extorsiones, y otra, siempre se ha hecho, es negociar para obtener confesiones y colaboración de terroristas o narcotraficantes. Así se llegó a muchos de los principales terroristas de las últimas décadas, incluyendo Osama Bin Laden.

Tiene razón la presidenta Sheinbaum al pedir que en el caso de Ovidio debería haber información sobre su proceso, porque fue detenido en México, porque su captura en el operativo en Jesús María, Sinaloa, coordinado por el ahora secretario de la Defensa, Ricardo Trevilla, costó vidas y enormes esfuerzos, y porque teniendo procesos abiertos en México Ovidio fue extraditado a Estados Unidos. Tiene razón, pero es evidente que la Casa Blanca (o el departamento de justicia, que maneja Pam Bondi) no dará esa información como no ha dado la relacionada con la captura de El Mayo Zambada y Joaquín Guzmán López. Es consecuencia, ya lo hemos dicho, de la falta de confianza que generó el presidente López Obrador desde mucho antes de que asumiera el presidente Trump; y en la recuperación de esa confianza está trabajando la presidenta y el gabiente de seguridad, aunque faltarán decisiones políticas y tiempo para recuperarla plenamente.

Sobre la familia de Ovidio hay un punto que no es menor. El martes, Omar García Harfuch dijo que contra ellos no había ordenes de aprehensión y que por eso pudieron salir del país e ingresar legalmente a Estados Unidos. Me imagino que en migración, en México, en la garita de San Isidro, no deberían estar muy atentos porque repentinametne arribaron, se asegura que la mayoría en vuelos privados, 17 familiares de la familia Guzmán, incluyendo la madre de Ovidio, Griselda Guzmán López, juntos, en forma repentina y nadie se enteró. La información no la dio el gobierno sino el reportero sinaloense Luis Chaparro con datos y video incluído¿La hubiera dado Estados Unidos? Lo dudo.

Me llama la atención lo de Griselda. Ella sí es una figura importante del cártel, así está en la publicidad dada a conocer desde hace años en Estados Unidos. Lo era en la relación con políticos y con distintos negocios, incluyendo contratos con los gobiernos del estado a través de sus empresas, incluyendo una cementera, llamada JM. El rancho de Jesús María donde fue detenido Ovidio, era de su propiedad, y unos días antes de la caída de su hijo, se había realizado un gran evento navideño donde se regalaron juguetes a niños de la región y que terminó con una comida encabezada por la señora Griselda en la que participaron varios funcionarios estatales.

De todas las parejas del Chapo, Griselda fue la que tuvo su confianza en temas operativos, independientemente de las otras relaciones de Joaquín. Su hijo mayor, Edgar, el hermano de Ovidio y Joaquín, de entonces 22 años, fue asesinado Culiacán en 2008, en una confusión (un grupo del Mayo Zambada lo mató, junto con otros tres amigos, confundiéndolo con sicarios de los Beltrán Leyva, paradójicamente quien encabezaba ese comando era uno de los Inzunza, que fue perdonado por el Chapo, el grupo que ahora fue declarado terrorista y está aliado con el Chapo Isidro y los mayitos, en contra de los chapitos). Edgar era visto por Joaquín como su verdadero sucesor, y su muerte fue la que terminó elevando a Iván Archivaldo (su medio hermano) a los principales niveles del cártel, luego de la extradición de El Chapo. Fue el que también se ganó la animadversión de sus ex aliados y de todos sus enemigos y aparentemente abandonado por su familia.

Lo cierto es que Griselda nunca fue molestada. Pocos como ella saben de las relaciones políticas y empresariales de esa organización, sobre todo en Sinaloa. Y de eso tampoco tendremos información.

Hoy llega el embajador Ronald Johnson, un hombre de todas las confianzas de Donald Trump, ya comprobaremos la fuerte influencia, en todos estos temas, del ex representante en El Salvador, con más de 40 años de experiencia en la CIA y el ejército.

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