Fox y Castro: imágenes de una guerra de papel
Columna JFM

Fox y Castro: imágenes de una guerra de papel

Ayer, el canciller Felipe Pérez Roque ofreció una larguísima conferencia de prensa, descargó un alud de adjetivos, hizo acusaciones, presentó una lista de personas que se habían reunido con los dos dirigentes del Partido Comunista Cubano. Pero lo importante no fueron esas largas disquisiciones del canciller, lo importante fue el tono, el mensaje entre líneas: Cuba estaba dispuesto si no a mejorar, por lo menos a no profundizar la crisis diplomática con México. ¿Por qué bajaron el nivel de la confrontación? Por una sencilla razón: pese a las horas hablando y los adjetivos, prácticamente no hubo revelaciones.

El estilo de la diplomacia cubana es muy extraña. Ayer, el canciller Felipe Pérez Roque ofreció una larguísima conferencia de prensa de varias horas, descargó un alud de adjetivos, hizo acusaciones, presentó una lista de las personas que se habían reunido con José Antonio Arbezú y Pedro Lobaina, los dos dirigentes del Partido Comunista Cubano que estuvieron entre el 2 y el 22 de abril pasado en México y cuya visita, aparentemente, fue el detonante de la más reciente crisis entre los gobiernos de México y Cuba.

Pero lo importante no fueron esas cinco horas de largas disquisiciones del canciller cubano, lo importante fue el tono, el mensaje entre líneas: Cuba estaba dispuesto sino a mejorar por lo menos a no profundizar la crisis diplomática con México, quizás en respuesta implícita a la carta que el martes en la tarde le había enviado Luis Ernesto Derbez al propio Pérez Roque. ¿Por qué bajaron el nivel de la confrontación?. Por una sencilla razón: pese a las horas hablando y los adjetivos, prácticamente no hubo revelaciones. Los dos pequeños videos de Carlos Ahumada estuvieron muy lejos de lo que se esperaba que pudieran presentar los cubanos luego de tener detenido al empresario durante un mes en La Habana: fueron lo mínimo posible para salvar la cara. Mostraron a Ahumada hablando de un ofrecimiento de los videos a "ellos" (el que dice que "ellos" son funcionarios del gobierno mexicano es Pérez Roque, no Ahumada en el video) a cambio de protección y negocios, que además no le cumplieron, con lo cual justifican el párrafo incluido en el comunicado del miércoles pasado cuando fue deportado el propietario del grupo Quart. Y agregaron otro pequeño video como para justificar que éste no fue torturado ni presionado en La Habana. Y allí se acabó la información que proporcionó Pérez Roque: lo demás fueron opiniones, algunas lógicas y bien argumentadas, otras francamente teatrales y mentirosas. Pero que se alejaban del ámbito de confrontación real. En los hechos guardaron sus cartas para esperar la reacción del gobierno mexicano, una reacción que, como vimos con los comunicados que en la noche leyeron el canciller Derbez y el secretario Creel, ha sido también muy cauta.

Quedan muchas lecciones políticas de lo que sucedió ayer y que se viene arrastrando en la relación bilateral desde hace varios meses. Primero, que el problema es sistémico, de sistemas políticos diferentes, por el cambio sufrido en México y que Castro quisiera revertir por lo menos en un sentido: en recuperar la vieja relación entre ambos países (cuando México era una "auténtica revolución", como dijo Fidel Castro el pasado primero de mayo) de mutua protección. Habrá que buscar un nuevo cauce a la relación entre ambos países pero lo cierto es que con los cambios políticos ocurridos en México, ese regreso al pasado será, prácticamente, imposible.

El segundo punto interesante es comprobar cómo Cuba se ha convertido y se lo ha dejado convertir, en un tema de la agenda interna de México. El gobierno de Castro puede opinar, operar, decidir en la vida política interna de México y de una u otra forma tanto los gobiernos como los partidos políticos lo han permitido de una forma que, sin duda, jamás se lo hubieran permitido sin un costo político y diplomático a cualquier otro gobierno extranjero. Ello se relaciona con otro aspecto: el gobierno cubano considera a la de Vicente Fox como una administración débil, influenciable, probablemente por lo mismo que argumentó Pérez Roque: ¿por qué se molestaron tanto, se preguntó en otras palabras, por el discurso del primero de mayo de Fidel si con anterioridad cuando se distribuyó el audio de la conversación del "comes y te vas" Castro había dicho cosas mucho más duras y no había pasado nada?

Pero quizás la mejor demostración de esa intención de intervenir y jugar en la política interna de México lo dio la propia intervención de Pérez Roque: el ataque estuvo focalizado en exclusivamente tres personas y dejando fuera, de alguna manera, tanto al presidente Fox como al canciller Derbez, como para poder tener un espacio para recomponer la relación. Obviamente la "bestia negra" sigue siendo Jorge Castañeda, aunque se debe reconocer que en este conflicto el ex canciller no tuvo absolutamente nada que ver (y recuerda esta insistencia de involucrar a Castañeda en el conflicto a la estrategia de involucrar, a como dé lugar y aunque tampoco, en este caso, existan elementos que sirvan para confirmar la tesis, a Carlos Salinas de Gortari en el complot con López Obrador). Y Castañeda sigue siendo un precandidato presidencial para el 2006. Pero el resto de los ataque fueron dirigidos sólo a dos personas. Por una parte, contra Santiago Creel al que se acusó prácticamente de todo, incluso como si fuera el responsable de la política exterior mexicana. Pérez Roque estaba "indignado" porque Castro había sido insultado en forma soez por Creel…porque Creel dijo que "el problema era con Castro no con Cuba". Quién sabe en qué consistió el insulto, quizás en no tratar a Castro como excelencia o de perdida como comandante, pero parece algo mucho menor que lo dicho por el propio Castro calificando al gobierno mexicano de mentiroso, prepotente, subordinado a otras naciones, habiendo perdido sus fronteras y su dignidad. Y Pérez Roque se quejaba amargamente de las formas de Creel y aseguraba que él (y el presidente del PAN, Luis Felipe Bravo Mena) se referían a Castro como no lo hacen ni siquiera los grupos contrarrevolucionarios (sic). El otro gran objetivo de Pérez Roque fue el secretario de energía, Felipe Calderón, al que acusaban, incluso, de haber estado en Cuba y ahora, de haber criticado al régimen. Claro, como la conferencia de prensa se trasmitía en Cuba, el canciller no leyó para el público local, en su larguísima conferencia de prensa, cuáles eran los terribles juicios que Calderón y Creel habían hecho contra Cuba o contra Castro. Pero lo importante no es eso: es que en los hechos, lo que hacía el gobierno cubano era golpear, poner su distancia, marcar, a los que son, además de miembros del gabinete presidencial, sobre todo los dos principales precandidatos del PAN para el 2006.

Ello permitió además otra cosa, ocultó todo este debate uno de los temas de fondo en los disensos entre México y Cuba: el tema de los derechos humanos. Se habló de todo, pero no de la situación de los derechos humanos en Cuba. Es más Pérez Roque, repitiendo lo dicho por Castro el primero de mayo, hizo una dura crítica a México por la situación de los migrantes nacionales en Estados Unidos y a la vergonzosa situación que implica el que la segunda fuente de ingresos de México sean las remesas de los migrantes. Y es verdad, sólo olvidó decir que más de un tercio de la población de Cuba ha huido del país, vive fuera de Cuba por razones políticas o económicas, que cotidianamente decenas de cubanos buscan como salir de Cuba de la forma que sea, que esos hombres y mujeres cuando son detenidos por las propias autoridades cubanas son encarcelados (¿se imagina usted a las autoridades mexicanas deteniendo a todo paisano que intente cruzar la frontera hacia Estados Unidos?) y algunos de ellos pueden terminar, como sucedió con los jóvenes que secuestraron un ferry para tratar de huir a Estados Unidos, fusilados luego de un juicio sumario. Pero además, olvidó decir que las remesas son la principal fuente de ingresos de Cuba. Con una diferencia, a quienes envían remesas del exterior en México los llamamos paisanos y se los recibe con afecto, para los cubanos son gusanos contrarrevolucionarios y no pueden ingresar la país, y esas remesas, cuando llegan por vías financieras, son captadas por el gobierno cubano y luego redistribuidas a sus receptores originales.

Y un último punto que no es menor: más temprano que tarde, el castrismo concluirá en Cuba. Podrán haber puesto en su constitución que ese sistema será inalterable por los tiempos de los tiempos, pero la experiencia internacional demuestra que después de un gobierno unipersonal tan prolongado, de casi medio siglo, los regímenes se derrumban. La pregunta a los defensores a ultranza del régimen castrista alegando que es benéfico para nuestra soberanía nacional, es qué ocurrirá cuando ese régimen caiga, cuando sea reemplazado por otro y en Cuba se recuerde que México lo acompañó hasta sus últimos momentos. Allí perderemos mucho más que lo que podemos estar cosechando ahora.

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