La política de barandilla
Columna JFM

La política de barandilla

Tan degradado está nuestro ambiente político a sólo una semana del cuarto informe del presidente Vicente Fox que prácticamente no hay un tema de la agenda política que no pase por el ámbito judicial. Cuando nuestros funcionarios y dirigentes partidarios dicen que no quieren ?politizar? la justicia están diciendo una media verdad: en realidad lo que ha sucedido es que se ha judicializado tanto la política que la única forma de debate entre los principales actores pareciera pasar por el proceso penal recíproco, y éstos son utilizados no sólo para deslegitimar sino también como una suerte de coartada para tratar de posicionarse políticamente.

Tan degradado está nuestro ambiente político a sólo una semana del cuarto informe del presidente Vicente Fox que prácticamente no hay un tema de la agenda política que no pase por el ámbito judicial. Cuando nuestros funcionarios y dirigentes partidarios dicen que no quieren "politizar" la justicia están diciendo una media verdad: en realidad lo que ha sucedido es que se ha judicializado tanto la política que la única forma de debate entre los principales actores pareciera pasar por el proceso penal recíproco, y éstos son utilizados no sólo para deslegitimar sino también como una suerte de coartada para tratar de posicionarse políticamente.

Los ejemplos son innumerables y el más notorio es el del caso López Obrador y su desafuero. Pero hay muchos más: relacionado con el propio gobierno capitalino está la ridícula sentencia que recibió Carlos Imaz de 3 años de prisión que, en realidad, los canjeará por módicos 100 mil pesos de fianza, todo por recibir sobornos del empresario Carlos Ahumada y utilizarlos, se supone, en las campañas electorales del PRD. Lo paradójico del caso es que mientras Imaz, al que todos vimos recibir el dinero, guardarlo en bolsas de supermercado y que hasta ahora no ha podido comprobar en qué utilizó esos millones, se quedará en su casa, contemplando como máximo castigo el que haya perdido ese lucrativo espacio político que es la delegación Tlalplan en la ciudad de México, su esposa, que sabía del delito que estaba cometiendo su esposo, seguirá al frente de las obras más importantes del GDF y de la secretaría de Medio Ambiente. Peor aún, René Bejarano sigue siendo, de facto, dirigente del PRD en la capital del país y no ha sido molestado ni con el pétalo de una rosa y con el antecedente de la "sanción" aplicada a Imaz podrá, si algún día pierde el fuero que lo protege, dormir tranquilo: será un corrupto público que nunca pisará la cárcel. ¡Ah!, pero ¿cómo la está pasando el que osó denunciar a Imaz y Bejarano y al secretario de finanzas, Gustavo Ponce Meléndez?. El empresario Carlos Ahumada dice que fue chantajeado por esos y otros políticos, el GDF dice que él es el corruptor. Probablamente los dos tengan parte de razón, pero mientras tanto Ahumada está en prisión bajo estrictas medidas de seguridad y ayer mismo, mientras la justicia capitalina se comportaba tan graciosamente con Imaz, una juez de distrito de la ciudad, decidía que Ahumada no puede tener en su celda, mientras es procesado (recordemos que hasta ahora no ha sido declarado culpable de nada) ni radio, ni televisión, ni un aparato para escuchar música, ni computadora, ni mesa ni un sillón. La politización de la justicia: Bejarano organizando desde su casa la marcha del 29 de agosto; Imaz declarado culpable pero también en su casa previo pago de una pequeña fianza; Ponce Meléndez fugado, al igual que Octavio Flores Millán…y Ahumada preso con medidas de seguridad similares a las de un Osiel Cárdenas. ¿Quién le manda desafiar a El Rey?: los primeros robaron para la corona, el último cometió el grave pecado de develarlo.

Mientras tanto, el nuevo subsecretario de gobierno de la SG, Felipe González, llegará a ese puesto con una demanda penal en su contra presentada por el PRI, durante su gestión como gobernador de Aguascalientes. Y su vecino Ricardo Monreal que dejará con buenas cuentas el gobierno de Zacatecas en las próximas semanas, recibió ayer una demanda de juicio político en su contra lanzada por sus opositores del PRI y el PAN por supuesto malos manejos electorales. Las demandas son importantes porque difícilmente podrá comprobarse en estos casos delitos, pero sirven para paralizar a adversarios políticos potenciales: el margen de negociación del nuevo subsecretario estará acotado y en el caso de Ricardo muchos tienen miedo, dentro y fuera de su partido, que su figura crezca como para eclipsar a otros personajes, sobre todo si el desafuero contra López Obrador finalmente procede.

Allá en el sureste, mientras tanto, el presidente municipal de Benito Juárez, donde se encuentra Cancún, en Quintana Roo, el ya famoso Chacho, Juan Ignacio García Zalvidea, regresa a su cargo, luego de dos resoluciones de la Suprema Corte desconociendo el concejo municipal que, a su vez, lo había reemplazado. La decisión de la Corte, por supuesto, debe aceptarse, en ése y en todos los casos, pero nadie puede olvidar cómo se ha hecho la fortuna de los hermanos García Zalvidea y cómo el Chacho ha sido acusado (aparentemente con pruebas concluyentes) de haber desfalcado al municipio. Pero eso no parece ser demasiado importante: lo es, por el contrario, la utilización, en uno u otro sentido, de las demandas y contrademandas para fortalecer una posición política. Por lo pronto, García Zalvidea coquetea con López Obrador en el DF (paradójicamente si se aplicara la misma lógica en el caso del jefe de gobierno que en el del edil, López Obrador tendría que resignarse a ser desaforado de su cargo) y muy probablemente se convertirá en candidato del PRD en Quintana Roo, poco importa su pasado, las acusaciones contra su hermano Fernando por narcotráfico y lavado de dinero, su paso turbulento por el PAN y el PVEM, las propias demandas en su contra por malversación de fondos. Es popular y la Corte dijo que, pese a todo, tenían que reinstalarlo en su cargo ¿porqué no puede ser candidato del PRD como antes lo fue de Acción Nacional o del Verde?

Lo que está sucediendo en el priismo del estado de México es, también, de antología. En realidad lo que se están disputando varios personajes, teniendo en el centro del desaguisado al dirigente local del partido, Isidro Pastor, es la candidatura priista en el estado, una candidatura en la que sólo Isidro parece estar de acuerdo con que él merece ser el indicado para la misma. Pastor, para lograr la candidatura ha hecho de todo, y le está lloviendo de todo, incluyendo demandas penales. El propio Pastor ha contestado con varios golpes bajos y reunió un consejo político que colocó candados destinados a impedir que cualquiera de sus reales adversarios llegue a esa posición, madrugando incluso al gobernador Arturo Montiel al que pareciera que este proceso se le escapó de las manos. Lo mejor se dio el lunes, cuando Pastor se reunió con dirigentes del PRD y les anunció que los 23 diputados mexiquenses votarán en contra del desafuero a López Obrador, a pesar de que su partido, apenas la semana pasada, había anunciado que aún no se pronunciaría sobre el tema. Pastor, como el Chacho, es otro que tiene demandas penales en su contra pero que buscará librarse de ellas vía el coqueteó, si no logra convencer a los suyos, con otros partidos. Ya cuesta imaginarse a alguien como García Zalvidea como candidato del PRD en Quintana Roo, ¿se imagina usted a Isidro Pastor como candidato del PRD en el estado de México? Todo es posible en la dimensión desconocida en la que se ha convertido la política de barandilla en nuestro país.

Dos más de justicia y poder

Primero. El Tribunal Electoral del estado de Oaxaca, demostrando eficiencia, soberanía y capacidad de gestión ejemplares, en apenas dos horas logró revisar 630 impugnaciones de la coalición Todos Somos Oaxaca de la elección del primero de agosto pasado, para aceptar sólo 9 de ellas. No deja de ser notable: revisaron 315 impugnaciones por hora, o sea más de cinco impugnaciones por minuto. Ningún otro tribunal en el mundo tiene esa celeridad temeraria. Casualmente, seguramente premiado por esa eficiencia terminal, su presidente Ricardo Porfirio Sibaja Ilescas fue ayer mismo propuesto para convertirse en magistrado del poder judicial de la federación. ¿Quién cree usted que será su principal impulsor?

Segunda. No se debe perder de vista en este escándalo por la sucesión de la señora Olga Azcárraga, que incluye numerosas y valiosísimas obras de arte, un dato. Durante mucho tiempo, quien manejó a la señora Olga y muchos de sus recursos, fue el sacerdote Jacques Cherveriat, nada menos que quien fuera el asesor financiero (y socio económico) de Carlos Cabal Peniche, y al cual, pese a participar de muchos de los negocios de éste, se le permitió una graciosa huida y refugiarse en su natal Francia donde vive en una lujosísima villa en Lyon.

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