López Obrador: ?no somos iguales?
Columna JFM

López Obrador: ?no somos iguales?

A seis meses del estallido de los videoescándalos, Andrés Manuel López Obrador aseguró que en su administración ?no se protege a nadie?. ?No somos iguales?, agregó comparándose con las demás autoridades. Lamentablemente no es así: resulta evidente que existe una protección del gobierno de la ciudad a sus partidarios involucrados en casos de corrupción y una persecución declarada contra quienes el jefe de gobierno considera sus enemigos. El jefe de gobierno capitalino cree y actúa con base en aquello de que ?a los amigos justicia y gracia, a los enemigos la justicia a secas?. Así ha actuado con los casos de corrupción descubiertos en su administración y en seis meses no se ha movido ni un ápice de ello.

A seis meses del estallido de los videoescándalos, el jefe de gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador aseguró que en su administración "no se protege a nadie". "No somos iguales", agregó comparándose con las demás autoridades. Lamentablemente no es así: resulta evidente que existe una protección del gobierno de la ciudad a sus partidarios más cercanos involucrados en casos de corrupción y una persecución declarada contra quienes el jefe de gobierno considera sus enemigos. Lo dijimos en su momento y ahora se lo debe reiterar: López Obrador cree y actúa con base en aquello de que "a los amigos justicia y gracia, a los enemigos la justicia a secas". Así ha actuado con los casos de corrupción descubiertos en su administración y en seis meses no se ha movido ni un ápice de ello.

No sé, sinceramente no lo creo, pero aceptemos sin conceder que existe un complot como dice López Obrador en su contra. Lo cierto es que ese complot se basa en datos muy concretos, muy duros, que el jefe de gobierno sigue sin querer reconocer. La historia comenzó el primero de marzo cuando se vio el video de Gustavo Ponce Meléndez, el hasta ese día muy poderoso secretario de Finanzas, jugando en el hotel Bellagio de Las Vegas. Supimos ese mismo día que el responsable de la hacienda capitalina había jugado millones en ese hotel y que era cliente VIP, tanto que viajaba por lo menos una vez al mes, varios días para alojarse en ese exclusivo lugar y dedicarse a jugar. Ese es el momento más delicado de la historia posterior y la que menos ha podido explicar López Obrador: esa misma noche, según dijo al día siguiente en la mañana el jefe de gobierno, habló con Ponce Meléndez, éste le dijo que explicaría toda la situación y López Obrador acordó con él una conferencia de prensa para ese martes en al mediodía. También dijo que, desde ese momento, había ordenado una vigilancia sobre Ponce Meléndez. López Obrador llegó a la conferencia de prensa matutina y pidió a los medios que "no lincharan" a su secretario de finanzas, que le permitieran dar su versión de los hechos y le pidió a Televisa que le abriera un espacio a Ponce para explicar la situación. Pasó toda la mañana y buena parte de la tarde para que el gobierno del DF admitiera que no sabía dónde estaba Ponce y para aceptar que éste se había fugado. Luego el jefe de gobierno daría distintas versiones sobre lo ocurrido esa noche pero el hecho cierto, duro, es que Ponce se escapó cuando estaba localizado por el propio jefe de gobierno (estaba a las 23 horas del lunes hablando por teléfono con él) e incluso se supone que seguía confiando en el funcionario, porque en la mañana salió en su defensa. ¿Cómo se pudo haber escapado Ponce?¿cómo un gobernante supuestamente tan puntilloso con el trabajo de sus colaboradores no vio que su jefe de finanzas vivía muy por encima de sus posibilidades y desaparecía varios días al mes para ir a jugar a Las Vegas?¿o quizás lo sabía pero no le daba importancia porque consideraba a Ponce un incondicional? Lo cierto es que, desde entonces, Ponce Meléndez, el hombre que sabe lo que los capitalinos no sabemos y el gobierno de la ciudad se niega a informarnos, o sea cómo se manejan las finanzas de la capital, está prófugo y nadie sabe nada de él.

Dos días después vimos al principal operador político de López Obrador, el líder de la Asamblea Legislativa, René Bejarano, literalmente embolsándose por televisión miles y miles de pesos, proporcionados por el empresario Carlos Ahumada. La ira de López Obrador se descargó sobre Ahumada, nunca sobre Bejarano: éste pidió licencia como diputado, jamás renunció al fuero, el caso ha quedado archivado en la cámara de diputados y jamás el PRD ha hecho presión para que el desafuero se acelere, al contrario. Bejarano que fue presidente del partido en la capital con López Obrador, su secretario particular y principal operador político, que llegó al liderazgo de la Asamblea pensando en suceder a López, nunca ha sido calificado, como bien decía Ciro Gómez Leyva días atrás, siquiera como un "pillo", nunca el jefe de gobierno ha descalificado Bejarano ni condenado su accionar, jamás se le ha solicitado seriamente que explique que hizo con el dinero. Si no me equivoco, son por lo menos nueve las distintas versiones que ha dado sobre ese tema y ninguna parece ser cierta. Ha mentido, ha mostrado como supuestas pruebas en su descargo documentos falsos y no le pasa nada. Se podría aceptar que no se lo puede encarcelar porque está protegido por el fuero, pero ¿no puede deslindarse López Obrador de Bejarano? ¿no puede limpiar a su gente de su propio equipo de gobierno? Los datos duros ahí están: Bejarano sigue dirigiendo la llamada corriente de izquierda democrática, que es la que mayor peso tiene en el gobierno del DF y en el equipo de López Obrador. Son miembros de esa corriente Francisco Garduño, el secretario de Transporte; es muy cercano a Bejarano Martí Batres en la dirección de gobierno; la mayoría de los delegados, como Miguel Bortolini en Coyoacán, Leticia Robles en la Alvaro Obregón, Ignacio Ruiz en Cuajimalpa, Héctor Chávez en la Magdalena Contreras, entre otros, son de la CID; pertenecen a esa corriente la mayoría de los asambleístas del DF; es del equipo de Bejarano el presidente del partido en la capital, Agustín Guerrero y el vocero del PRD nacional, Javier Hidalgo. En la cámara de diputados sus posiciones las defiende su esposa, Dolores Padiera, que asumió el liderazgo público de la corriente ante la salida de Bejarano. Nadie ha sido molestado, ni siquiera se les ha preguntado a estos personajes qué pasó con el dinero que recibió Bejarano de Ahumada, ninguno ha sido desautorizado políticamente ni investigado por las autoridades capitalinas. Es más, Bejarano sigue despachando en sus oficinas de la CID en la colonia Narvarte, como virtual jefe de esa corriente y desde allí fue uno de los principales organizadores de la marcha del pasado domingo en defensa de López Obrador. Y el jefe de gobierno no ha dicho ni una palabra al respecto.

Carlos Imaz fue otro al que vimos recibiendo dinero hace exactamente seis meses. No pasó nada: simplemente, la investigación de la procuraduría fue tan endeble que recibió una sanción que cubrió con una fianza. Su esposa, Claudia Sheimbaum, no sólo es la secretaria de Medio Ambiente de la ciudad sino también la coordinadora de las obras viales como los segundos pisos. Olvidemos por un momento que se hace cargo de esa tarea sin el más mínimo conocimiento técnico al respecto (en todo caso actúa como una suerte de comisario político, depositaria de toda la confianza del jefe de gobierno), pero lo que sí sabemos es que Sheimbaum sí sabía que Imaz estaba recibiendo dinero de Ahumada: ¿nunca se lo dijo al jefe de gobierno antes de que aparecieran los videoescándalos?; si fue así ¿no implicaría ello la pérdida de la confianza, por lo menos, de su jefe?¿porqué éste no sólo no ha recriminado públicamente la actuación de Imaz y Sheimbaum sino que, además, ha dicho que ésta es una funcionaria ejemplar?¿puede serlo quien conociendo un acto de corrupción no lo denuncia?¿o lo denunció y como en los casos de Bejarano o Ponce Meléndez, el jefe de gobierno consideró que no era importante?

Mientras tanto, Carlos Ahumada fue objeto de una persecución tenaz: perdió sus propiedades, sus empresas, fueron cateadas sus oficinas y viviendas (¿alguien recuerda, por ejemplo, si fueron cateadas las oficinas de Bejarano o de Imaz, o de sus más cercanos colaboradores y familiares como sucedió con Ahumada?), se lo encontró en La Habana, se negoció con el régimen de Fidel Castro para que lo expulsara del país a pesar de que se había iniciado un proceso de extradición. Como se ha dicho, está preso en condiciones de máxima seguridad, sin radio, televisión o periódicos, vigilado constantemente y sin que su acusación de que esos pagos eran parte de un chantaje que sufría de los personajes que recibían el dinero, en particular de Ponce y Bejarano, haya sido siquiera investigada por las autoridades capitalinas. Puede ser que Ahumada sea un corruptor ¿pero porqué no se persigue igual a los corruptos? Al mismo tiempo, dentro del PRD, los opositores a López Obrador fue castigados: salió Rosario Robles, salió Ramón Sosamontes, otros fueron silenciados, la corriente de Cuauhtémoc Cárdenas marginada. Pero nadie ha molestado, ni con el pétalo de una rosa a los bejaranistas.

Efectivamente, no son iguales a los demás. A veces son peores, porque no asumen, como lo dice con tanta claridad la escritora española Rosa Montero que "nadie viene a ofrecerte una maleta llena de millones para que cometas un delito flagrante, traicionando así una trayectoria hasta entonces purísima; las caídas no son estrepitosas y ni tan siquiera son caídas, sino deslizamientos casi inapreciables, menudos resbalones cuesta abajo…corromperse no es como coger el sida: no es contagio fulminante e irreversible, se parece más a la lenta y callada gestación de un cáncer".

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