El regreso de Marta o ¡viva Maricarmen!
Columna JFM

El regreso de Marta o ¡viva Maricarmen!

Favor con favor se paga: si el gobierno federal le ha dado una ayuda invaluable al jefe de gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador, con la mala operación política que le ha dado al tema del desafuero, el PRD se la ha regresado con el pésimo manejo mostrado ante el capricho del matrimonio Sánchez Ramírez que gobierna Tlaxcala. El gobierno federal le abrió con el desafuero una puerta a López Obrador para escaparse de las denuncias de corrupción en su administración. El PRD, a su vez, ha abierto, otra puerta, pero a la señora Marta Sahagún para regresar a los primeros planos de la política e incluso para aspirar, hipotéticamente, a la candidatura presidencial.

Favor con favor se paga: si el gobierno federal le ha dado una ayuda invaluable al jefe de gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador, con la mala operación política que le ha dado al tema del desafuero, el PRD se lo ha regresado con el pésimo manejo mostrado ante el capricho del matrimonio Sánchez Ramírez, que gobierna Tlaxcala, de perpetuarse en el poder a través de la candidatura de la esposa del gobernador, Maricarmen Ramírez. El gobierno federal le abrió con el desafuero una puerta a López Obrador para escaparse de las denuncias de corrupción en su administración. El PRD, a su vez, ha abierto, otra puerta, pero a la señora Marta Sahagún para regresar a los primeros planos de la política e incluso para aspirar, hipotéticamente, a la candidatura presidencial.

Ayer, la señora Fox (nadie puede negarle el olfato político a la primera dama) que ya había comenzado a aparecer públicamente en forma mucho más destacada en las últimas semanas, fue con el presidente de la república a Mexicali y allí habló de política y particularmente del caso de Maricarmen Ramírez: dijo que la apoyaba en su lucha por hacer valer sus derechos y propuso que se abriera un debate sobre la ética política, la responsabilidad social y el derecho de las esposas de los gobernantes a aspirar a un cargo público. En otras palabras, con esta declaración la señora Fox volvió a poner sobre la mesa la posibilidad de una candidatura en el 2006, el mismo tema que había retirado de la mesa política meses atrás, cuando arreciaron los debates en su contra, impulsados, sobre todo…por el PRD.

Marta ha visto una oportunidad y la ha aprovechado. Lo realizado por el matrimonio Sánchez Ramírez ha violado los principales ámbitos de la ética política: ni siquiera debe estar en el debate el tema de si es legítimo o no el que la esposa del gobernador pueda sucederlo. Y no debería estarlo en ese caso porque el PRD, en una asamblea nacional decidió oponerse a ello. Puede ser justo o justo, legítimo o no, pero el caso es que ese partido tomó una decisión en ese sentido.

Entonces lo menos que se le puede pedir al matrimonio gobernante en Tlaxcala es que sea coherente con los postulados que pregona su partido en lugar de hacer exactamente lo contrario. Y si no están de acuerdo, si se trata de exhibir esa decisión, lo que quedaría es la ruptura. No ha sido así: ni el PRD supo exigirle a la senadora y al gobernador que cumplieran con sus compromisos partidarios ni éstos han tenido cuidado alguno en respetarlos. Eso sí, no han faltado amenazas ni golpes bajos, decisiones contradictorias o declaraciones que no dicen nada (¿qué sentido tiene haberle permitido a Maricarmen Ramírez haber participado en una elección interna si la decisión del partido era no aceptar su candidatura?¿a poco el PRD aceptará hoy la posibilidad de postular a Ramírez sólo porque su esposo solicitó ayer licencia, una salida que había rechazado explícitamente apenas el 10 de agosto pasado?¿qué le va a deber, qué sentido de corresponsabilidad tendrá Maricarmen con su partido, el PRD, si llega a la gubernatura el día de mañana?). El hecho es que la esposa del gobernador será candidata por el PRD, por Convergencia o por la alianza que habrían establecido éstos y buscará suceder a su esposo en el cargo.

¿Hará los mismo Marta Sahagún? Sinceramente no lo creo. Sigo dudando que el destino último de la señora Fox sea buscar la candidatura presidencial. Como se han dado las cosas, y en el marco del debate sobre el papel de las esposas de los gobernantes que ella misma está proponiendo basándose en el caso Ramírez, tampoco sería descabellado pensar que si el panismo no logra hacer crecer sus propias precandidaturas hasta hacerlas viables para el 2006, nos encontremos con que, finalmente, aparezca la opción Marta. Pero es muy difícil, ayer mismo, Alejandro Zapata Perogordo, secretario de Acción Gubernamental del CEN panista, descartó terminantemente que esa opción pudiera presentarse en el futuro: con todas las palabras dijo que Marta Sahagún no participará en el proceso para elegir candidato presidencial en el PAN, pero aceptó que sí podrá buscar otros cargos de elección popular.

Lo más probable, por lo tanto es que la señora Fox sí busque una posición de elección popular pero no la presidencia de la república. Ello le generaría menos resistencias, dentro y fuera de su partido, y le podría dar más réditos políticos, a ella y a quien sea el candidato panista. Marta Sahagún podrá gustar o no, pero tiene respaldo popular. Para cualquier candidato presidencial del PAN sería una buena opción tenerla junto a él en campaña porque los hipotéticos votos que generaría Marta se los quitaría, sobre todo, a López Obrador (o al PRD, por el perfil de simpatizantes de Marta) pero no todos sus electores se identifican necesariamente con el PAN. Por lo tanto es una presencia necesaria para el panismo, cualquiera que sea el candidato.

¿Cuáles serían las opciones de Marta? Casi con seguridad una senaduría, probablemente en la lista plurinominal para poder hacer campaña en todo el país. Tampoco se debería descartar la búsqueda de una posición en el Distrito Federal, aunque la tesis de que se lance por la jefatura de gobierno parece poco viable: es una posición que le costaría mucho obtener, en una ciudad donde tiene apoyos pero también muchos opositores y en una candidatura que no le garantiza poder continuar, después del 2006, su carrera política.

De lo que no cabe duda, es que salvo que tanto Marta Sahagún como el PAN se equivoquen demasiado en su estrategia, no veremos entre los panistas, en los prolegómenos del 2006, un espectáculo similar al que observamos en estos días en el PRD en torno al matrimonio Sánchez Ramírez y la candidatura de Tlaxcala. Primero, porque tienen que haber aprendido la lección que generosamente les brindó el PRD; segundo, porque saben que su situación, de cara a las próximas elecciones federales, es difícil y ningún precandidato desecharía el respaldo que podría brindarle la esposa del presidente. Y tercero, porque Maricarmen Ramírez ya realizó el trabajo que de ninguna forma hubiera podido hacer la señora Fox por sí misma: recurrir a los tribunales para que fueran éstos los que legitimaran la posibilidad de que la esposa de un gobernante pueda aspirar a sucederlo. Nadie puede saber en estos momentos cómo y en qué posición participará Marta Sahagún, pero tampoco a nadie pueden quedarle dudas de que en el 2006 la vamos a ver competir. Ya el PRD le abrió la puerta. ¿Cómo desaprovechar ese favor?

La caída de Vega Galina

Pocos dirigentes han quedado tan mal con todos como el depuesto dirigente del sindicato del IMSS, Roberto Vega Galina. Hace ya semanas, dijimos que el líder sindical se había comprometido, al igual que su comité ejecutivo, a sacar adelante la reforma del sistema de jubilaciones y pensiones del IMSS: eso ocurrió en octubre pasado y se tendría que haber verificado en abril de este año. No quiso o no pudo Vega Galina respetar ese acuerdo pero tampoco supo aceptar que lo había firmado. Quedó mal con todos, perdió apoyo en las instituciones, en su partido (el PRI) y en el sindicato: la suya fue una caída anunciada. No deja de ser paradójico que su mentor político en los últimos tiempos, el líder de los telefonistas, Francisco Hernández Juárez, aquel joven dirigente que en el 76 asumió la dirigencia de ese sindicato proclamando la no reelección y el fin de los cacicazgos, haya aceptado ser reelegido por séptima ocasión al frente de esa organización laboral.

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