12-03-2014 Ahora todo mundo sabe todo sobre el Chapo Guzmán, sus filias, fobias, aliados y traidores. La semana pasada, un par de medios dieron como buena una inverosímil versión de la fuga del Chapo, el 19 de enero del 2001 del penal de Puente Grande, acusando sin más a Jorge Tello Peón, quien entonces era subsecretario de seguridad, y a Miguel Angel Yunes, que estaba dejando su responsabilidad en Gobernación, de estar involucrado en esos hechos. No tengo idea, nunca seriamente apareció involucrado en la fuga del Chapo, por qué se incluye a Yunes, pero en el tema de Tello Peón se trata de una absoluta falsedad.
La acusación se funda en una demanda que presentó un abogado, líder de una inédita agrupación, de nombre Jorge Reyes Peralta, que ninguno de los que divulgaron la información registró que apenas la semana anterior había sido acusado de trabajar para la organización criminal de Los Zetas en Veracruz. Según distintos testimonios de prensa, dos delincuentes, Cristopher Fuentes Letelier, El Chuletón e Ignacio Valdez Ramírez, El Chilango, al ser detenidos señalaron a Reyes Peralta como compadre de otro líder del narcotráfico local El Pencho. Reyes Peralta era supuestamente el encargado de negociar con los familiares el rescate de los secuestrados por Los Zetas, y quien, además del pago de una parte de los rescates, recibía pago mensual de 200 mil pesos. También Reyes Peralta hacía los pagos a algunos funcionarios de la procuraduría de justicia local.
Más allá de la historia personal y delincuencial del denunciante, en algo que es más una suerte de revancha política contra Tello que una denuncia creíble, la versión divulgada de la fuga del Chapo es digna de aquellas que construía Chapa Bezanilla en sus inolvidables “investigaciones” sobre los casos Colosio y Ruiz Massieu, historias que obvian la realidad, para tratar de reconstruirla. Ya en los próximos días contaremos aquí cómo fue la verdadera historia de la fuga de El Chapo en el 2001 y quienes estuvieron efectivamente involucrados en ella. Tello, paradójicamente, fue quien más cerca estuvo de impedirla. Lo que resulta increíble es cómo, con tanta facilidad, utilizando una fuente descalificada y acusada de ser parte de un grupo criminal, se pueden sustentar ocho columnas y afirmaciones contundentes.
Vamos a otro tema, la muy buena entrevista que le hizo Carlo Pini a Roberto Saviano. Con todo respeto al prestigiado autor de Gomorra (un libro fundamental para comprender el funcionamiento de uno de los principales grupos de la mafia italiana, la Camorra napolitana, que lo ha condenado desde entonces a muerte) no puedo entender cómo un investigador de sus tamaños puede asegurar con tanta convicción que el Mayo Zambada entregó al Chapo Guzmán, basado en que le contaron que ambos tuvieron una plática privada, solos esos dos personajes. Si la plática fue privada, a solas ¿cómo la puede conocer Saviano hasta el detalle, hasta los diálogos concretos (el Mayo le dijo, el Chapo le contestó), si no estuvo allí?.¿Cómo se puede sacar una conclusión tan contundente basándose sólo en una serie de especulaciones, algunas verosímiles, otras muy creíbles, con relación a la caída de un personaje tan importante en el mundo delincuencial?.
Un ejemplo: ¿usted piensa que el Mayo entregó al Chapo?. Puede ser y podemos especular: quizás fue porque los hijos del Mayo, ambos detenidos en Estados Unidos llegaron a un acuerdo con la justicia estadounidense y el Mayo para salvarlos aceptó entregar al Chapo. ¿Usted cree que el Mayo no entregó al Chapo, su amigo de toda la vida?. Especulemos también: en realidad, el Mayo sabe que su suerte está jugada desde el mismo momento en que cayó el Chapo, ya que éste conoce todos sus movimientos, estructuras de protección y negocios, nadie entregaría a quien a su vez tiene todos los instrumentos para entregarlo. Las dos versiones pueden ser verosímiles y se basan en datos reales: pero ninguna de las dos puede ser confirmada. No son información dura.
Saviano ha escrito un libro excelente, Gomorra y lo sabe, pero una cosa es el periodismo de opinión: eso hacemos, opinamos, con mayor o menor éxito, sobre temas con base en la información que obtenemos o que es pública, y allí existe un margen para la especulación, y otra cosa es la información dura, que debe seguir siendo rigurosa a pesar de que en la época de las redes sociales cualquier rumor se puede convertir en noticia.
Es verdad, con estas fórmulas en los últimos años se han escrito hasta libros, varios de ellos tan inverosímiles como exitosos, convirtiendo el rumor, la versión, la filtración sin confirmar, en información supuestamente dura. Pero el narcotráfico y sus repercusiones, que pueden marcar la vida de muchas personas, no puede ser tratado como la información de las revistas del corazón. Una cosa es hablar de los amoríos de Niurka, otra de las historias, cómplices y traidores del Chapo Guzmán.
Jorge Fernández Menéndez