Las pruebas que hunden a Nahum
Columna JFM

Las pruebas que hunden a Nahum

Los lazos de la relación de Nahum Acosta con el narcotráfico y particularmente con los grupos relacionados con los hermanos Beltrán Leyva, Héctor y Arturo, dos de los principales operadores del cártel de Juárez, que ahora encabezan Joaquín El Chapo Guzmán, Ismael el Mayo Zambada y Juan José Esparragoza, el Azul, no son nuevos, vienen, según las investigaciones realizadas por la PGR y por agencias de inteligencia estadounidenses, desde, por lo menos, diez años atrás, cuando el destituido director de giras presidenciales era delegado del Instituto Nacional de Migración en Coahuila.

Los lazos de la relación de Nahum Acosta con el narcotráfico y particularmente con los grupos relacionados con los hermanos Beltrán Leyva, Héctor y Arturo, dos de los principales operadores del cártel de Juárez, que ahora encabezan Joaquín El Chapo Guzmán, Ismael el Mayo Zambada y Juan José Esparragoza, el Azul , no son nuevos, vienen, según las investigaciones realizadas por la PGR y por agencias de inteligencia estadounidenses, desde, por lo menos, diez años atrás, cuando el destituido director de giras presidenciales era delegado del Instituto Nacional de Migración en Coahuila y desde allí “agilizó” trámites para personajes ligados al crimen organizado lo que llevó a que, desde 1998, el gobierno estadounidense le retirara la visa, lo que no le impidió que desde ese mismo año se incorporara al PAN en Agua Prieta y saltara desde la modesta plaza de secretario de comunicación del comité directivo municipal del PAN en esa localidad a coordinador de logística de la campaña presidencial de Vicente Fox. Y desde allí, luego de otro corto paso por el PAN de Agua Prieta, a la dirección de giras de la presidencia de la república.

Los hermanos Beltrán Leyva tenían, tienen, una historia larga en el mundo del narcotráfico, pero sobre todo comenzaron a ser conocidos e investigados en esos mismos años en los cuales Nahum estableció las primeras relaciones, en este ámbito, con ellos. El 11 de octubre del 97 se catearon diez inmuebles en la ciudad de Querétaro que eran propiedad del mayor de esos dos hermanos, Arturo Beltrán Leyva. En una de esas propiedades se habían realizado una de las fiestas con mayor participación de narcotraficantes de aquellos tiempos: ahí estuvieron Ismael El Mayo Zambada, el Azul Esparragoza y el jefe de todos ellos en aquella época: Amado Carrillo Fuentes, entre muchos otros. De esos cateos, realizados en octubre del 97, entre otras cosas quedaron los rastros de innumerables fotografías de los participantes en la fiesta y el nombre de los Beltrán Leyva se inscribió entre los operadores importantes del narcotráfico en México con intensas investigaciones en nuestro país pero también en Estados Unidos.

Varios años después, a comienzos de este 2005, otra casa de los Beltrán Leyva, en este caso de Héctor, apodado “el ingeniero”, fue cateada por las autoridades, con base en información proporcionada por inteligencia estadounidense y como parte de una investigación de la AFI. Esta era una enorme mansión de seis niveles ubicada en cerrada de la Loma 17, en Huixquilucan, en el estado de México. Allí vivían Clara Laborín y su compañero, Héctor Beltrán. En esa casa se encontraron, además de copias de las mismas fotos de aquella fiesta de Querétaro, grabaciones de muchas de las conversaciones telefónicas que Beltrán Leyva mantenía cotidianamente, una vieja costumbre de muchos capos del cártel de Juárez (costumbre que en su momento había iniciado el propio Amado Carrillo, como una forma de control y también de presión contra colaboradores olvidadizos de la relación que habían establecido con esa organización). En el cateo, llamaron profundamente la atención dos cosas: primero, en una agenda, junto con otros nombres, todos manuscritos por Héctor Beltrán, se encontraba uno que decía “Nahum Acosta: 5552932184 (su teléfono particular) y cel: 5550685225”. También en un tarjetero, destacaba la tarjeta de identificación de Nahum Acosta Lugo, director de giras de la presidencia de la república. Pero escuchando las cintas halladas, la relación fue más evidente: en varias de ellas, un hombre que luego se identificó efectivamente con Nahum Acosta, llama al “ingeniero” con todo tipo de comentarios sobre sus actividades y un poco en clave, un ocasiones con total transparencia, se habla de las giras presidenciales, de los lugares visitados, de contactos familiares, incluso Nahum le dice a Beltrán que, en el contexto de una gira presidencial un día sobrevoló en helicóptero su casa y le habla hasta de las enfermedades de sus hijos. Pero también se habla de una entrega de dinero, a fines de diciembre pasado, en el departamento de Nahum Acosta. En el cateo se encuentran planos y datos sobre un SPA en construcción en Acapulco, llamado Debanhy, para el que se había contratado (y ya estaba en el país) a un masajista búlgaro que se encargaría del personal. En las llamadas telefónicas descubiertas quien aparentemente es Nahum Acosta insiste con “el ingeniero” sobre terminar el negocio en Acapulco.

Uno de las personas interrogadas en el contexto de ese cateo en la muy lujosa residencia de Lomas de la Herradura (una residencia que los vecinos decían que había pertenecido a Amado Carrillo) fue el guardia de seguridad (el hombre que cuidaba la pluma de la entrada a la privada) de nombre Bernardino Fernández. Este explicó que allí efectivamente vivía el señor Beltrán con su mujer y que le parecía un hombre serio pero muy rico. Le llamaban la atención la enorme seguridad que lo protegía a él y su esposa. Numerosos escoltas armados, en ocasiones hasta cuatro carros de custodia, los acompañaban en todos sus movimientos. Le llamó la atención también que portaran en ocasiones (sobre todo cuando salían en la noche en forma apresurada “apresurada”) armas largas, pero también que la mayoría fueran norteños, de Sinaloa y Sonora y que muchos de los carros que llegaban a ese domicilio portaran placas de esa zona del país. A la casa llegaban carros de lujo de todo tipo: Bernardino en su testimonio, brindado el primero de febrero pasado, dice haber visto en ella un Hummer, un Camry, un Toyota Runner, algunos carros Nissan, un Porsche Cayenne, un Volvo, una camioneta Trial Blazer, un Mercedes Benz, un BMW 5, entre otros. El testigo agregó que ahí siempre iba gente muy importante, incluso acababa de ir, dijo (recordemos la fecha: el primero de febrero) “alguien de la presidencia de la república de apellido Nahum”, que aseguró, para pasar, ser del Estado Mayor Presidencial. A partir de allí, poco quedaba por hacer antes de ordenar la detención de Nahum Acosta Lugo. Cuando éste estaba ya detenido y se le interrogó sobre porqué había visitado la casa de Héctor Beltrán Leyva, el ex funcionario aseguró que había ido a ver si la misma se rentaba. El problema es que nadie con un salario de 79 mil pesos podía siquiera pensar en rentar esa residencia, ubicada en una Cerrada, donde no se la veía de la calle y que, según testigos y vecinos, jamás había estado, desde que ellos recordaban, en alquiler.

Pero había más. Con base en las conversaciones telefónicas decomisadas, se obtuvo otro testimonio muy importante. En una de las cintas se hablaba de un dinero que sería entregado en la casa de Nahum Acosta, pero éste decía que estaría fuera aunque agregaba que no había problema, que el encargado del edificio era una persona de confianza y que se lo podían dejar a él. Se trataba de cinco mil dólares. El 30 de diciembre pasado, Nahum Acosta llamó al encargado del edificio donde vivía y le dijo que llegaría una persona con cinco mil dólares en efectivo, le dio instrucciones para que mil dólares los depositara en una cuenta bancaria y los demás los conservara hasta su regreso. Y así fue: un día después, llegó alguien con esa cantidad (la mayoría en billetes de 20 y cinco dólares) y el encargado cumplió con su encomienda, depositó una parte y guardó la otra para su casero. El detalle es que el encargado recuerda, además, que el mensajero le dijo que ese dinero era para el señor Acosta y que lo enviaba el señor Héctor Beltrán. En una llamada telefónica posterior, hoy también en manos de las autoridades, Acosta le agradece al ingeniero haberle hecho llegar esa cantidad.

Y todo esto es sólo la punta de iceberg de los testimonios que están, en la mayoría de los casos, en el pliego para la solicitud de arraigo y que se están sumando a la investigación que realiza la PGR para la consignación del ex funcionario. Hay mucho más, pero por lo pronto se tienen datos de una relación con los hermanos Beltrán Leyva desde, por lo menos 1996. Se tiene grabación de numerosas llamadas telefónicas de Nahum a Héctor Beltrán (paradójicamente casi siempre el que llamaba era Acosta al “ingeniero” y no, como se podría suponer, al revés) que están siendo autentificadas con peritajes dentro y fuera del país. Se tienen por lo menos dos testimonios, anteriores a la detención, que hablan de la relación del ex funcionario de la presidencia con Beltrán Leyva, incluyendo la visita a su casa y también cómo el conocido narcotraficante le hizo llegar a Nahum, por lo menos, 5 mil dólares. En el cateo, también anterior a la detención de Acosta Lugo, se encontraron las tarjetas de presentación y los teléfonos particulares del entonces funcionario. Y Nahum Acosta y su abogado defensor insisten en que todo es un “complot”, que no tenía relación con Beltrán, que no hay ninguna prueba en su contra. Lo que resulta inexplicable es que, aún, se les haga el juego, quizás porque en la llamada “Conexión Sonora”, los hilos de Nahum van, todavía, mucho más allá del parlanchín, por lo menos por teléfono, ex director de giras presidenciales.

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