Esta semana, el frente amplio de Cárdenas
Columna JFM

Esta semana, el frente amplio de Cárdenas

Este fin de semana podría comenzar a develarse uno de los capítulos claves para comenzar a analizar, con mayor certidumbre, lo que sucederá en el 2006. Mientras Andrés Manuel López Obrador comienza su campaña electoral como candidato único de su partido, Cuauhtémoc Cárdenas, comienza a afinar sus piezas.

Este fin de semana podría comenzar a develarse uno de los capítulos claves para comenzar a analizar, con mayor certidumbre, lo que sucederá en el 2006. Mientras Andrés Manuel López Obrador comienza su campaña electoral como candidato único de su partido (y advirtiendo, en una declaración sólo comprensible después de haber manejado con toda discrecionalidad un presupuesto de más de 80 mil millones de pesos anuales durante cinco años, que no buscará aportaciones privadas, de empresarios, para su campaña), Cuauhtémoc Cárdenas, comienza a afinar sus piezas.

A los reiterados encuentros que ha mantenido con diversos actores políticos, dirigentes partidarios y empresariales, se unirá el próximo viernes su primer “destape” formal. Al igual que hace seis años, será el PT el primero que anunciará que su candidato para el 2006 será el fundador del PRD. En el 2000 sucedió lo mismo, con la diferencia de que entonces, era obvio que el ingeniero sería también el candidato presidencial de su propio partido.

Ahora las cosas serán diferentes. El PT, luego de infructuosos encuentros con la gente de López Obrador, realizará el viernes un reunión nacional donde anunciará que apoyará la candidatura de Cárdenas a la presidencia de la república en el contexto de un Frente Amplio en el cual se propondría la participación de otros actores, entre ellos el propio PRD (que obviamente no participaría porque ya tiene trazado su camino) y otras fuerzas políticas, la más importante de ellas Convergencia, el partido que encabeza Dante Delgado. Tanto Dante como el propio Cárdenas están invitados a la reunión del PT y si bien resulta casi obvio que aún faltarán muchos pasos, a partir del que se dará ese día, la candidatura de Cárdenas podría comenzar a ser una realidad que se definirá, con mayor claridad, dentro de varias semanas.

Ello, porque Cárdenas, no quiere romper con el PRD antes de que éste concluya su propio proceso interno. Lo que no cabe duda es que algunas de las decisiones que se están tomando en la campaña de Andrés Manuel, alejan al cardenismo cada vez más no del partido sino de su candidato: un punto central en ese sentido, es la candidatura de Marcelo Ebrard a jefe de gobierno capitalino, una decisión que cada vez más sectores dentro del propio perredismo rechazan, con la excepción de dos sectores que, paradójicamente, son las antípodas del partido del sol azteca: la corriente bejaranista, llamada de izquierda democrática, y la del nuevo sol, que encabeza la gobernadora de Zacatecas, Amalia García. Todos los demás grupos internos del PRD en el DF rechazan la candidatura de Ebrard y lo que veremos es un enfrentamiento, aparentemente con dados cargos desde la dirigencia nacional a favor de Ebrard, con las corrientes que encabezan Jesús Ortega, Armando Quintero (un hombre también cercano a Cárdenas) y Pablo Gómez, donde el primero, aparentemente, es el que tiene mayores posibilidades. La pregunta es qué sucederá si finalmente es impuesto Ebrard, al que se le descubrió, incluso, una repentina ficha de afiliación al partido que hasta hace unos pocos días, nadie conocía. En el entorno de Cárdenas y del frente amplio que están planteando el PT y Convergencia, sobre todo en ese partido, se ve con muy buenos ojos la candidatura para la capital del país de Demetrio Sodi, con quien Cárdenas estuvo el jueves, en una reunión con empresarios en el club de Industriales. Sodi está a punto de renunciar al PRD pero deberá enfrentarse a la disyuntiva de definir qué camino seguirá para la candidatura capitalina: está la posibilidad de avanzar en ese frente con Cárdenas o de buscar esa posición vía una candidatura externa del PAN, que debería darse, una vez más, en el contexto de una alianza amplia. Ello se complica porque en una pista similar se encuentra Beatriz Paredes. Algunos especulan con la posibilidad de que Beatriz y Demetrio puedan avanzar, cada uno con su grupo de aliados, durante algunos meses y, finalmente declinar, el que esté más lejos en las encuestas, a favor del otro. Una operación que se sabe compleja y difícil de realizar con las actuales leyes electorales, salvo que se realice antes de que se definan las boletas para votar. Existe un factor que beneficiaría un acuerdo de ese tipo: en el DF se pueden presentar coaliciones sin tener que incorporar en el recuadro de la boleta a todos los partidos que participan en ella. Pero políticamente no se puede esperar demasiado para una decisión de ese tipo (¿y qué tal una elección interna entre Beatriz y Demetrio en el cual, el que gane se compromete a colocar como su segundo en el gobierno capitalino al que pierda, en el contexto de un frente tan amplio en el DF que podría abarcar del PAN a los cardenistas, del PRI a Alternativa?).

Pero las divergencias internas del PRD se podrían acrecentar en las próximas horas por otro hecho. Pablo Gómez tendrá que dejar la coordinación de los diputados del sol azteca, precisamente para participar en el proceso de selección del precandidato que enfrentará a Ebrard. La tentación de los lopezobradoristas es dejar en esa posición a Manuel Camacho, el verdadero coordinador de campaña del tabasqueño y una de las figuras que mayor rechazo causan en la militancia tradicional del PRD. Lo cierto es que la operación Camacho, como la imposición de Ebrard, no podrá realizarse sin costos. Y si el frente amplio en torno a Cárdenas comienza a hacerse realidad, actuará como un imán para sectores disconformes.

En la soberbia que envuelve al equipo de campaña de López Obrador, esa posibilidad queda descartada. Ellos creen que Cárdenas ya no significa nada y que la atracción que genera la expectativa de poder es suficiente para desfondar cualquiera de esas opciones. No sólo han menospreciado al PT y a Convergencia, proponiéndoles alianzas con las cuales apenas garantizarían mantener el registro, sino que también han menospreciado al PRD, que salvo en el caso de Baja California Sur, por muy explicables razones, ha estado ajeno a esta primera etapa de campaña en el noroeste del país.

AMLO cree que no necesita al PRD pero que el partido sí lo necesita a él y lo reiteró durante su gira. Se apoyó para ello en una encuesta que publicó El Imparcial donde dice que si las elecciones fueran ahora, Andrés Manuel obtendría en Sonora el 31 por ciento de los votos, por encima del 24 de Madrazo y el 20 de Santiago Creel. Fortalecía su idea el hecho de que esa misma encuesta, cuando se le preguntaba a la gente por qué partido votaría, el 24 por ciento del PRI se mantenía, pero el PRD, como el PAN se quedaban en el 21 por ciento.

En realidad, esas encuestas sirven de poco. Primero y fundamental, por un hecho básico: las elecciones no son hoy y de la misma forma que no sabemos qué sucederá en las internas del PRI y el PAN, e incluso si efectivamente Madrazo y Creel serán sus candidatos (o si pueden ser rebasados por Arturo Montiel o Felipe Calderón, respectivamente, lo que cambiaría muchas cosas en ambos), tampoco sabemos cómo avanzará o dejará de hacerlo la campaña de López Obrador. ¿Qué tan alejada de la realidad está esa encuesta, esos números? No lo sabemos, pero sí sabemos que, para alcanzar la votación que dice El Imparcial que tendría López Obrador en ese estado, ello implicaría que, respecto a las elecciones del 2003, el perredismo tendría que aumentar su votación en un 60 por ciento (y en un 630 por ciento en baja California, en un 70 por ciento en Sinaloa e incluso un 30 por ciento en Baja California Norte). Todo puede pasar, pero de lo único que no debe haber dudas es que nada está, al día de hoy, definido.

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