Madrazo ante la crisis, Montiel ante la oportunidad
Columna JFM

Madrazo ante la crisis, Montiel ante la oportunidad

Muchas veces sus colaboradores más cercanos me han dicho que el mejor momento de Roberto Madrazo, cuando mejor se lo ve políticamente, es en momentos de crisis. Probablemente es verdad. Se esté o no de acuerdo con Madrazo, esa capacidad de operación la demostró en varias oportunidades, quizás en ninguna de manera tan crítica como cuando estuvo a punto de perder la gubernatura de Tabasco en enero del 95 por una negociación entre la administración Zedillo y López Obrador o después, cuando debió enfrentar las acusaciones por la ?misteriosa? aparición de las cajas con sus supuestos gastos de campaña. En las próximas 72 horas veremos si sigue conservando esa sangre fría y capacidad de librar las crisis con beneficio para su causa, como lo hizo en pasado.

Muchas veces sus colaboradores más cercanos me han dicho que el mejor momento de Roberto Madrazo, cuando mejor se lo ve políticamente, es en momentos de crisis. Probablemente es verdad. Se esté o no de acuerdo con Madrazo, esa capacidad de operación la demostró en varias oportunidades, quizás en ninguna de manera tan crítica como cuando estuvo a punto de perder la gubernatura de Tabasco en enero del 95 por una negociación entre la administración Zedillo y López Obrador o después, cuando debió enfrentar las acusaciones por la “misteriosa” aparición de las cajas con sus supuestos gastos de campaña. En las próximas 72 horas veremos si sigue conservando esa sangre fría y capacidad de librar las crisis con beneficio para su causa, como lo hizo en pasado.

En el PRI decidieron no esperar más y este domingo divulgaron ya la convocatoria para que el miércoles próximo se reúna el Consejo Político Nacional que deberá decidir el reemplazo de Roberto Madrazo al frente de ese partido ya que éste presentará allí su renuncia para lanzarse como precandidato presidencial. Ello permite presumir sólo dos cosas: que los priistas han llegado a un acuerdo o que convencidos de que ese acuerdo ya es imposible, decidieron dirimir diferencias en la propia reunión del Consejo, con los costos que ello puede implicar.

Sigo pensando que, declaraciones aparte, tiene que existir una “base” de acuerdo porque políticamente sería muy arriesgado ir sin ella a la reunión. Si nos atenemos a los términos de la convocatoria: presentación de renuncia y elección de nueva dirigencia, ello implicaría que Elba Esther Gordillo asumiría el cargo pero que inmediatamente tendría que convocar a la elección del sucesor de Madrazo: podría participar con una lista propia, pero por la propia conformación del Consejo es casi imposible que pudiera ganar. Los rumores, desde hace días, apuntan a la llegada de Manlio Fabio Beltrones (sin duda uno de los personajes claves para cualquier proceso interno en el priismo, aunque también en su caso habría que analizar un punto ¿quién quedaría a la cabeza de la CNOP? una posición que tanto desean los madracistas más duros) a la presidencia del PRI, aunque otros consideran que esa posición podría ser también para Manuel Angel Núñez Soto o Juan S. Millán. También se ha hablado de Jesús Murillo Karam, cuyos bonos subieron muchísimo en el tricolor por el trabajo realizado en la campaña de Enrique Peña Nieto en el estado de México.

El punto es que, si las cosas se dan de esta manera, Elba Esther conservaría, si lo desea, la secretaría general del partido. Y habría que releer los estatutos del PRI para comprender el enorme peso que esa posición tiene en el tricolor: buena parte de la operación cotidiana del partido pasa por allí, incluyendo casi todo lo relacionado con candidaturas. Incluso por esa razón, salvo en el periodo en el cual Genaro Borrego fue presidente del partido y Beatriz Paredes secretaria general, casi siempre los presidentes del PRI prefirieron contar con secretarios generales operativos pero de menor peso político, para no ver obstaculizada su labor. Luego de la elección de Madrazo y Gordillo, el primer choque entre estos dos personajes de similar peso específico en la dirección del partido, se dio en la conformación de las listas de candidatos para las elecciones del 2003, de allí vino la ruptura.

Por eso, si las cosas se dan de esa manera, si Elba Esther está sólo unos minutos en la presidencia del partido (incluso podría no concurrir a la sesión y el cargo, temporal, mientras se realiza en la misma sesión la elección, lo ocuparía el secretario de organización José Ramón Martell) pero se queda en la secretaría general y ocupa las responsabilidades inherentes a su cargo, el equilibrio de fuerzas en el priismo se modificaría notablemente respecto al actual CEN, independientemente de quién quede como presidente del partido. Si las cosas se dan de esa manera, el nuevo presidente del PRI tendría que conjugar dos cosas: por lo menos, tener una fuerte presencia política que le permita por lo menos equilibrar o contrarrestar las posiciones de la maestra, pero al mismo tiempo tener una relación profesional con ella “viable” que no ahonde aún más las diferencias, por lo menos hasta el momento de la elección interna.

En este proceso, además de lo que hagan Madrazo y Gordillo, se debe tomar en cuenta, también, a Arturo Montiel que representa la posición de la corriente de Unidad Democrática. La posibilidad de que exista un acuerdo en el PRI para el proceso de sustitución de Madrazo (lo que no implica, por supuesto, que se hayan cancelado ni mucho menos las diferencias internas) es presumible por la posición de los principales hombres del Tucom respecto a la llegada de Gordillo a la presidencia del partido, que se han ido modificando en las ultimas semanas. Aunque quizás estemos ante otro escenario.

El viernes hablamos en la tercera emisión de Imagen Informativa con Otto Granados (que es sin duda de los principalísimos asesores de Arturo Montiel) y ex director de comunicación social de Carlos Salinas al preguntarle cómo percibía Montiel esta situación nos decía que, primero, para el mexiquense, éste es un problema entre Madrazo y Gordillo que ellos mismos deben resolver; segundo, que en buena medida el problema se originó porque en el equipo de Madrazo temen que la llegada de Gordillo le reste posibilidades al tabasqueño en el proceso interno. Tercero, que por eso al mismo tiempo que se insiste en que Gordillo no tendrá obstáculos par asumir la presidencia del PRI, en realidad se están impulsando otras figuras, como Manlio o Murillo Karma. Cuarto, en un punto clave, que sería absurdo que Gordillo asumiera por 60 días la presidencia del PRI para, a escasos días de la elección interna, tuviera que realizarse un nuevo cambio de dirigencia. Pero sobre todo insistió en que a Montiel, en realidad, no le importa cómo resuelvan Madrazo y Gordillo su conflicto, sino que con la nueva dirigencia y en los términos de la convocatoria para el proceso interno, existan condiciones de equidad para la elección del candidato. En otras palabras, que puede o no estar Gordillo en la presidencia, pero que no se aceptará a alguien con todo el sello de Madrazo en ese cargo. También demuestra que Montiel buscará no involucrarse como parte activa en un conflicto que no considera suyo y evidentemente ello, si se da un enfrentamiento duro entre madracistas y elbistas, lo dejaría en una posición relativamente cómoda en el centro del escenario priista. En un escenario de enfrentamiento entre Madrazo y Elba, con el proceso en tribunales y el partido polarizado, podría tratar de aparecer montiel como la posición conciliadora entre los distintos actores…si es que antes esa polarización no hace estallar todo por el aire.

Por todo ello, para Madrazo viene un momento, como ya lo hemos dicho en otras oportunidades, muy importante pero también muy complejo, difícil de procesar: deberá demostrar su capacidad de maniobra, de acuerdo, incluso de colocar límites para la ruptura, pensando no sólo en lo que sucederá con la presidencia del partido, que paradójicamente quizás debería ser lo menos importante para él (aunque es en dónde tiene hoy concentrado sus esfuerzos) sino en las repercusiones que tendrá, para bien o para mal, lo que suceda el miércoles en la campaña interna del tricolor. Es allí dónde deberá confirmar si lo que dicen sus colaboradores, sobre su capacidad de operación en momentos de crisis, sigue siendo una realidad.

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