La semana pasada el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le dio dos golpes durísimos a la estrategia de Elba Esther Gordillo al rechazar las dos impugnaciones respecto al proceso de reemplazo en la presidencia del partido tricolor de Roberto Madrazo. Ayer, Gordillo regresó el golpe al presentar su renuncia a la secretaría general con un comunicado muy duro, pero que también permite ver con mayor claridad hacia dónde se dirigirá la dirigente del SNTE en el futuro.
La semana pasada el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le dio dos golpes durísimos a la estrategia de Elba Esther Gordillo al rechazar las dos impugnaciones presentadas por la hasta ayer secretaria general del PRI respecto al proceso de reemplazo en la presidencia del partido tricolor de Roberto Madrazo.
Ayer, Gordillo regresó el golpe al presentar su renuncia a la secretaría general (una posición que, como se habían dado las cosas, era imposible de ejercer para Elba Esther) con un comunicado muy duro, pero que también permite ver con mayor claridad hacia dónde se dirigirá la dirigente del SNTE en el futuro. Si bien Gordillo dijo en su comunicado que no renunciaba al PRI, también me dijo en una plática que mantuve con ella en la tercera emisión de Imagen Informativa, que de alguna manera esperaba la expulsión, que ella quería seguir haciendo política en el PRI pero que si allí se le cerraban las puertas de ninguna manera dejaría la política y buscaría las vías por donde canalizar su actividad.
El comunicado de ayer fue mucho mejor que el que leyó la semana pasada. En éste establece una suerte de programa (basado en las llamadas reformas estructurales y la reforma política pendiente); reconoce que sí buscó en torno a esos temas acuerdos con el presidente Fox pero que también lo hizo con otras fuerzas políticas y se asombra de que a eso la dirigencia del PRI le llame ahora una traición. En una frase definió su ruptura o distancia con Carlos Salinas de Gortari, al decir que Madrazo fue un presidente del partido que no sabe vivir sin la línea de un presidente, y quizás se excedió al condenar al Tribunal Electoral pese a que dijo aceptar sus resoluciones.
Elba Esther tiene a su favor un punto importante: tiene toda la razón al decir que el PRI no apoyó las reformas que el país necesita por consideraciones electorales, políticas, demasiado estrechas, que al que menos terminarán beneficiando es, probablemente, al propio PRI. También es verdad que existía un compromiso de Madrazo en el apoyo a esas reformas, y existen antecedentes documentales del mismo.
Quizás luego Gordillo se movió mal, quizás confió demasiado en esos acuerdos o en sí misma, quizás, como me dijo en la misma plática de ayer, su relación con las dirigencias priistas nunca fue buena y eso generó una distancia insuperable. Pero el hecho es que todo indica que Gordillo ya ha comenzado a jugar sus cartas y creo que se equivocan quienes conciben todo esto sólo como parte de un enfrentamiento personal o de poder con Madrazo. Es parte de ello pero va más allá.
Gordillo, obviamente, no renunciará al PRI, esperará que ese partido en todo caso la expulse. Si el priismo la expulsa, paga los costos ahora y Gordillo estará en libertad para buscar una alianza política diferente para el 2006. Y allí podrían surgir acuerdos con distintos grupos pero sobre todo, con Felipe Calderón, si éste consolida su candidatura, porque allí mismo podría recalar otros personajes con los que Elba ha tenido una estrecha relación, incluyendo a Jorge Castañeda y su grupo, pero sobre todo, porque sería allí donde podría existir una base de acuerdo político en torno a las tan llevadas y traídas reformas. Si se queda en el PRI, sin duda actuará en el proceso de selección interna de candidato presidencial y podría terminar apoyando alguna otra opción diferente a las que ya se han manejado en ese partido, conformando una suerte de sucedáneo de aquella corriente democratizadora del 86-87, pero con un contenido programático obviamente diferente. Sólo más adelante y de acuerdo al proceso y a los resultados, decidirá si se queda en el PRI o no.
Para Gordillo vienen dos meses muy intensos de operación política que se definirán el mismo día, aparentemente en la primera semana de noviembre en que, tanto el PRI como el PAN (si éste llega a la segunda vuelta) definirán sus candidaturas. ¿Podría pensarse en Gordillo apoyando abiertamnete a Nueva Alianza o en torno a alguno de los otros partidos pequeños?. No creo que sea su prioridad, pero si las otras opciones no logran cuajar sin duda avanzará en ese sentido. El hecho es que Gordillo va a estar en el 2006 y va a buscar jugar un papel en el proceso posterior. Nadie tendría que pensar que las cosas se darán de manera diferente. Sabe que el comunicado y las declaraciones realizadas ayer implican una ruptura con el madracismo (y con otros sectores priistas) irreversible, que buscará capitalizar en el futuro inmediato consolidando sus redes, sobre todo en el magisterio: en realidad allí se pondrá a prueba el margen real de control de la maestra sobre su sindicato y si mantiene el respaldo de algunos de los gobernadores priistas que le deben en buena medida haber llegado al poder.
Ahora le toca jugar a la dirección del PRI que tendrá que decidir entre impulsar la expulsión de Gordillo y asumir, como decíamos, los costos ahora para no pagarlos después, o aceptar que continúe en el partido como un factor de presión que le dará heterogeneidad e incluso abierta disidencia a las voces internas con todo lo que ello implica. Y esa decisión la tendrán que tomar en las próximas horas.
Una costosa decisión de la SCJN
La Suprema Corte de Justicia de la Nación decidió ayer que el arraigo domiciliario es anticonstitucional. Ocho ministros votaron a favor de esa decisión y con ello pueden sentar jurisprudencia al respecto (la votación de ayer se realizó con base en una controversia relacionada con el código penal de Chihuahua que preveía arraigos de hasta 30 días pero al apoyar la moción de inconstitucionalidad más de dos terceras partes de los ministros podrían sentar una jurisprudencia general). Es en realidad, un error. Quizás los ministros tienen razón y en el marco legal no existe un espacio como para el arraigo o para una detención preventiva mayor a las 96 horas en casos de delincuencia organizada, pero entonces será urgente que los diputados y senadores legislen al respecto, porque evidentemente el arraigo es un instrumento insustituible para combatir los delitos de crimen organizado.
Por la propia característica de esa actividad, para el ministerio público federal armar los casos, más aún con el rezago evidente que tenemos en el ámbito jurídico sobre el tema, es complejo, difícil y no siempre, casi nunca, se pueden prever las detenciones con tiempo. Un ejemplo: no todos, ni siquiera la mayoría de los narcotraficantes tienen órdenes de aprehensión vigentes en su contra, o muchos las tienen pero son por delitos relativamente menores porque para fincarles responsabilidades mayores se requiere de mucho más, desde su detención (contando las condiciones en que ésta se dé) hasta la recolección de pruebas en sus domicilios o los de sus escoltas o sicarios. Imaginemos por un momento que alguna unidad especializada obtiene información para detener un narcotraficante importante del que se tiene muchísima información pero no siempre, todas las pruebas para darle a su detención y posterior condena la fuerza suficiente para mantenerlo en la cárcel. Ese hombre debe ser detenido porque si no se suele perder su pista, pero también, en la mayoría de los casos, las autoridades deben arraigarlo para terminar de armar su caso y presentarlo a la justicia: y se requieren desde interrogatorios hasta intercambio de información con otros países para tener casos sólidos. E incluso así, como ha sucedido en los últimos meses en muchas oportunidades, personajes que evidentemente están relacionados con el narcotráfico, de los que se tiene incluso grabaciones de sus diálogos con narcotraficantes, terminan en libertad porque los jueces consideran que las pruebas no son suficientemente sólidas. Para eso sirve el arraigo: si se le quita a las autoridades esa arma legal, se la dejará, en muchos sentidos, sin posibilidad de reacción ante el crimen organizado. Quizás la tomada ayer por la corte es una decisión legalmente sustentada, pero en términos prácticos sus consecuencias podrían ser nefastas.
ino con el político encargado de conseguir el financiamiento para López Obrador. Pero Federico tendría que leer antes de rebatir: en este espacio no se criticó a López Obrador porque haya consultado al IFE sobre la conveniencia de su viaje a Los Angeles. Lo que se criticó fue que Camacho dijera que el IFE “amenazaba” a AMLO al no permitirle hacer ese viaje. No critiqué, ni critico a Federico por proponer el 01 800 o el redondeo, sino porque sin justificación alguna hubiera calificado al IFE como un “árbitro vendido”. Como no puedo dejar de criticarlo por permitir un acto publicitario llevando a Andrés Manuel a la tumba de un hombre que fue su amigo y al que su actual jefe despreció en vida. Pero así es la política. Así son la mayoría de los políticos.