La renegociación del PRI
Columna JFM

La renegociación del PRI

El PRI se parece cada vez más al de sus inicios, allá por 1929, cuando Plutarco Elías Calles integró en un partido nacional a una gran cantidad de grupos regionales. Hoy el PRI es un partido con marcadas estructuras regionales, donde el membrete nacional parece que sirve como una suerte de paraguas, bajo el cual puedan converger los diferentes grupos y corrientes. Por eso mismo sería importante que se permitiera una suerte de convivencia pacífica entre todos sus grupos. No está siendo así y la consecuencia es que el PRI hoy se encuentra en el tercer lugar de las encuestas.

El PRI se parece cada vez más al de sus inicios, allá por 1929, cuando Plutarco Elías Calles integró en un partido nacional a una gran cantidad de grupos regionales. Hoy el PRI es un partido con marcadas estructuras regionales, donde en realidad, el membrete nacional parece que sirve como una suerte de paraguas, bajo el cual puedan converger los diferentes grupos y corrientes. Por eso mismo, sería tan importante el tener una lógica incluyente que permitiera una suerte de convivencia pacífica entre todos sus grupos. No está siendo así y la consecuencia es que el PRI, que apenas en julio pasado estaba en primer lugar de las encuestas, hoy se encuentra en el tercero. Es verdad que todavía puede remontar y que sigue teniendo una fuerte estructura, más poderosa que la de sus rivales, pero está más que comprobado que nadie gana una elección sin una estructura sólida a nivel nacional pero también que tampoco gana, menos una elección presidencial, basado exclusivamente en ella.

La ruptura de Madrazo con Elba Esther Gordillo, la caída de Montiel en el inicio del proceso interno, la falta de acuerdo entre la dirección nacional y la mayoría de los grupos de poder estatales, ha deteriorado en forma notable en las últimas semanas al priismo y la imagen de renovación que dio en varios estados con la selección de candidatos jóvenes y con un nuevo perfil, se diluyó a nivel nacional con el derrumbe del proceso interno y la aparente falta de opciones y oportunidades para aquellos que no forman parte del madracismo.

Ante ello se han dado movimientos diversos, que están marcados, sobre todo, por las expectativas de los diferentes actores. Algunos de ellos, como Tomás Ruiz o en los próximos días Roberto Campa, han decidido dejar el PRI y buscar otras opciones políticas. Otros han manifestado públicamente su disgusto por cómo están las cosas, aunque no han tomado todavía una decisión sobre su futuro, como sucede con Genaro Borrego. Muchos de los que han quedado sin candidato y que no tienen una opción interna, están apostando a refugiarse en sus sectores o en los priismos estatales, confiando en que, independientemente del resultado de la elección presidencial, podrán mantener una presencia en el ámbito legislativo. Incluso, en esa lógica, algunos de los adversarios internos de Roberto Madrazo, como el gobernador de Coahuila, Enrique Martínez o el de Nuevo León, Natividad González Parás, han terminado aceptando la candidatura de Roberto, apostando que a partir de esos acuerdos puedan mantener sus espacios de poder locales vía posiciones legislativas.

El problema que se le presenta al priismo es que la mayoría de las diferencias son difíciles de procesar porque son personales: son diferencias directas con Roberto Madrazo, basadas, con o sin razón, en la falta de confianza en el ex presidente nacional del partido. En realidad, la mayoría de los priistas que no son parte del madracismo, lo que están decidiendo en estos momentos no es en si negocian o no con el equipo de Madrazo, si no si le tienen o no confianza como para establecer esa negociación y saber que los términos de la misma se respetarán. Para los gobernadores en funciones ello es mucho más sencillo que para los militantes que no cuentan con ese tipo de posiciones de poder. Un gobernador, sea o no madracista, sabe que éste lo necesitará cuando se dé la campaña y que necesariamente tendrá que negociar con él posiciones internas.

Pero ¿qué les queda a los militantes como Campa o como el propio Borrego o incluso hombres de mucho peso interno como Enrique Jackson? El problema es ese: que las diferencias son personales y no existe un programa, una estrategia que, por encima de personalidades enfrentadas, permita cohesionar a los distintos grupos y dirigentes tras objetivos comunes. Si a eso le sumamos que muchos de los personajes que se presentan (no consta siquiera que lo sean) como los más cercanos a Madrazo, son partidarios no del debate y la integración sino de la depuración, las condiciones para las deserciones están dadas. Una demostración de ello, decía el otro día Roberto Campa y tenía razón, está en el grupo parlamentario en San Lázaro: mientras que, pese a sus inocultables diferencias internas, el PRD y el PAN suelen votar en forma homogénea, es obvio que en el priismo existe una división profunda, su grupo parlamentario vota en forma muy heterogénea, de acuerdo a los intereses personales y de grupo. en cada uno de los temas que se presentan.

Con todo, no habrá grandes rupturas en el priismo. Continuarán las deserciones por goteo, como las ocurridas en los últimos días, aunque habrá muchos priistas que se apartarán del proceso al no tener opciones de participación en el proceso.

Por ejemplo, el lunes, el coordinador de la comisión de imagen y comunicación política del PRI, Carlos Flores Rico, dio a conocer las líneas generales, el “mensaje rector” de la campaña para el 2006: se basará en un mensaje de unidad interna, experiencia y propuestas para mejoras en la economía, la seguridad y la defensa del patrimonio nacional. Nadie podría estar en contra de ello, pero ¿qué quiere decir?¿en qué se traducen esos “mensajes rectores”?¿con quiénes se consultaron?¿de dónde surgen? Hace unos días platicaba con Beatriz Paredes y ella me decía que es la Fundación Colosio la que está construyendo el programa de campaña que tendrá que respetar quien sea el candidato presidencial de su partido. Si ese programa no está concluido en esa instancia partidaria ¿cómo se establecieron los “mensajes rectores” de la campaña? ¿Hay espacios para discutir esos temas en la propia estructura del partido? Quién sabe. Por lo pronto, ha sido designado como el responsable de la comisión de proponer las reformas al Estado dentro de la dirignecia priista, una figura en ascenso: Mario Moya Palencia, quien fuera secretario de gobernación y aspirante presidencial durante la administración de Luis Echeverría.

Más ejemplos: se dice que una de esas líneas, de esos mensajes rectores, y ello debería ser parte nodal tanto del programa electoral como de la reforma del Estado,  es “la defensa del patrimonio nacional”. ¿Quiere decir eso que los priistas se opondrán a la participación del capital privado en el sector energético? Se lo pregunté a Flores Rico y su respuesta fue que los priistas querían reformas en el sector pero que siguiera en el ámbito estatal. ¿Están de acuerdo en ello la mayoría de los priistas?¿es lo que espera la mayoría de la población? Esos son los temas que no se están discutiendo en el PRI y los que se terminan imponiendo por la fuerza de los grupos de poder, pero sin debate previo.

El problema en el PRI va mucho más allá del sí o el no para Madrazo. Lo que está afectando al PRI (y en ello sufre respecto al PAN y al PRD) es la falta de una personalidad política propia que sirva de base para dilucidar sus profundas diferencias internas.

Cancún y los despidos

La semana pasada me tocó estar en Cancún en la reunión que mantuvo el presidente Fox con los propietarios de los principales hoteles de la zona y donde presentó el ambicioso programa de ayuda y financiamiento para la región afectada por Wilma. Incluso tuve una larga entrevista con el presidente Fox en la cual, el punto central fue que esos respaldos tendrían como contrapartida el compromiso de los hoteleros y prestadores de servicios de que no habría despidos. Sin embargo, algunas cadenas ya han comenzado a despedir gente. No debería ser compleja la respuesta: si la palabra del presidente Fox vale (y por supuesto que se debería hacer valer), quien no cumpla con el compromiso adquirido, quien despida trabajadores, lamentablemente no podrá gozar de los apoyos financieros y fiscales prometidos por el ejecutivo para la zona siniestrada.

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