Ahora le toca a Madrazo
Columna JFM

Ahora le toca a Madrazo

Desde el domingo en la noche, Roberto Madrazo es ya el candidato presidencial del PRI y a estas alturas se antoja imposible cualquier cambio en esa posición. Atrás han quedado el enfrentamiento con Elba Esther Gordillo, el derrumbe de Arturo Montiel y con él Unidad Democrática, atrás quedó Everardo Moreno. Todo eso es ahora parte del pasado y
Montiel deberá demostrar de qué está hecho y qué busca con su candidatura.

Ya no hay excusas. Desde el domingo en la noche, Roberto Madrazo es ya el candidato presidencial del PRI y a estas alturas se antoja imposible cualquier cambio en esa posición. Atrás, por lo menos en el tiempo, han quedado el enfrentamiento con Elba Esther Gordillo, el derrumbe de Arturo Montiel y con él, la desarticulación, en los hechos, de Unidad Democrática, atrás quedó ese personaje inexplicable llamado Everardo Moreno. Todo eso es ahora parte del pasado y ahora Madrazo deberá demostrar de qué está hecho y qué busca con su candidatura.

El domingo en la noche Madrazo insistió en algo que es verdad: ni el PAN ni el PRD pueden presumir de una estructura nacional similar a la del PRI. Pero lo que no dijo es que con esa estructura nacional solamente, con ese voto seguro del priismo, no le alcanzará para ganar, y tanto no le alcanza que en la última encuesta de María de las Heras se confirma que ha perdido un millón de electores convencidos de julio a la fecha. Pocos dudan de que Madrazo podrá controlar e incluso entusiasmar a buena parte de la estructura dura del priismo, pero su desafío no está ahí: se encuentra en convencer, primero, a los que no concuerdan con él dentro de su propio partido y luego, y por esa vía, a los electores cambiantes, a los que no han decidido su voto o pueden cambiarlo de acuerdo a cómo evolucionen las cosas en el proceso electoral.

Madrazo en ese sentido tiene un déficit indudable: es el candidato con mayor voto negativo, con el mayor número de personas que dicen que jamás votarían por él. Parte, gracias a la estructura de su partido, de un piso electoral alto, pero su techo es muy bajo. Por eso, Madrazo debería trabajar en forma central sobre ese punto. Ahora en esta campaña interna (de alguna forma hay que llamarla) Madrazo tuvo una agenda desconcertante: estuvo atendiendo la estructura y el voto duro que ya está con él y desatendió todo lo demás, desde las alianzas internas hasta las externas. Ya en campaña, Madrazo deberá apostar exactamente a lo contrario: deberá dejar a su equipo de campaña, a sus gobernadores y presidentes municipales, la atención de la estructura y el voto duro y deberá volcarse hacia fuera, hacia los que no confían en Madrazo, incluso hacia los que lo han catalogado como algo más que un adversario. Es la única forma que tiene el tabasqueño de lograr atenuar el voto negativo: desde ya debe dar a conocer un equipo, un grupo de personajes priistas y no priistas con quienes se dispondría a hacer campaña y gobernar. La confianza que no puede generar Madrazo (sea justa o no esa percepción es otro tema), la deberá buscar producir a través de su propia labor pero, sobre todo, del equipo plural que logre mostrar al electorado.

Ejemplos hay muchos: ¿alguien fuera del priismo más duro y tradicional votaría por un equipo en el cual, el encargado de la reforma del estado, como ahora ocurre en el CEN priista, es Mario Moya Palencia?¿no deberían encargarse de ello, y esa es el tipo de señal que podrían ser esperanzadoras para el electorado no convencido, personajes que ya han trabajado sobre el tema, como Jesús Reyes Heroles, por dar sólo un ejemplo?¿no sería imprescindible que Madrazo lograra juntarse y concretar acuerdos con personajes como Genaro Borrego que ha tenido innumerables ofertas para dejar el PRI y sin embargo, pese a sus diferencias, no lo ha hecho?¿no debería, independientemente del caso Montiel, buscar a los principales integrantes de Unidad Democrática, de la CNC, incluso del sindicato de maestros e integrarlos a un proyecto más colectivo que el actual?¿no ganaría más buscando acuerdos con Natividad González Parás que mostrándose con Manuel Andrade?

Lo hemos dicho en muchas otras oportunidades: el rasgo político más deficitario de Madrazo, en este tipo de circunstancias, es la poca generosidad política. Se podrá decir que no es así, que apenas días atrás Madrazo le abrió un espacio a varios de los operadores que habían estado, por ejemplo, con Arturo Montiel. La verdad es que nuevamente se trata de un gesto para su estructura interna: ninguno de ese equipo es conocido por la gente. Es la hora en que Madrazo debe mostrar generosidad política e inteligencia estratégica.

Y ello debe incluir el control sobre los suyos. De nada serviría que Madrazo hiciera acuerdos con sus opositores internos, si al mismo tiempo, los duros de su entorno se dedican a pedir expulsiones, a amenazar con el destierro político a todo aquel que no rinda pleitesía a su jefe (Labastida puede estar equivocado en su opinión sobre el tercer candidato, pero ¿por eso le exigen que no hable y piden su expulsión?). De nada sirve que el priismo busque presentar un imagen de mesura, eficiencia y control (esa es su oferta electoral) si pareciera que el propio entorno del candidato es un caos donde cada uno hace y declara lo que se le viene en gana. Si Madrazo no demuestra que puede controlar a los suyos y unificar, en todos los sentidos, el discurso de su equipo y su partido, ¿cómo podrá demostrarle al electorado que lo que ofrece, control y dirección para el país, podrá cumplirlo?

Y esos acuerdos con adversarios internos y externos, no serán, no pueden ser en la mayoría de los casos, solamente de posiciones, sino también de programas y propuestas. Tendrá que hacer algo más parecido a lo que intenta Beatriz Paredes en el DF ante la ausencia de una verdadera estructura partidaria en la capital. Pero, ¿cómo podrá avanzar en ello si, luego de que los tres últimos presidentes del priismo, impulsaron, con éxito, la apertura comercial y la incorporación de México al mercado internacional (con todo lo que ello conlleva), priistas de alto nivel, en representación de su partido, rechazan la apertura comercial y el libre comercio?¿cómo podrán avanzar sin una propuesta económica, fiscal, y energética seria, que compita con los propósitos populistas del lopezobradorismo y con el programa muy ambicioso, muy de cara al futuro que lanzará Felipe Calderón?¿cómo pueden tener tan pocos reflejos políticos como para no defender la institución presidencial ante insultos injustificables, cuando hasta López Obrador, con inteligencia, comprendió que en ese caso debía mantener una coherencia institucional?. Allí es dónde Madrazo deberá ser mucho más firme y demostrar, políticamente, de qué está hecho.

Porque esa falta de acuerdos internos, no sólo le ha costado al PRI en su voto duro, sino también en sus potenciales alianzas, que pueden ser determinantes para su futuro. Hoy la coalición con el Verde, no se ve tan sólida como hace unos meses: Bernardo de la Garza ha estado haciendo campaña y los tres o cuatro (o cinco) puntos que pudiera tener el Verde para el priismo son importantes. Pero ya hay voces en ese partido, cercanas al propio Bernardo, que estarían observando con buenos ojos, volver a probar un acuerdo con el panismo, ahora con Felipe Calderón. El PT, con una votación menguada, podría ser otra opción de alianza, ante la virtual ruptura de negociaciones que ha tenido con el PRD, pero cuanto más dividido se vea el priismo internamente, más cara le saldrá esa negociación. Convergencia deberá definir su propia situación interna en los próximos días pero no parece estar cerca en absoluto del PRI, mientras que Alternativa (que el domingo tuvo un debut electoral muy auspicioso en Hidalgo) irá con Patricia mercado, mientras que Nueva Alianza, incluso podría convertirse en un receptor de priistas cercanos a Elba Esther Gordillo si Madrazo no los atiende.

Ahora le toca a Madrazo demostrar para qué quería la candidatura presidencial.

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