López Obrador con los empresarios?de EU
Columna JFM

López Obrador con los empresarios?de EU

Felipe Calderón, Roberto Madrazo y Andrés Manuel López Obrador participaron en la convención anual de la American Chambers, donde expusieron sus propuestas ante empresarios… estadounidenses. La pregunta es porqué López Obrador, enarbolando un discurso antiempresarial, se había negado a participar en la convención del mercado de valores y en la reunión nacional de industriales de la Concamin, y ahora aceptó la invitación de la cámara americana de comercio.

Ayer, finalmente, los empresarios pudieron escuchar las principales propuestas económicas de los tres principales candidatos presidenciales. Felipe Calderón, del PAN, Roberto Madrazo del PRI y Andrés Manuel López Obrador, del PRD participaron en la convención anual de la American Chambers, donde expusieron sus propuestas ante empresarios… estadounidenses. La pregunta, inevitable, es porqué López Obrador, enarbolando un discurso antiempresarial, se había negado a participar en la convención del mercado de valores y en la reunión nacional de industriales de la Concamin, la semana pasada, y ahora aceptó la invitación de la cámara americana de comercio. ¿Será que todos los empresarios son iguales pero algunos son más iguales que otros?¿será que un candidato que dice que de llegar a la presidencia hará girar su política económica en el mercado interno considera que para ello no necesita a los empresarios nacionales?¿será que le dijeron en su entorno que no puede pelearse con los estadounidenses? En realidad, lo más probable es que López Obrador no haya participado en los encuentros anteriores, primero, porque estaba obvia y públicamente enojado por el tema de las encuestas, y segundo, porque, por una estrategia errada, había decidido no aparecer ante los empresarios. Con la cámara americana de comercio, tuvo que ratificar, pero en términos de imagen pública será por lo menos difícil de explicar porqué prefiere la interlocución de los empresarios de otros países y no de los nacionales.

Ese es un punto, que no quita lo importante de ese encuentro, en el cual, el nuevo presidente de la Organización para la Cooperación y el Crecimiento Económico, José Angel Gurría (aunque todavía no han concluido formalmente los trabajos para su elección) puso el acento más que en cualquier otro ámbito, en la necesidad de recuperar la competitividad (es absurdo que el país que se ostenta como la décima economía mundial esté en el lugar 55 en el mundo en términos de competitividad y que haya caído ocho posiciones en un año) y en el cual, en sintonía con lo mismo, el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, calificó como insuficiente y ridículo el crecimiento del tres por ciento que tendrá nuestro país este año. Lo importante era escuchar a los candidatos en ese contexto. En ese sentido hizo bien López Obrador en participar. Pero en él, los tres tuvieron respuestas diferentes.

Roberto Madrazo presentó una propuesta económica que es síntesis de la que anunció horas después en el libro Bases para un gobierno firme y con rumbo: rescatar la competitividad, reforma hacendaria y energética, reforma al sistema de seguridad y a la educación, una propuesta a la cual es difícil encontrarle objeciones, sobre todo cuando se conoce al grupo de economistas que fueron consultados para su elaboración. El problema, dijeron los participantes, es que Madrazo llegó a la reunión sobrellevando un nuevo golpe mediático sobre sus propiedades (en realidad, las dadas a conocer ayer son las casas que habitan sus dos ex esposas y algunos de sus hijos, y la tercera es la casa en la que vive con su actual esposa, Isabel de la Parra) que nuevamente pone en entredicho su credibilidad. El comentario entre los empresarios presentes fue que gustó el documento que presentó Madrazo pero se preguntaron si cumplirá con él.

Sin duda el ganador de la jornada fue Felipe Calderón. Se llevó la mayoría de los aplausos y concentró muy bien su discurso en los puntos que ha defendido desde tiempo atrás, pero que además son los que en la iniciativa privada perciben que la administración Fox no ha tenido éxito: la certidumbre jurídica, el respeto a la legalidad, el no torcer decisiones claves para el país porque se oponen un grupo de macheteros. Fue muy enfático en señalar que aceptará toda la inversión privada, nacional y extranjera legítima y que buscará mecanismos de coinversión de ese capital con PEMEX y la CFE para que ambas empresas puedan explotar plenamente sus recursos naturales. En el ámbito fiscal, su propuesta de una tasa más baja y pareja, flat, para todos los contribuyentes, ha gustado desde tiempo atrás y comienza a ser muy bien vista por los inversionistas. Finalmente, interrogado sobre las encuestas, en lugar de meterse a la discusión imposible respecto a cómo quedó en cada una de ellas, insistió en el punto que es central al respecto: independientemente de los números, las encuestas lo que están señalando son las tendencias: quién sube, quién baja, quién se mantiene. Y destacó que todas están mostrando que la suya es una candidatura en crecimiento, mientras que la de Andrés Manuel López Obrador sigue perdiendo puntos aunque se mantenga actualmente en la cima.

El propio López Obrador no se apartó de su discurso en la presentación en la plenaria y, obviamente, ello no gustó a los empresarios presentes. Insistió en que realizará un gobierno para los pobres (¿se puede entender un gobierno para los pobres sin inversiones y sin la creación de fuentes de empleo permanentes generada por ellas?) pero puso el acento en que no permitirá inversiones privadas, ni nacional ni extranjera, en los sectores energético y de petroquímicos. Larry Rubin, el director general de la American Chambers me aseguró en la tarde, que en la plática privada que mantuvo con los tres candidatos, todos le aseguraron que no pondrían limitaciones a la inversión extranjera y que los tres respetarían en TLC. Y es muy probable que haya sido así: el punto es que en público, López Obrador no dijo lo mismo: habló de renegociar el TLC y de prohibir la inversión en esos dos sectores estratégicos. Obviamente, la suya fue calificada por la mayoría de los asistentes como una propuesta para muchos decepcionante, para otros francamente preocupante.

Algunos dirán que se trata de una estrategia electoral. Que si quiere ganar las elecciones, López Obrador no se puede apartar de esos temas. No es verdad, en realidad, la experiencia internacional lo que muestra es otra cosa: candidatos como Luis Inácio Da Silva Lula, ganó los comicios en su cuarta competencia electoral, cuando finalmente se comprometió a no modificar las líneas generales de la política económica que había establecido Fernando Henrique Cardoso y cuando estableció un acuerdo con los empresarios que lo llevó, incluso, a colocar como vicepresidente a uno de los empresarios más conocidos del país, un hombre muy alejado de las principales tesis de la izquierda. López Obrador, por lo menos hasta ahora, y dentro del país, parece haber escogido la otra vía: dureza, rechazo a la inversión y la apertura y la insistencia en un gobierno para los pobres que paradójicamente será imposible de lograr sin generar riqueza. Todo enmarcado en un discurso, como escribía ayer Federico Reyes Heroles, basado en su entrevista con José Gutiérrez Vivó, donde las opciones son dos: o el candidato está mintiendo porque propone cosas que son imposibles de cumplir o simplemente desconoce, incluso, que está mintiendo. En ello se incluye desde su propuesta de revitalizar PEMEX y la CFE sin permitir inversión privada alguna en el sector, hasta la delirante propuesta de las declaraciones de impuestos voluntarias pasando por la promesa de una pensión general y vitalicia para todas las personas de la tercera edad sin decir una palabra sobre cómo se abordará el tema de las pensiones en el IMSS y el ISSSTE, o la reducción de cien mil millones de pesos en el gasto gubernamental sin explicar cómo se podría lograr eso. Tampoco habló de esos temas en la cámara americana de comercio y eso hizo una diferencia importante con los otros dos expositores que podrán haber gustado más o menos, que podrán haber tenido mayor o menor credibilidad, pero que terminaron aterrizando los temas sobre el que los propios empresarios e inversionistas querían platicar, que no era otro que responder la pregunta sobre cómo se podrá recuperar la competitividad perdida por el país.

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