Todos son iguales, pero unos son más iguales que otros
Columna JFM

Todos son iguales, pero unos son más iguales que otros

En ocasiones la vida política nacional termina siendo todo un catálogo de inconsecuencias. Uno podría comprender que los candidatos en muchas ocasiones terminen diciendo mentiras imposibles de cumplir como esa promesa de López Obrador de bajar el precio de los energéticos para ganar votos. Pero uno debería esperar mayor congruencia de quienes detentan el poder e incluso en muchas oportunidades de quienes trasmitimos la información.

En ocasiones la vida política nacional termina siendo todo un catálogo de inconsecuencias. Uno podría comprender que los candidatos en muchas ocasiones terminen diciendo mentiras imposibles de cumplir como esa promesa de López Obrador de bajar el precio de los energéticos para ganar votos. Pero uno debería esperar mayor congruencia de quienes detentan el poder e incluso en muchas oportunidades de quienes trasmitimos la información.

Un caso: el hotel Sheraton María Isabel, expulsó de ese hotel a una delegación de funcionarios cubanos atendiendo una advertencia del gobierno estadounidense de que con ello estaría violando la ley Helms-Burton. El tema puede abarcarse de muchos ángulos: los defensores del gobierno cubano, en tantas cosas lisa y llanamente indefendible (¿alguien se ha preguntado o ha vivido en carne propia, ya no como turista sino como periodista, la experiencia de tratar de entrevistar o tener contacto con algún opositor al régimen en La Habana para saber cómo lo tratan las autoridades de la isla?, no le recomiendo intentar hacerlo sin estar preparado), lo han transformado en un tema de soberanía nacional. En realidad no lo es: en todo caso es una majadería, una estupidez de los administradores del Sheraton María Isabel, como dijo Jorge Castañeda. Según las leyes estadounidenses todas las empresas de ese origen, en el lugar del mundo donde estén ubicadas deben respetar las leyes de su país de origen, aunque sea una ley tan torpe y absurda como la Helms Burton que castiga más al pueblo cubano que al régimen dictatorial que lo gobierna. Pero también deben respetar las leyes nacionales, la pregunta es si las violaron. No sé, nadie me lo podido explicar, si un hotel viola alguna ley por rechazar un cliente que considera indeseable, por las razones que fueran. Me imagino que dicho cliente podría ampararse en las leyes antidiscriminación si considera que fue objeto de ello, pero no puede ir mucho más allá. Pero el hecho es que la expulsión de los cubanos de un hotel ha generado innumerables espacios en los medios.

Sin embargo, sólo una nota en Milenio Diario dio cuenta de un hecho mucho más grave y que tendría que indignar a nuestras autoridades y a los medios: en Cuba están detenidos 18 pescadores yucatecos desde hace meses acusados de “polleros”, pero de una categoría especial de “polleros”: según las autoridades cubanas, estos pescadores esperaban a las personas que querían huir de la isla en alta mar y desde allí las transportaban a la península de Yucatán. Fueron detenidos por una patrulla naval cubana, se supone que en alta mar y están detenidos en una cárcel destinada a prisioneros políticos, algunos han recibido condenas que van de 6 a 25 años de cárcel y otros están en un proceso que, según las autoridades de la isla, “podría durar años” hasta que hubiera condena. Yo no sé si los pescadores realizaban esa tarea de literalmente “pescar” en alta mar personas que se aventuraban a salir de la isla para llevarlas previo pago de un dinero a México. Pero sé perfectamente que incluso si eso fuera así, las leyes que estarían violando serían las mexicanas, no las cubanas y que el gobierno de Fidel no tiene derecho de juzgarlos, incluso no tendría razón de detenerlos si ello ocurrió, como dicen los familiares de los pescadores, en alta mar. Y en todo caso, lo que tendrían que hacer, lo hicieron por decisión rapidísima de Fidel en el caso Ahumada, es expulsarlos para que sean juzgados en México, si es que violaron las leyes migratorias al introducir ilegalmente personas al país. Pero nadie, ni el gobierno, ni la cancillería ni los medios, parecen haber tomado nota del caso. Para algunos de nuestros medios y analistas es mucho más importantes que un grupo de diplomáticos cubanos hayan sido expulsados de un hotel en el DF a que 18 mexicanos estén presos injustificadamente en La Habana.

El domingo fue un día de muchas celebraciones, para algunos fue el día del Super Bowl; otros tuvimos el privilegio de estar en la Plaza de Toros México en su 60 aniversario. En el calendario religioso fue el día de San Felipe de Jesús. Pero en el calendario cívico celebrábamos un aniversario más de la promulgación de la Constitución. Me imagino que para el presidente Fox es más importante el calendario cívico que el religioso o los eventos deportivos, y por eso, en días anteriores a la celebración del día de la promulgación de la Constitución no podía entender porqué el presidente Fox, rompiendo una tradición institucional de muchos años, decidió no realizar celebración alguna en Querétaro, sobre todo tomando en cuenta que éste es su último cinco de febrero en el poder y que comenzó su gobierno, en su primer cinco de febrero, proponiendo una profunda reforma constitucional (casi una refundación del Estado) que por diversas causas no prosperó. ¿No hubiera sido una gran oportunidad política regresar a Querétaro con un gran acto cívico para desde allí, por ejemplo, reafirmar sus propuestas reformistas como una tarea pendiente hacia el futuro o desde allí explicar porqué no se pudieron hacer las reformas que planteó desde el 2001?. La presidencia no pareció evaluarlo así: prefirió un acto austero en Palacio Nacional, donde en un discurso igual de austero, el presidente simplemente dijo que se debía actualizar la constitución. Pero la razón para esa decisión parece haber sido otra: el presidente y su esposa terminado el acto cívico en Palacio Nacional cruzaron la calle para ir a la catedral y comulgar el día de San Felipe de Jesús. Parecía que ambos eventos tenían en la agenda presidencial la misma importancia. ¿Cómo no darle la razón, entonces, a Carlos Monsivais en su discurso de la semana pasada sobre el deterioro del estado laico?. Se podrá argumentar que uno era un acto cívico y el otro estrictamente personal. Me pregunto, cuando son públicos, ¿qué tan personales pueden ser los actos de una autoridad?. Pero independientemente de ello, con todo respeto a la fe de cualquier persona, comenzando por la familia Fox, no me cabe duda que el principal compromiso presidencial es con las instituciones y el calendario cívico. No pareció comprenderlo así.

Finalmente, aunque la lista de inconsecuencias de nuestros políticos podría continuar a lo largo de muchas páginas, la semana pasada estuvo López Obrador en su natal Tabasco. Fue mucha gente a sus actos y, sin duda tiene apoyo en su estado, aunque no habría que olvidar que a Madrazo tampoco le fue nada mal por la que es también su tierra. Habló López Obrador, sobre todo, de romper con la corrupción en PEMEX y con los abusos gubernamentales. Mientras tanto, su hermano José Ramiro, alcalde de Macuspana, ejerciendo el poder al estilo que su hermano supuestamente condena, le descontó “voluntariamente” una quincena a todos los trabajadores del ayuntamiento para financiar la visita de su hermano a su tierra. Y ninguno de los que antes, con razón, se indignaban en el perredismo por ese tipo de abusos gubernamentales, dijo una palabra. Como no han dicho una palabra ni explicado qué ocurrió con los dineros que recaudó, con métodos similares, “descuentos voluntarios” de los trabajadores del GDF, el propio López Obrador para financiar, supuestamente, su campaña antidesafuero.

Está de moda decir que todos los políticos son iguales. Pero me temo que unos son más iguales que otros.

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