José María Aznar, ex jefe de gobierno español y líder de la centroderecha en su país (y en buena parte del continente americano), podría decir, paradójicamente, junto con Carlos Marx, que ?un fantasma está recorriendo América, es el fantasma del populismo?. Y ha agregado que él está dispuesto a participar activamente en la lucha contra ese fantasma, esa ?marea? que amenaza a nuestros países. Se podrá o no estar de acuerdo con su visión de las cosas pero no es, para esos grupos, para esos movimientos, un enemigo menor.
José María Aznar, ex jefe de gobierno español y líder de la centroderecha en su país (y en buena parte del continente americano), podría decir, paradójicamente, junto con Carlos Marx, que “un fantasma está recorriendo América, es el fantasma del populismo”. Y ha agregado que él está dispuesto a participar activamente en la lucha contra ese fantasma, esa “marea” que amenaza a nuestros países. Se podrá o no estar de acuerdo con su visión de las cosas pero no es, para esos grupos, para esos movimientos, un enemigo menor.
La semana pasada, la intervención de José María Aznar en un foro panista, donde expresó su deseo de que Felipe Calderón ganara la presidencia de la república en julio próximo, generó un interminable debate que se coronó ayer con la petición expresa al IFE de que se “investigue” si hay extranjeros interviniendo en las campañas políticas de nuestro país. Los consejeros del IFE se pueden ahorrar la investigación: por lo menos desde la campaña de las elecciones de medio término de 1991, en los tres principales partidos, participan asesores internacionales de todo tipo, abierta o solapadamente. En el 2000, por ejemplo, mientras Dick Morris asesoraba a Vicente Fox, James Carville hacía lo mismo con Francisco Labastida y Cuauhtémoc Cárdenas tenía un equipo de asesores chilenos que ya no habían aconsejado en la campaña del DF del 97. Ahora nada ha cambiado, salvo quizás algunos nombres de asesores, y la presencia, desde mi punto de vista inevitable, de estos personajes, sin duda, continuará.
Pero eso lo saben todos. Entonces ¿por qué generó tanta controversia una declaración bastante inocua de Aznar?. No por el apoyo a Calderón, sino porque el ex presidente de gobierno español está decidido a encabezar, como decíamos, una suerte de cruzada antipopulista y, guste o no lo que dice Aznar en muchos ámbitos o su decisión de apoyar a Estados Unidos en Irak, lo cierto es que sigue siendo una figura de mucho peso dentro y fuera de su país. Con el escándalo se trató de opacar, y se logró, buena parte de las críticas del dirigente del PP español contra los regímenes populistas y la propia situación que se vive al respecto en nuestro país.
Tuvimos la oportunidad de mantener la única entrevista que concedió Aznar en México y allí sus argumentos fueron mucho más duros que en aquella intervención en la sede del PAN. Eso es lo que provocó el debate.
Para Aznar éste es un “momento grave y difícil políticamente para América Latina por que después de haber conseguido estabilizar democracias por toda la región, en este momento hay un retroceso político”. El modelo populista, dijo “ya ha demostrado que es un fracaso y que ha tenido un altísimo costo en todos los países, especialmente los menos favorecidos y ya es bueno reaccionar ante esta situación, ante esa marea”.
“El atajo populista”, me dijo Aznar “promete un futuro mejor que nunca llega y lo que hace es generar más frustración, más pobreza, más miseria”. El camino de la prosperidad, sostuvo, es el “de la estabilidad, de las instituciones sólidas, la transparencia, de la ausencia de corrupción, de una economía abierta y bien competitiva, de gente creando empresas, de personas teniendo confianza y de un sistema que funciona”.
Para el ex gobernante español el problema no está en las políticas liberales que han tenido éxito en Asia, Europa Central, Irlanda, India o Nueva Zelanda, sino en que en nuestros países esas políticas en realidad “no se han aplicado o se han aplicado a medias”. En consecuencia, agregaba en aquella plática, “a la gente se le dijo que iba a tener unas ventajas inmediatas y esas ventajas inmediatas no han llegado”. Y nos llevaba al ejemplo de su país, España que “en los sesenta era un país pobre y hoy es la octava potencia económica del mundo. En 1975 teníamos 4 mil dólares de renta per cápita, hoy tenemos 24 mil dólares de renta per cápita. ¿Por qué, se preguntaba? porque decidimos que íbamos a tener un sistema estable, una democracia estable, unas instituciones estables, aceptamos que teníamos que hacer reformas económicas y se han hecho razonablemente”. Es, desde su punto de vista, un camino largo pero “el único camino posible”.
Al gobierno de Hugo Chávez lo considera, en este sentido, paradigmático de lo que se debe impedir. El de Chávez, me dijo, es un gobierno “paradigma de populismo, de demagogia. Es el camino hacia un régimen autocrático en donde la ley es el caudillo, en donde la justicia es el caudillo, en donde el parlamento es el caudillo y en donde todo está sometido a las manos de una persona y eso es al final el resultados que permite explicar porqué en Venezuela hay mas pobres ahora que cuando llegó Chávez al poder.
Criticó, además, a Estados Unidos y al gobierno español por la situación que se presenta en la región. Washington “se equivocó cuando apoyó a dictaduras militares en Iberoamérica, porque muchos iberoamericanos pensaron que la democracia no era para ellos, que aquí operaban sólo las dictaduras. En el caso de España muchos iberoamericanos hoy pueden pensar que España podría empujar y fortalecer los procesos democráticos, los procesos de estímulo a la inversión y no situarse entre Castro y Chávez, que no son precisamente un ejemplo de democracia para extenderse por Iberoamérica”. A la estrategia del gobierno español actual la calificó como “equivocada, porque situarse entre Castro y Chávez para hacer política en el mundo y para hacer política en América, es situarse en un sitio en donde no tienes nada que aprender, donde no hay futuro, es situarse entre una dictadura y un régimen que deriva cada vez mas al autoritarismo y eso no puede ser. La España prospera, la España que fue capaz de enseñar la transición ejemplar de una dictadura a una democracia, la España que ha sido capaz de la transición de un país poco desarrollado a un país desarrollado; esa España no puede estar ahí situada. Tiene que estar situada fomentando los valores de la libertad, el respeto de los derechos humanos, del libre mercado, de la competitividad; esa es la solidaridad que debemos tener con la región pero efectivamente con resultados en la mano y ésta en cambio es una mala política española, es una política equivocada”.
Con el propio Rodríguez Zapatero no fue indulgente. Para Aznar, su sucesor “ha roto todos los consensos en la vida española, ha roto el consenso sobre la transición democrática, ha roto el pacto constitucional, ha roto los consensos en política exterior, ha roto los consenso en política antiterrorista y esa es una situación desgraciadamente preocupante para nosotros los españoles y para muchas otras naciones en el mundo”.
Pero la intervención de Aznar no concluye allí, va más allá. Mañana, analizaremos cómo ve, Aznar, la relación del populismo con la violencia, el narcotráfico y los grupos terroristas internacionales, en distintos países, entre ellos México.