PRI: los diferentes rostros de una crisis
Columna JFM

PRI: los diferentes rostros de una crisis

Este fin de semana, la mayoría de los gobernadores priistas, doce de 17, no participaron en la celebración del aniversario de ese partido, en un acto que se realizó en Toluca, con el objeto de tratar de demostrar la fuerza del tricolor en la plaza, pero que terminó siendo un evento desangelado, con poco público y sin demostrar la fuerza que de allí debería derivarse. Un día después, se anunció de la renuncia al PRI poblano de varios diputados. Se dice que en los próximos días, diferentes dirigentes y cuadros ligados al sindicato de maestros irán renunciando en diferentes estados en desacuerdo con las listas de candidatos a diputados y senadores que presentará el priismo.

Este fin de semana, la mayoría de los gobernadores priistas, doce de 17, no participaron en la celebración del aniversario de ese partido, en un acto que se realizó en Toluca, con el objeto de tratar de demostrar la fuerza del tricolor en la plaza (recordemos que el próximo domingo hay elecciones locales en el estado de México), pero que terminó siendo un evento desangelado, con poco público y sin demostrar la fuerza que de allí debería derivarse.

Un día después, se anunció de la renuncia al PRI poblano de varios diputados, incluyendo el anterior secretario de Finanzas de Melquíades Morales, Rafael Moreno Valle, actual líder de la fracción del PRI en la cámara de diputados local. Se dice que en los próximos días, diferentes dirigentes y cuadros ligados al sindicato de maestros irán renunciando en diferentes estados en desacuerdo con las listas de candidatos a diputados y senadores que presentará el priismo. En esa lógica, renunció la semana pasada como vocero del CEN del PRI, Eduardo Andrade. En realidad, por sí sola, ninguna de estas deserciones sería demasiado importante (¿cuántos votos podría agregarle, por ejemplo, Andrade, al priismo veracruzano?) pero el contexto en el que se dan y sobre todo el enfriamiento de las relaciones entre el candidato Roberto Madrazo y buena parte de los gobernadores de su partido, así como con sectores de la Confederación Nacional Campesina, del Congreso del Trabajo y de sector popular (donde los maestros tienen un peso indudable), sí constituye un problema y grave para el priísmo, sobre todo si no es correcta e inmediatamente encarado.

Deserciones como las de Moreno Valle son inevitables: el ex secretario de finanzas del gobierno del estado, muy cercano a varios personajes clave del perredismo como Javier Quijano o Federico Arreola, ya se había reunido con el coordinador de la campaña de López Obrador, el senador Jesús Ortega, el mismo día en que se conocieron las ahora famosas grabaciones del “gobernador precioso” Mario Marín. La ruptura estaba planteada, entonces, desde antes de la divulgación pública de las grabaciones. Algo similar puede entenderse que sucedió con Andrade, que ya desde tiempo atrás había dicho que si no era senador renunciaría. Pero el problema son los gobernadores y los sectores.

¿Cuál es el problema?. Es sencillo, hubo un compromiso entre Madrazo y los gobernadores priistas de que en sus estados los mandatarios locales colocarían los principales candidatos al senado y la cámara de diputados, para comprometerse los mandatarios con el candidato presidencial. Recordemos que la mayoría de los gobernadores priistas no son madracistas.

El punto es que no hay certidumbre sobre ese compromiso y muchos gobernadores piensan que pueden ser “chamaqueados” y no han puesto sus estructuras a trabajar al servicio de la campaña y el PRI, sin la estructura estatal, queda convertido en un cascarón, sobre todo cuando su candidato es el que cuenta con mayor número de “negativos” (o sea de personas que no votarían por él) entre los tres principales aspirantes. En los círculos priistas lo que se dice es sencillo: cuando Madrazo cumpla su compromiso con las listas en los estados, los gobernadores se lanzarán a la campaña. Antes no.

El problema adicional es que Madrazo quiere llevar hasta el límite la difusión de las listas para evitar deserciones. Pero estamos viendo que eso no impide la sangría de militantes y, por el contrario, ésta puede incluso agudizarse. Y es que particularmente los operadores de López Obrador, ante la diferencia existente en las encuestas, ya no prometen candidaturas al congreso sino posiciones en el futuro gobierno. Y ello es suficiente tentación para que muchos den el salto de un partido al otro. Tampoco hay certidumbre alguna de que López Obrador vaya a cumplir con esos compromisos, pero para muchos priistas que sienten que ya no tienen posibilidades en su partido, suena como una oportunidad a explorar.

Ello se refleja, además, en otro rumor que recorre el priismo: que como la distancia es amplia, Madrazo querrá quedarse como líder del partido en la oposición y formará un grupo parlamentario afín aunque ello lo lleve a la ruptura con varios gobernadores. Eso mismo es lo que se maneja en los tres sectores priistas que quieren colocar sus candidatos principales, sobre todo en las listas plurinominales.

Quizás en ese sentido, aunque en los medios no se le suele dar la importancia que tiene, lo más doloroso para el madracismo es lo que pueda suceder con la CNC: de allí provienen, aún, muchos de sus votos y cuadros. Con Heladio Ramírez hay una serie de compromisos que no se han cumplido y el ex gobernador de Oaxaca ha demostrado de muchas formas su distancia con el candidato, hasta que esos mismos compromisos se cumplan. En el caso del sector obrero, las cosas se han complicado por falta de liderazgos pero también por cuestiones coyunturales como el conflicto minero: por lo pronto, el sector de Napoleón Gómez Urrutia se ha refugiado en el apoyo de la UNT, comprometida también con López Obrador, ante el enfrentamiento que mantiene con el líder del CT, Víctor Flores. Con él podría darse un fenómeno similar al del sindicato del IMSS, con Roberto Vega Galina, que formalmente continúa en el PRI pero el control de su sindicato está, en buena medida, en el perredismo.

Mientras tanto, en el sector popular el desafío para el PRI son los maestros. Es evidente que ya existe un acuerdo de parte de la dirigencia magisterial con el partido Nueva Alianza, pero se especuló, con razón, con que muchos dirigentes locales, de acuerdo con los gobernadores, no abandonarían su partido si se les garantizaba mantener sus posiciones. El problema es que como no termina de concluir el proceso de negociación con los propios gobernadores, los dirigentes magisteriales, como los de otros sectores, comienzan a ponerse nerviosos y a buscar garantizar opciones antes de que se les cierren las oportunidades.

Para Madrazo y su equipo (en los hechos con los cambios anunciados queda una parte importante de la operación política de la campaña en manos de Manlio Fabio Beltrones y toda la parte operativa bajo el control de César Augusto Santiago) no queda demasiado tiempo y la idea de sacar las listas hasta después de semana santa, en abril, puede parecer una mala opción, que termine generando costos mayores que dar a conocer las mismas durante este mes, aún a costa de que haya deserciones que, todo indica, de cualquier manera se producirán, pero cuando más cerca se den de la fecha de la elección, más costosas resultarán.

La clave, probablemente estará el domingo en la elección local del estado de México: de esos resultados se atarán los priistas para mantener las expectativas o para prepararse para una derrota anunciada.

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