Y después de Madrazo ¿qué?
Columna JFM

Y después de Madrazo ¿qué?

Roberto Madrazo prácticamente no había hablado en los últimos meses, desde que comenzó formalmente su campaña. Cada vez que se pedía una entrevista con Madrazo aparecía un equipo de voceros. En los hechos parecía que la campaña priista, era una de viejos tiempos, aquellos en los que ser candidato del tricolor aseguraba, sin sobra de duda, la silla de los Pinos. Me imagino que eso debe de haber acabado el mismo martes en la noche. En el debate, Madrazo, un político profesional como pocos estuvo irreconocible: nervioso, despistado.

Roberto Madrazo prácticamente no había hablado en los últimos meses, desde que comenzó formalmente su campaña. Cada vez que se pedía una entrevista con Madrazo aparecía un equipo de voceros, conformado por gente capacitada pero que no eran, obviamente, el candidato. En los hechos parecía que la campaña priista, era una de los viejos tiempos, aquellos en los que el ser candidato del tricolor aseguraba, sin sombra de duda, la silla de Los Pinos.

Me imagino que eso debe haber acabado el mismo martes en la noche. En el debate, Madrazo, un político profesional como pocos, estuvo irreconocible: nervioso, despistado hasta el límite de agacharse a tomar un papel que se le había caído y dejar su atril vacío durante larguísimos segundos, leyendo sus tarjetas y repitiendo sus acusaciones sin tomarle jamás el tiempo al propio debate. La mejor demostración de ello fue su nula reacción ante la denuncia de Campa de que no se había registrado en Haciendo hasta el 2003 y sólo había pagado unos pesos como impuestos o ante la exhibición de Calderón sus departamentos en Miami. Madrazo no respondió y eso es quizás lo que quedó en la mente de todos los que vieron el debate. Un día después anunció que demandaría a Campa por la divulgación de información fiscal, pero eso ya no le importaba a nadie. Y Madrazo (entre los presentes) fue el gran derrotado del debate del martes.

El miércoles Roberto apareció en cuanto noticiario se le cruzó. En todos trató de explicar lo inexplicable y tanta exposición no lo llevó a revertir en el post debate lo perdido la noche anterior, como la denuncia penal contra Campa no podrá recomponer los daños ocasionados por aquella acusación. Se aprenden la lección, Madrazo y el PRI deben recomponer toda su estrategia para evitar que los daños arrastren aún más a su partido. Después del martes y salvo que López Obrador o Calderón cometan algún error demasiado grave, todo indica que Madrazo ha perdido el tren de la elección. Pero ello no debería implicar un derrumbe priista, salvo que el tricolor siga sin modificar su estrategia: una cosa es no ganar las elecciones y otra perder dramáticamente posiciones en el congreso y los estados. Si hasta hoy la estructura priista estuvo puesta para servir a Madrazo, creo que a partir de ahora, sobre todo cuando el priismo tiene ya candidatos, Madrazo tendrá que poner su candidatura al servicio de la estructura de su partido. Si bien Roberto ha conformado unas listas donde ha colocado a su gente, lo que ha ocasionado y ocasionará aún muchas deserciones, el hecho es que hoy, más que nunca, el poder y la oportunidad del priismo en las elecciones (y no derrumbarse en este contexto implica para el tricolor no caer debajo del 25 por ciento de los votos) está en unos pocos personajes con suficiente peso político propio que están en las listas y en la mayoría de los gobernadores del PRI, que aún están midiendo cuánto apuestan en una competencia que, salvo algunos, como Ulises Ruiz o Manuel Andrade, todavía no perciben plenamente como suya. 

Si no aparecen esos personajes, como Natividad González Parás o Enrique Peña o Manlio Fabio Beltrones, el PRI está perdido. Hace ya muchos meses, platicando con la gente más cercana de Madrazo, cuando me preguntaban cómo mejorar la imagen de Roberto, les decía que las imágenes de los políticos, ya en campaña, era muy difícil de modificar, la única opción era mejorar su imagen y su credibilidad a través de la imagen y credibilidad de un grupo muy amplio que lo acompañara y que le “transfiriera” sus cualidades. La opción que se eligió fue exactamente la contraria: salvo excepciones, el equipo, las listas, la estructura de Madrazo estuvo constituida a su imagen y semejanza y todo giró en torno suyo. Hoy, cuando se ha mostrado vulnerable en el debate, no tiene alfiles que puedan mantener la estructura en pie. Si no aparecen, el destino de esa campaña será inexorablemente a la baja.

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