Calderón y el regreso de las reglas del juego
Columna JFM

Calderón y el regreso de las reglas del juego

No hay demasiadas dudas de que el presidente Calderón ha decidido imponer un estilo de gobernar muy diferente al de su antecesor. Si algo estamos viendo con Calderón es cómo se restituyen reglas del juego que se habían perdido. En realidad, lo que el presidente está haciendo es enviarle mensajes a la mayoría de los poderes reales y fácticos del país, que habían rebasado a la propia presidencia de la república. Y les dice no sólo que el poder presidencial, sin recurrir a excesos o atribuciones metaconstitucionales, tiene aún un margen importante de maniobra, sino también que está dispuesto a utilizarlo.

No hay demasiadas dudas de que el presidente Calderón ha decidido imponer un estilo de gobernar muy diferente al de su antecesor. Si algo estamos viendo con Calderón es cómo se restituyen (o se construyen nuevas) reglas del juego que se habían perdido. En realidad, lo que el presidente está haciendo es enviarle mensajes a la mayoría de los poderes reales y fácticos del país, que habían rebasado a la propia presidencia de la república. Y les dice no sólo que el poder presidencial, sin recurrir a excesos o atribuciones metaconstitucionales, tiene aún un margen importante de maniobra, sino también que está dispuesto a utilizarlo.

La toma de posesión en San Lázaro fue un mensaje al congreso y a los partidos; la detención de Flavio Sosa y los principales dirigentes de la APPO, lo fue a esa organización y a los grupos radicales y armados que crecieron en los últimos tiempos por la decisión de las autoridades de no acotar sus actividades y por muchas complicidades de otros sectores; la señalización sobre las averiguaciones previas respecto a Gabriel Regino fueron mucho más importantes que las rápidas ratificaciones del secretario de seguridad pública y del procurador del DF; la toma de las instalaciones de la policía judicial de Oaxaca y el requisamiento de su armamento, fue un mensaje al gobierno estatal de que no habrá impunidad respecto a los hechos de violencia cometidos desde el estado.

Todo ello ha tenido un muy amplio índice de aceptación popular: María de las Heras estimó en su encuesta para el periódico Milenio que un 70 por ciento de la población apoyó la detención de Flavio Sosa y la intervención en Oaxaca, mientras que sólo un 19 por ciento rechazaba esa opción. Los números van de la mano con otras encuestas que confirman que cerca del 70 por ciento, también, rechaza la estrategia seguida por el lopezobradorismo. La gente esperaba orden, restitución del estado de derecho y respeto a las reglas del juego y eso es lo que le está proporcionando, con buenos resultados, la administración Calderón, lo que de paso ha desorientado a la oposición más radical e incluso a algunos aliados que pensaban manipular al gobierno a través de gravosos acuerdos.

En este sentido, la relación con el priismo ha sido contradictoria, pero la dirigencia de ese partido ha comenzado a alinearse con esas reglas que se habían perdido y que el priismo conoce bien (y más aún Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa o Mariano Palacios, lo mismo que los aspirantes a presidirlo Enrique Jackson y Beatriz Paredes, porque son políticos, ellos y ella, con mucho kilometraje y experiencia en el manejo directo del poder), incluso porque muchas de esas reglas fueron impuestas en el pasado por ellos mismos. El caso Oaxaca es casi paradigmático al respecto, pero antes debe entenderse en todo su significado lo que implicó que Calderón no aceptara los “buenos oficios” del priismo para que su toma de posesión no fuera en San Lázaro. Estaban calando a la nueva administración.

En el círculo de poder que rodea a la maestra Elba Esther Gordillo también parecen sorprendidos. El presidente Calderón no parece dispuesto a romper con Elba Esther ni con el SNTE ni con el partido Nueva Alianza ni con las organizaciones sindicales que dependen, de una u otra manera, de ella, pero sí parece decidido a demostrar que debe existir una distancia entre ambos. La mayoría de los nombramientos que ha hecho Calderón de gente cercana a la maestra no han sido, por lo menos hasta ahora, por esa relación sino por méritos de los propios designados: el caso más notable, sin duda, es el de Miguel Angel Yunes. Tampoco le ha cerrado espacios: allí está la llegada del ex candidato presidencial Roberto Campa a la secretaría técnica del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Pero el punto clave fue la decisión de que en la SEP se quedara Josefina Vázquez Mota, una de las principales operadoras políticas del presidente, que tiene una agenda definida y peso político como para colocar límites en esa relación.

En todo caso, con Elba Esther vendrá, a partir de ahora, la negociación para que se convierta en una impulsora del cambio en el sindicato, en la federación de trabajadores al servicio del Estado que controla, en la relación con el ISSSTE, para solucionar la grave crisis del sistema de pensiones. Hay un amplio campo de relación futura del gobierno con Gordillo, pero la misma debe pasar, necesariamente por poner límites, distancia y reglas de juego claras.

También se han establecido nuevas reglas con un perredismo que parece anonadado. Ello es parte de lo que anunció el propio presidente Calderón antes de asumir el gobierno: habría relación con todos los sectores políticos pero habría una retribución para quienes colaboraran con la propia administración. No en vano la primera gira de Calderón fue a Guerrero, con Zeferino Torreblanca; la operación más importante realizada hasta ahora ha sido ejecutada a través de un amplio mecanismo de cooperación con el gobernador Lázaro Cárdenas Batel; el presidente Calderón visitará Chiapas, donde junto con el gobernador Juan Sabines lanzará una serie de programas para combatir la pobreza extrema. La relación con Amalia García es buena y con el gobierno de Marcelo Ebrard hay ya, por encima de algunas declaraciones, demasiadas señales de que existen algo más que contactos políticos esporádicos.

Pero ninguno de los mensajes y de las acciones acometidas hasta ahora ha sido tan delicada e importante como la de la intervención en Michoacán. Ya analizaremos en detalle todo lo ocurrido en el estado natal del propio presidente Calderón, porque de lo que allí suceda se derivarán conclusiones estratégicas para el futuro de esta administración.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *