2007: elecciones y acuerdos
Columna JFM

2007: elecciones y acuerdos

Uno de los factores que permiten suponer que el 2007 puede ser un buen año a la hora de establecer acuerdos políticos, de sacar adelante iniciativas que permitan consolidar las instituciones o reformar las reglas del juego político, es el calendario electoral. Es verdad que se trata de un calendario complejo ya que habrá elecciones en catorce estados, pero las mismas no tendrían que ser conflictivas, por lo menos no como para tener una fuerte influencia en los procesos políticos federales.

Uno de los factores que permiten suponer que el 2007 puede ser un buen año a la hora de establecer acuerdos políticos, de sacar adelante iniciativas que permitan consolidar las instituciones o reformar las reglas del juego político, es el calendario electoral. Es verdad que se trata de un calendario complejo ya que habrá elecciones en catorce estados, pero las mismas no tendrían que ser conflictivas, por lo menos no como para tener una fuerte influencia en los procesos políticos federales.

De las catorce elecciones, tres son generales: las de Yucatán, las de Baja California y las de Michoacán, que se realizarán el 20 de mayo, el 5 de agosto y el 11 de noviembre, respectivamente. Entre los estados que renovarán congresos locales y ayuntamientos, están Durango, Chihuahua y Zacatecas, el primero de julio. El 5 de agosto, serán los de Aguascalientes. El 2 de septiembre se renovarán las alcaldías y el congreso local en Veracruz. El 7 de octubre se elegirán los ayuntamientos y el congreso de Chiapas y los alcaldes de Oaxaca. Una semana después habrá elecciones en Sinaloa, también para elegir ayuntamientos y congreso local y, finalmente, la jornada más agitada en términos electorales del año, será el 11 de noviembre, donde, además de las elecciones michoacanas, habrá comicios en Tamaulipas, Tlaxcala y Puebla.

En este contexto, no parece ser casual que se haya priorizado en los estados de Baja California y Michoacán a la hora de implementar los primeros operativos de seguridad. En esos dos estados, la desestabilización y la capacidad de control del narcotráfico podía acrecentarse en la misma medida en que se acercaran los comicios. En los dos estados, la capacidad de control del crimen organizado es muy amplia y ha crecido año con año, cada vez que se dan elecciones locales. Intentar frenar esa tendencia ya en plena campaña electoral o después de los comicios sería prácticamente imposible. Tampoco parece sustentarse la tesis de que los operativos en esos estados se dan para influir en los resultados. En el caso de Michoacán, resulta bastante obvio que el gobernador Lázaro Cárdenas Batel (y la corriente que él representa en el perredismo, distanciada de López Obrador) está satisfecha con la realización del operativo conjunto. En los hechos, los mayores y más peligrosos enemigos del gobernador perredista están en su propio partido y en muchos de los municipios que han sido controlados por el crimen organizado, como Uruapan, Apatzingan o el puerto de Lázaro Cárdenas.

En el caso de Baja California, aún falta bastante para las elecciones y el priista Jorge Hank Rhon sigue siendo, en un estado gobernado por el PAN, un candidato competitivo, que puede aprovecharse de los fuertes recursos y apoyos con los que cuenta pero también de un panismo que parece estar dividido en la entidad. Es verdad que si continúan las revelaciones sobre la participación de miembros de la policía municipal de Tijuana en hechos relacionados con el narcotráfico, ello podría afectar a Hank Rhon, pero deberíamos recordar que, por una parte, el alcalde ha buscado deslindarse de sus mandos policiales, pero también que esas afectaciones terminarán llegando, además, a las fuerzas policiales estatales. En todo caso, la mayor afectación que podría sufrir Hank Rhon como precandidato estaría en su promesa, de hace dos años, de que recuperaría la seguridad de los tijuanenses, lo que evidentemente no ha logrado y ha puesto de manifiesto el citado operativo. En todo caso, el margen de costos o beneficios que pagará el alcalde priista dependerá, en muy buena medida, de la actitud que tome ante el operativo y sus consecuencias.

Pero las elecciones más próximas serán las de Yucatán, el 20 de mayo. No ha sido fácil ni para el PAN ni para el PRI el proceso de selección de candidatos. En el PRI finalmente las cartas se volcaron a favor de la senador Ivonne Ortega Pacheco, lo que provocó una casi ruptura de la ex gobernador interina Dulce María Sauri. En el PAN, Ana Rosa Payán sentía ya que la candidatura sería suya, pero terminó siendo desplazada por Xavier Abreu. Los dos partidos decidieron optar por candidatos con un perfil más local y dejar fuera tanto a Dulce María como a Ana Rosa, dos enemigas políticas de muchos años atrás, que hubieran generado una campaña muy dura, de mucha confrontación entre los dos únicos partidos con aspiraciones. El PRD se encuentra sin candidato: hizo todo lo posible por lograr que Dulce María dejara el PRI para convertirse en su candidata pero finalmente la ex presidenta del tricolor decidió, a pesar de su descontento, mantenerse en su partido. Ha llegado a tal nivel el deterioro del PRD en la entidad que, al no contar con Sauri, están analizando la posibilidad de llegar a un acuerdo con el PRI para apoyar a Ivonne Ortega. El único objetivo parece ser no quedar en el panorama local y en la primera elección del año, con un porcentaje electoral tan bajo que termine de derrumbar las pocas expectativas que sigue generando López Obrador, que precisamente ha decidido comenzar su campaña de los próximos seis años en Yucatán.

En todos los demás estados, salvo Veracruz, habrá confrontación bipartidista: en Durango entre un PRI dominante y un PAN sin peso fuera de las principales ciudades; en Chihuahua, entre el PRI y el PAN, con fuerzas equilibradas; en Zacatecas, es el PRD el que puede derrotar al PRD, para beneficio del PAN. Y lo mismo sucede en la vecina Aguascalientes con los panistas, empeñados en crear, con su división, una oposición donde no la hay. En Chiapas, el PRI se enfrentará con el neopriismo. Sinaloa, Puebla y Tamaulipas, serán estados disputados y bipartidistas, entre priistas y panistas.

Es un calendario electoral complejo pero que, salvo en Oaxaca, no debería generar conflictos federales graves, que debería permitir avanzar en los acuerdos que puedan concretarse entre este año y el 2008. Luego todo será más complejo.

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