Ye Gon: preguntas sin respuesta
Columna JFM

Ye Gon: preguntas sin respuesta

En la historia de Zhen Li Yen Gon aparecen, a cada paso, nuevos interrogantes. Se debe partir de un punto: el empresario metido a productor de drogas sintéticas, no tienen legitimidad moral alguna, su denuncia es una suerte de bomba mediática que, como indica un buen reportaje de David Aponte, es norma en el actuar del abogado que contrato en Nueva York para defender su causa. Ye Ning, dueño de un importante despacho en Washington con oficinas en Nueva York, es el representante de la secta china Felum Gon, se ha especializado en operar casos delincuenciales enfocándolos desde el ángulo político.

En la historia de Zhen Li Ye Gon aparecen, a cada paso, nuevos interrogantes. Se debe partir de un punto: el empresario metido a productor de drogas sintéticas, no tiene legitimidad moral alguna, su denuncia es una suerte de bomba mediática que, como indica un buen reportaje de David Aponte, es una norma en el actuar del abogado que contrató en Nueva York para defender su causa. Este personaje, Ye Ning, dueño de un importante despacho en Washington con oficinas en Nueva York, es el representante de la secta china Felum Gon, que con un fuerte financiamiento de los sectores opuestos al régimen de Beijing se ha especializado en operar casos delincuenciales enfocándolos desde el ángulo político. Así, ha demandado al departamento de Estado y a su entonces jefe, Collin Powell defendiendo una organización considerada terrorista. Creó un portal con propaganda antichina utilizando el nombre del principal productor de armamentos de Estados Unidos, Lockheed, para dirimir un conflicto con esa empresa. Se embarcó en una demanda por abuso sexual contra un prestigiado senador republicano, Don Sherwood. La historia del abogado es amplia y su recurso es utilizar el escándalo político para opacar los hechos delincuenciales de sus clientes. La estrategia es clara: Ye Gong sabe que difícilmente podrá zafarse del proceso en México, pero puede evitarlo si lo politiza y su abogado logra que el suyo se convierta en un proceso político en Washington donde el acusado no sea el delincuente sino el gobierno de México. Sabe, por lo pronto, que tiene garantizada una amplia cobertura mediática a ambos lados de la frontera.

Por esa desconcierta tanto la actuación de la justicia estadounidense: no hay razón alguna para que Ye Gong no sea detenido y en todo caso deportado a nuestro país si hay una orden de búsqueda de la INTERPOL. No lo han hecho y la pregunta es porqué.

Ye Gong tendría que estar detectado por las autoridades estadounidenses desde mucho tiempo atrás. Según las propias autoridades había perdido en casinos de Las Vegas unos 120 millones de dólares, de los cuales casi 80 fueron en el último año. Esos movimientos de dinero en los casinos más importantes de la Unión Americana son reportado en forma rigurosa a las autoridades. El controvertido empresario Kamel Nacif, famoso por ser el principal productor de mezclilla en México pero también por su involucramiento en el caso de Lydia Cacho y sus llamadas telefónicas, tenía un aviso de la DEA y una investigación de posible lavado de dinero por un depósito de cinco millones de dólares al hotel Bellagio en Las Vegas, dinero que perdió en una noche. ¿A nadie se le hizo sospechoso que Ye Gong perdiera 80 millones en un año cuando en sus cuentas en México jamás tuvo más de cinco millones? Ese capítulo es muy oscuro, como lo es una declaración que no tuvo demasiada difusión en México de la directora de la DEA, Karen Tandy, que el 20 de marzo pasado, festejó el decomiso de los 205 millones de dólares, pero que aclaró que ello era fruto de una labor conjunta de esa corporación con las autoridades mexicanas, aunque también destacó que ese dinero provino de las drogas que esas organizaciones vendieron en la Unión Americana y dio a entender que parte del mismo le correspondía. Eso ocurrió a cinco días del operativo. A partir de allí se abrió otro capítulo hasta ahora sin explicación: ¿por qué se envió ese dinero a Bank of America en los Estados Unidos? Hay muchas respuestas posibles: una de ellas es porque de esa manera, por su numeración y los controles que se establecen del otro lado de la frontera, las autoridades monetarias de los Estados Unidos podrían dar un seguimiento de su procedencia, entre ellos el millón de dólares que portaba todavía las fajillas del First National Bank. Porque sin duda pasar semejante cantidad de dinero de un lado al otro de la frontera, en efectivo, no es sencillo. El volumen de recursos, por sí mismo, descalifica la versión de Ye Gong, pero no evita la pregunta de saber de dónde vino y cómo ingresó al país esa cantidad de dólares en efectivo. Lo cierto es que ninguna de las autoridades, a ambos lados de la frontera, nos han dado respuestas al respecto.

Otra pregunta sin respuesta es porqué el abogado de Ye Gong eligió a Javier Lozano para chantajear al gobierno mexicano y sustentar sus denuncias. No sólo porque la versión es inverosímil sino también porque Lozano no tuvo nada que ver con el financiamiento de la campaña de Felipe Calderón, ni nunca ha operado en ese ámbito. Sería, en ese sentido, quizás el personaje menos indicado para esa operación. Pero entonces hay que buscar una explicación política: recordemos que incluso Ye Gong no recordaba siquiera con precisión el nombre del funcionario, lo identificó primero como Javier Alarcón (y evidentemente no se podía tratar del reconocido cronista deportivo), luego alguien “corrigió” por el Lozano Alarcón; el propio Ye Gong, tuvo que ser “ayudado” para que reconociera a la persona que supuestamente le llevaba millones y millones de dólares en su casa, en una exhibición de fotografías: sólo acertó en la segunda ronda. ¿Qué había hecho a Lozano un objetivo? Quizás dos cosas: las diferencias que había tenido Lozano con algunos medios por la ley de radio y televisión durante la administración Fox y mucho más recientemente, su aparición como una figura que, desde el gobierno federal, confrontara al gobierno del DF. El despacho de Ye Ning, por cierto, tiene relaciones con uno de los despachos que llevó las relaciones públicas del gobierno del DF en la reciente gira de Marcelo Ebrard en Nueva York.

Y queda, entre otras, una pregunta sin responder. ¿Quién era ese militar, llamado Fernando, que llevaba a Ye Gong a prácticas de tiro, según dijo la esposa de éste, detenida en México, a las instalaciones del Estado Mayor Presidencial?

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