¿Cambios o ?recuperación? de PEMEX?
Columna JFM

¿Cambios o ?recuperación? de PEMEX?

Cuando se aproximan épocas de evidentes reacomodos en los equipos de gobierno, comienzan a circular todo tipo de versiones. Una de las que más me ha sorprendido en los últimos tiempos es la que insiste en la inminente salida de Jesús Reyes Heroles de la dirección de Petróleos Mexicanos. No sólo porque Reyes Heroles es un funcionario de primerísimo nivel, útil en cualquier administración, sino también porque las causas que se darían como argumento para ese cambio son falsas. Nadie puede garantizar la permanencia o no de un funcionario en su puesto, pero si Reyes Heroles fuera removido de su posición las causas no pueden ser las que se argumentan.

Cuando se aproximan épocas de evidentes reacomodos en los equipos de gobierno, comienzan a circular todo tipo de versiones. Una de las que más me ha sorprendido en los últimos tiempos es la que insiste en la inminente salida de Jesús Reyes Heroles de la dirección de Petróleos Mexicanos. No sólo porque Reyes Heroles es un funcionario de primerísimo nivel, útil en cualquier administración, sino también porque las causas que se darían como argumento para ese cambio son falsas. Nadie puede garantizar la permanencia o no de un funcionario en su puesto, pero si Reyes Heroles fuera removido de su posición las causas no pueden ser las que se argumentan.

En primer lugar se dice que negoció el cambio al régimen fiscal de PEMEX con los sectores priistas, cuando el gobierno no se lo planteaba así. Es sencillamente falso: el presidente Calderón, desde su campaña, pero aún más atrás, desde que era secretario de Energía en la administración Fox, planteó la necesidad del cambio de régimen fiscal en la paraestatal. Es verdad que el mismo, necesariamente, tendría que acompañarse de una reforma hacendaria, porque las finanzas públicas dependen, en un 40 por ciento, de lo que se recauda vía PEMEX. En sectores de la secretaría de Hacienda, cuando se planteó la reforma fiscal propuesta ahora por el ejecutivo también se tomaba en cuenta el tema PEMEX, y la dirección de la paraestatal comenzó a realizar sus propuestas en ese sentido, con base a un diagnóstico más que detallado que existe sobre cómo reestructurar Petróleos Mexicanos. Cuando se estaba en eso, desde el propio gobierno federal se le solicitó a Reyes Heroles que no presentara públicamente la propuesta de reforma al régimen fiscal. Ello coincidió con el aniversario de la expropiación petrolera, el 18 de marzo pasado. Las razones eran de peso: primero, venía la revisión de contrato colectivo de trabajo con la empresa, era inminente la presentación de la propuesta de reforma fiscal y, entonces, se debía dejar un margen para que el priismo, que tenía la reforma del régimen fiscal de PEMEX como una de sus principales banderas, pudiera presentar su propia propuesta. Incluso, el que el PRI pudiera presentarla fortalecía, fortalece aún, las posibilidades de concretar una reforma fiscal que, aunque limitada, no deja de ser necesaria. No se pueden quitar de 60 a 80 mil millones de pesos al presupuesto para utilizarlos en la recapitalización de la paraestatal sin reemplazarlos, por lo menos, por nuevos ingresos.

La propuesta de reforma al régimen fiscal de PEMEX la elaboró el senador Francisco Labastida, en la comisión de energía de la cámara alta, con un activa participación de otros legisladores, particularmente el senador, ex secretario de energía y ex gobernador interino de Nuevo León, Fernando Elizondo Barragán. Para elaborar dicha propuesta se consultó el diagnóstico con la propia paraestatal. Así fue como se presentó la propuesta priista sobre el tema: según la secretaría de Hacienda (de acuerdo con lo que ha publicado Pablo Hiriart, por cierto, gracias Pablo por tus comentarios), el recorte fiscal calculado fue mayor al posible, ya que si se aplica estrictamente el cálculo priista la reducción superaría los 80 mil millones de pesos y por lo tanto deberán hacerse algunos ajustes. Pero el cambio al régimen fiscal de PEMEX es imprescindible para darle nueva vida a esa institución que está siendo sangrada por el fisco. Y deberá acompañarse de otras medidas que permitan abrir el sector para coinversiones como las planteadas en la última visita del presidente de Brasil, Luis Inácio Lula Da Silva, con Petrobras.

Tampoco parece tener demasiada lógica criticar los términos de la negociación del contrato colectivo. Existía una decisión gubernamental de mantener el mismo dentro de los parámetros del pasado para comenzar a negociar otro tipo de modificaciones sustanciales para el futuro. El PRI ha decidido defender a ultranza al sindicato, poniendo el acento en el número de trabajadores de confianza (que suman ya 30 mil) y en la propia estructura de la empresa, que fue dividida en cuatro durante la administración: exploración y producción; refinación; gas y petroquímica básica, y petroquímica, con lo que ha disminuido su eficiencia, aumentado sus costos operativos y su burocracia, en lo que aparentemente coincide Reyes Heroles.

Por supuesto que se deben reducir las atribuciones del sindicato, pero eso tendrá que ser parte de una reforma más integral del sector. Por lo pronto, en la reciente negociación se logró avanzar en un punto crucial de cara al futuro: la movilidad del personal entre las distintas plantas, pozos y refinerías.

Si esas no son las causas de las versiones sobre cambios en PEMEX ¿cuál es la razón de los rumores?. Hay que localizarlos en dos o tres puntos. En primer lugar, en la ambición de sectores del panismo tradicional que estuvieron muy involucrados en la gestión de Raúl Muñoz Leos pero sobre todo de Ramírez Corzo, de recuperar el control de la paraestatal. Argumentan que al no estar PEMEX en manos del panismo se pierde un arma política y económica muy importante. Me temo que en realidad están ocultando ambiciones personales. Existe un telón de fondo adicional: las investigaciones en curso sobre aquellas gestiones. Algunas ya han sido presentadas por la Función Pública en torno a la anterior revisión del contrato colectivo durante la gestión de Muñoz Leos, pero existen otras, mucho más delicadas, que giran en torno al enorme deterioro y dispendio localizado en todo el sistema de transporte de Petróleos Mexicanos. Y también en el costo exagerado de los buques residencia para los trabajadores de las plataformas petroleras. Recuperando el control, quizás piensan, se podrían ocultar, también, esas historias. Puede haber cambios en PEMEX o en cualquier otra dependencia, pero entonces habrá que tener muy en claro cuáles fueron las verdaderas razones de los mismos.

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