De la campaña de Veracruz a la reforma del Estado
Columna JFM

De la campaña de Veracruz a la reforma del Estado

Las elecciones del próximo domingo en Veracruz serán, sin duda, muy importantes por lo que está en juego en el estado, por la correlación de fuerzas entre el PRI y el PAN, porque el dominio municipal del estado determinará, en buena medida, quién tendrá el control político del mismo, incluyendo una lucha ya bastante abierta de cara a los aún lejanos comicios para gobernador del 2010. Pero eso no justifica la guerra sucia que se ha desencadenado ni el activismo abierto de todo tipo de autoridades, sobre todo cuando se basa, mucho del mismo, en la especulación con los damnificados por el huracán Dean.

Las elecciones del próximo domingo en Veracruz serán, sin duda, muy importantes por lo que está en juego en el estado, por la correlación de fuerzas entre el PRI y el PAN, porque el dominio municipal del estado determinará, en buena medida, quién tendrá el control político del mismo, incluyendo una lucha ya bastante abierta de cara a los aún lejanos comicios para gobernador del 2010. Pero eso no justifica la guerra sucia que se ha desencadenado ni el activismo abierto de todo tipo de autoridades, sobre todo cuando se basa, mucho del mismo, en la especulación con los damnificados por el huracán Dean.

El gobierno estatal, que encabeza Fidel Herrera, ha jugado rudo y ha intervenido en forma casi abierta: ha confundido la distribución de ayuda con la propaganda electoral, ha reclamado apoyos que ya tiene, ha querido utilizar la tragedia que vivieron muchos en el estado para su beneficio político, lo que ha enturbiado la muy buena labor de prevención realizada ante la llegada del huracán. Ha habido golpes mediáticos y políticos de dudosa factura. Me tocó ver uno de ellos en forma personal. Hace algunas semanas, Miguel Angel Yunes Márquez, hijo del director del ISSSTE y candidato por el PAN a la importante alcaldía de Boca del Río, organizó un foro sobre seguridad pública en donde estuvimos, con Jorge Tello Peón, ex director del Cisen y actualmente alto funcionario de Cemex, y la presidenta de México Unido contra la Delincuencia, María Elena Morera. En el foro, que no era un acto partidario, participó incluso la candidata del PRD a la alcaldía, Luz Durán Toscano. Fue un buen evento, plural, con propuestas de fondo para analizar la seguridad pública en un municipio que ha visto cómo la misma se deterioraba en forma creciente en los últimos meses. No dejó de asombrarme que al día siguiente algunas columnas dentro y fuera del estado, “informaran” que al llegar al puerto en un avión privado, los participantes y en particular mi buen amigo Jorge Tello, habíamos llevado nada menos que diez cajas con “documentación confidencial” para ser entregada a la campaña del joven Yunes Márquez. No hubo ni cajas ni información confidencial, ni nada por el estilo, los tres viajamos incluso sin maletas, todo fue un invento divulgado por el gobierno estatal para convertir un evento social y académico en un “turbio” acto proselitista. Como ese ha habido montones de ejemplos.

Pero también se han equivocado los panistas. Las expresiones de Manuel Espino y de otros dirigentes en sus recientes giras no están a la altura de un partido en el poder y caen en la guerra sucia en la que participan también sus adversarios. En estos días hemos visto todo tipo de desplegados, incluso en la prensa del Distrito Federal, que en poco aportan a la transparencia de la campaña pero que demuestran, por sobre todas las cosas, la carencia de propuestas concretas de la mayoría de los candidatos de unos y otros.

No deja de ser lamentable el tono de esta campaña, como ya lo fue la de Baja California. Al momento de escribir estas líneas estaba a punto de anunciarse un acuerdo político para la reforma electoral que es parte de la llamada reforma del Estado. Qué bueno que existan acuerdos políticos que permitan avanzar, pero tengo mis serias dudas respecto a la seriedad de las fuerzas políticas para hacerlo por caminos que política y electoralmente vayan más allá de la descalificación y la guerra sucia, cuando se trascienden sus intereses muy específicos.

El lunes hablaba en el programa México Confidencial de Cadena Tres, con Jorge Carpizo, uno de los hombres que más y mejor conoce de sistema políticos comparados en nuestro país. Carpizo, a contracorriente de otros analistas del tema, no es partidario de avanzar hacia un sistema parlamentario o semiparlamentario en las actuales condiciones. Dice Carpizo que es preferible establecer atribuciones muy claras para el ejecutivo en un sistema presidencialista (que ha permitido la consolidación democrática de países como Chile y Brasil) en lugar de ir hacia fórmulas, o sistemas, que no han tenido éxito ni en México ni en el resto de América latina. “Yo considero, decía allí Carpizo, que no hay las condiciones políticas en México para un sistema parlamentario o semiparlamentario pero sí existen las condiciones para una profunda reforma de nuestra constitución. Mi tesis es que quiero un poder ejecutivo fuerte, quiero un poder legislativo fuerte y un poder judicial fuerte, un sistema en el que realmente, con pesos y contrapesos, ninguno de los tres tenga primacía: eso es lo que debemos tratar de hacer en la reforma del Estado”. Carpizo insistía en que para proponer cualquier sistema de gobierno se debe partir de un diagnóstico de la realidad del país, más que de modelos ideales y “en el diagnostico que yo he hecho, decía en esa entrevista, viendo el panorama político, social, económico, histórico y hasta de moral pública de México, considero que lo mejor sería un sistema presidencial renovado, con nuevos equilibrios”.

Tiene toda la razón. Si no hay renovación, el sistema quedará rebasado. El propio Carpizo en el pasado estudio el sistema presidencial mexicano y puso de manifiesto la enorme cantidad de facultades metaconstitucionales que tenía el ejecutivo. Pero en los últimos años esas facultades metaconstitucionales han desaparecido mientras que no se han consolidado las facultades legales del ejecutivo y del legislativo. Existe una amplia zona gris que invita a la parálisis. El reflejo lejano de ello son las campañas sucias o vacías como la mayoría de las que estamos viendo en Veracruz, pero ese no es más que un síntoma de un sistema que no está funcionando adecuadamente y de partidos que están buscando soluciones circunstanciales pero que tienen verdaderos problemas para avanzar hacia objetivos estratégicos que trasciendan la coyuntura para construir un verdadero proyecto de nación.

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