Michoacán y la alianza Nueva Izquierda-cardenismo
Columna JFM

Michoacán y la alianza Nueva Izquierda-cardenismo

Se cerró con las elecciones del domingo el ciclo electoral del 2007, en el cual, sin duda, tanto al PAN como al PRD les ha ido mucho peor de lo que se podía esperar, pero que, tanto para esos partidos como para el PRI, deja enseñanzas que tendrán gran influencia para el año próximo, cuando el calendario electoral sea menos denso y se darán profundas renovaciones en los partidos y el sistema electoral.
La elección de Michoacán es, sin duda, de las más importantes de este año por todo lo que estaba en juego. Ganó Leonel Godoy, un hombre controvertido.

Se cerró con las elecciones del domingo el ciclo electoral del 2007, en el cual, sin duda, tanto al PAN como al PRD les ha ido mucho peor de lo que se podía esperar, pero que, tanto para esos partidos como para el PRI, deja enseñanzas que tendrán gran influencia para el año próximo, cuando el calendario electoral sea menos denso y se darán profundas renovaciones en los partidos y el sistema electoral.

La elección de Michoacán es, sin duda, de las más importantes de este año por todo lo que estaba en juego. Ganó Leonel Godoy, un hombre controvertido, que ha tenido posiciones diferentes a lo largo de su historia en el perredismo, llevado siempre de la mano por Cuauhtémoc Cárdenas, pero que había roto esa relación con Cuahtémoc y Lázaro Cárdenas para apoyar a López Obrador. Cuando Leonel se convirtió en candidato, comprobó, como le ha sucedido a todos los demás aspirantes del PRD en las elecciones de este año, que si seguía la línea del lopezobradorismo, no tenía ninguna posibilidad de triunfar, por la sencilla razón de que la popularidad de Felipe Calderón en su estado natal es alta, y porque también lo es la de la familia Cárdenas. Y Lázaro había realizado un buen gobierno y establecido una relación más que fluida con el ejecutivo que permitió, entre muchas otras cosas, retomar el control de zonas del estado que habían caído en manos del narcotráfico. En el camino hubo costos políticos e incluso autoridades locales que tuvieron que ser retiradas o que se demostró que estaban, efectivamente, relacionados con el crimen organizado. Pero la relación que en ese y en muchos otros ámbitos se estableció entre el gobierno local y el federal fue ejemplar.

Godoy, que había ganado la candidatura con el apoyo decidido de la corriente de Nueva Izquierda que encabeza Jesús Ortega, se acercó, lo mismo que esa corriente, al cardenismo e hizo aquella declaración de que quien no reconociera al gobierno federal era “un enfermo mental”, que fue decisiva en la estrategia a seguir. Lo cierto es que en Michoacán, López Obrador nunca apareció, no fue ni en una ocasión a hacer campaña (como sí lo hizo en Puebla con resultados desastrosos para su partido), mientras que Cuauhtémoc estuvo una y otra vez con Godoy. Y por ese apoyo ganó los comicios.

Ahora viene una etapa política muy delicada. El cardenismo puede presumir de que ellos sí han sabido ganar y que la estrategia moderada es mucho más útil que los radicalismos chavistas de López Obrador. Al mismo tiempo, buena parte de toda la operación electoral la realizó Nueva Izquierda, con el propio Jesús Ortega en los controles. El resultado electoral es decisivo para las aspiraciones de éste de dirigir el PRD en los comicios internos de marzo próximo y le da a esa corriente un espacio de poder adicional, con el cual contrarrestar el lopezobradorismo del gobierno capitalino y Marcelo Ebrard, reflejado en el apoyo a Alejandro Encinas.

Pero más importante: Michoacán parece establecer la base para una alianza que puede ser de largo plazo y reflejarse en el 2009 y sobre todo el 2012. La alianza entre el cardenismo y Nueva Izquierda. Los primeros, después de la caída de Rosario Robles en la dirigencia del partido, no tenían una estructura orgánica que les permitiera tener influencia a nivel nacional y en el 2006, López Obrador no se dignó siquiera sentarse a discutir las propuestas programáticas de Cuauhtémoc. Nueva Izquierda desde hace años es la corriente interna más poderosa del perredismo y es una de las más hábiles políticamente. Pero nunca ha tenido Nueva Izquierda una figura con realce en el ámbito nacional: Ortega, Jesús Zambrano, Carlos Navarrete y sus otros dirigentes, suelen ser muy buenos operadores pero no han encontrado una figura pública que les permita canalizar esa operación. Si la alianza que se dio de hecho en Michoacán prospera, esas presencias podrían ser Cuauhtémoc y Lázaro Cárdenas, otorgándole a éste una plataforma para buscar, si así lo desea, la candidatura presidencial del 2012 por el PRD y a Jesús Ortega garantizarle que ahora sí podrá acceder a la presidencia del partido.

No es descabellado que en ese escenario (si Encinas no gana la presidencia del partido) veamos un lopezobradorismo escindiéndose del PRD, pero por eso mismo es más importante aún para los dos actores principales de la historia, el cardenismo y Nueva Izquierda, que no siempre han estado de acuerdo en la convulsa historia del PRD, apoyarse mutuamente en un momento clave para ellos y su partido. La base es el triunfo en Michoacán. El único logrado por el PRD este año y evidentemente obtenido siguiendo una línea contraria a los sectores radicales del perredismo.

Hay quienes aseguran que quizás, al asumir el gobierno, Godoy puede regresar a posiciones duras. Lo dudo: buena parte de los diputados locales y los presidentes municipales son cardenistas o de Nueva Izquierda; el PRI gobernará Morelia y el PAN se ha quedado con presencia en el estado. El control del narcotráfico depende de las fuerzas federales en un estado con policías locales profundamente permeadas por éste. Si Godoy regresa a la línea dura el estado se le tornará ingobernable. Si se mantiene en su actual posición gana en todos los sentidos. Y Godoy ha demostrado ser, por sobre todas las cosas, un político pragmático. Michoacán puede ser el inicio formal de algo nuevo en el perredismo y, sin duda la confirmación de que el cardenismo es una fuerza que no puede ser desdeñada, como hizo López Obrador, en la vida política.

Para el PAN la jornada volvió a ser mala. Y Espino dejará en pésima situación a su partido. Para colmo pasó buena parte de la etapa final de la campaña en España, de viaje. La tarea que le espera a Germán Martínez para reconstruir el PAN y hacerlo competitivo será titánica. Ya lo analizaremos, lo mismo que los buenos resultados obtenidos por el PRI en este proceso.

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