2008: un gabinete pintado para la guerra
Columna JFM

2008: un gabinete pintado para la guerra

Hace un año las expectativas de que la administración Calderón pudiera lograr acuerdos en el Congreso eran, literalmente, remotas. Doce meses después, lo que ha terminado de alguna manera sorprendiendo a la propia administración es que los acuerdos finales a los que se había arribado en el Congreso, fueran reventados, de última hora, por un PRD que no supo qué hacer a la hora de establecer sus propias políticas y asumir su responsabilidad.

Hace un año las expectativas de que la administración Calderón pudiera lograr acuerdos en el Congreso eran, literalmente, remotas. Doce meses después, lo que ha terminado de alguna manera sorprendiendo a la propia administración es que los acuerdos finales a los que se había arribado en el Congreso, fueran reventados, de última hora, por un PRD que no supo qué hacer a la hora de establecer sus propias políticas y asumir su responsabilidad.

La necedad perredista, sin embargo no era gratuita: correspondía a las fuertes presiones que había ejercido López Obrador sobre los coordinadores parlamentarios y era parte de la ofensiva que hemos visto en estos días, en las cuales el propio López Obrador y su candidato a dirigir el PRD, Alejandro Encinas, han utilizado un lenguaje ofensivo y procaz, sólo equivalente al que utiliza el ex jefe de gobierno con sus adversarios externos. Lo que estimaron los coordinadores parlamentarios fue que si salía la reforma a la justicia y a la seguridad que ellos mismos habían negociado y si alcanzaban un acuerdo con el IFE, López Obrador no sólo los llamaría “modositos” y “conservadores” sino directamente traidores. Y lo que estaba en juego para ellos era la dirección de su partido.

El punto es que si hasta hace una semana, se estimaba que la posibilidad de acuerdos duraría hasta fines de abril, cuando concluyera el primer periodo ordinario de sesiones del congreso, ahora, con lo sucedido en el perredismo, el panorama se modifica. La ofensiva de López Obrador tiene como objetivo sí ganar la dirección del partido el 16 de marzo próximo, pero su objetivo inmediato e incluso más importante para él, era y es impedir que se terminaran de concretar los acuerdos en el ámbito legislativo. Por eso su insistencia ha sido en que no se puede admitir una oposición “legitimadora”. El punto es que toda su apuesta de desconocer al gobierno y las instituciones se derrumba si se observa que éstas funcionan. Y eso es lo que quería y en buena medida logró, impedir.

¿Qué es lo que viene? Si ahora no pudieron salir los acuerdos en el IFE y en seguridad y justicia, se ve difícil que se puedan dar a principios de febrero, salvo que Izquierda Unida y sus aliados puedan establecer una hegemonía interna en el partido que les garantice de alguna manera el triunfo en marzo próximo, en la contienda interna. Quedaría la posibilidad de que López Obrador y Encinas continuaran con su escalada agresiva y de confrontación interna y ello obligara a sus adversarios a reaccionar y colocar sobre la mesa de debates una opción claramente diferenciada del lopezobradorismo. No es descabellado porque en última instancia, con los calificativos y agresiones que les ha endosado López Obrador a las corrientes de Nueva Izquierda, se les hará la vida imposible si Encinas gana la presidencia del partido, y si el que gana es Jesús Ortega, todo parecería indicar que esta ofensiva sería parte de la preparación de la ruptura. La virulencia verbal de López Obrador y Encinas contra sus compañeros de partido, no deja demasiado espacio para una reconciliación.

Entonces el próximo periodo ordinario estará marcado por esa coyuntura. El PRI gana, y puede seguir haciéndolo, en un ambiente en el cual pueda mediar, como lo hizo en el 2007, entre el PAN y el gobierno, con el PRD. Si éste opta por la confrontación, el priismo tendrá que decidir si sigue la vía de una suerte de cogobierno, como ha hecho hasta ahora, o si toma distancia. La idea en el priismo era mantener la actual estrategia, por lo menos hasta abril próximo y sacar en este proceso, no sólo las reformas pendientes, entre ellas la del Estado, tan importante para Manlio Fabio Beltrones, sino también la reforma energética que está trabajando Francisco Labastida. Es posible hacerlo, pero si se agudiza la confrontación, el PRI tendrá que tomar decisiones: por ejemplo ¿qué harán con el IFE? Sería no sólo irresponsable sino también ridículo haber hecho semejante reforma constitucional para quitar a Luis Carlos Ugalde y reformar el Instituto y ahora dejarlo virtualmente acéfalo porque no pueden ponerse de acuerdo. Ahora bien ¿qué harán si el PRD, como sucedió en el cambio de consejeros del 2003, se empeña en no negociar? Tendrán que dejar que Andrés Albo continúe al frente del Instituto, algo poco viable pasando febrero, o tendrán que ir por una votación que, como ocurrió en el 2003, se dé por mayoría calificada pero en el que no estaría incluido el PRD o un sector de éste. La tercera posibilidad, la de otorgarle al perredismo y particularmente a López Obrador, la presidencia del IFE, resulta simplemente descabellada.

En ese ambiente legislativo, el presidente Calderón tendrá que reflexionar en estos días qué hará con su equipo y con su estrategia. Tendrá que realizar ajustes casi obligados en la segunda que repercutirán en el primero. El presidente necesita hoy, pero necesitará aún más en el futuro inmediato, un gabinete activo, participativo, menos apático a la hora de dar la lucha política. Hoy esa distancia con la política cotidiana podría ser manejable, pero en un ambiente donde se deberá privilegiar más la diferencia, donde se deberá apostar a consolidar un proyecto, este gabinete no le alcanzará al presidente Calderón para esos objetivos. Su gobierno concluye el 2007 con logros que fueron más allá de los que muchos esperaban. Pero debe iniciar el 2008 con la convicción de que viene una etapa nueva, diferente, compleja, donde requerirá más y mayores respaldos internos. Su gabinete, su equipo tendrán que pintarse para la guerra.

PD: a todos nuestros amigos y lectores un cálido saludo y el mejor de los deseos en estas fiestas y el deseo de un venturoso 2008. Nos tomaremos unos días de descanso. Nos encontramos en este mismo espacio el lunes 7 de enero. Gracias y felicidades.

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