Calderón va a EU con cartas que mostrar
Columna JFM

Calderón va a EU con cartas que mostrar

Cuando se planteó la gira que comenzó el día de ayer el presidente Calderón por Estados Unidos hubo voces que señalaron que era inútil, que eran mayores los riesgos que los beneficios que se podían recoger de ella.
En todo ello hay algo de verdad, pero, en términos generales, los hechos han demostrado exactamente lo contrario: es un buen momento para la primera gira del presidente Calderón por Estados Unidos, precisamente porque se pudieron sortear todos los escollos señalados e ir con algo en las manos a ese recorrido.

Cuando se planteó la gira que comenzó el día de ayer el presidente Calderón por Estados Unidos hubo voces que señalaron que era inútil, que eran mayores los riesgos que los beneficios que se podían recoger de ella. Se argumentaba que, en el plano interno el congreso estaría en un momento difícil, que el mes de enero habría dejado secuelas económicas y políticas por la apertura del capítulo agrícola del TLC, difíciles de cerrar; en el ámbito externo, que el presidente tendría que terminar involucrándose en el juego de la primaria estadounidense cuando había toda una agenda antimigratoria de los precandidatos demócratas y republicanos, y que tampoco era el mejor momento para presionar por la Iniciativa Mérida porque no había éxitos palpables en la lucha contra el narcotráfico.

En todo ello hay algo de verdad, pero, en términos generales, los hechos han demostrado exactamente lo contrario: es un buen momento para la primera gira del presidente Calderón por Estados Unidos, precisamente porque se pudieron sortear todos los escollos señalados e ir con algo en las manos a ese recorrido. En el terreno legislativo, Calderón irá con un triunfo indudable: la designación de los consejeros del IFE por unanimidad en la Junta de Coordinación Política y con amplísimo margen en el pleno de la cámara de diputados. No se trata de decir, porque no fue así, que el ejecutivo impuso sus candidatos ni mucho menos: lo que se impuso fue la vía de la política y de la negociación por encima de la ruptura y el desconocimiento institucional que impulsa el lopezobradorismo, que resultó el gran derrotado en la operación.

Es verdad que con la reforma electoral y los cambios en el IFE se logra hacer trascender la idea de que las elecciones no fueron plenamente transparentes, pero también es verdad que sin esos cambios tampoco se erradicaría esa percepción en por lo menos un tercio de la población, y ahora lo que se impuso es una visión de que sí existe un ambiente adecuado para los acuerdos y que éstos pueden pasar, incluso, a través de una propuesta presentada por el propio PRD, aunque no le haya gustado a los lopezobradorista. Y ése es uno de los grandes méritos del acuerdo de esta semana: Leonardo Valdés Zurita, el nuevo consejero presidente del IFE es un hombre que fue propuesto por el PRD, aunque tenía el veto de López Obrador. Se trata de un político y académico con larga historia en grupos de izquierda. Cuando Valdés era representante del PMT de Heberto Castillo ante las autoridades electorales de entonces, López era dirigente del PRI en Tabasco. Estuvo en el PMT, en el PMS, en el PRD. Dejó ese partido, como muchos, como José Woldenberg, Julia Carabias, Jorge Alcocer, Gilberto Rincón Gallardo, por la cerrazón y la intolerancia que muchos de sus grupos internos impusieron después de la elección del 88 y que los llevó a los peores resultados electorales de su historia en 1991. Valdés estuvo en el primer IFE ciudadanizado y luego en el Instituto Electoral del DF. El lopezobradorismo asegura que votó en contra del registro de éste como candidato en el 2000 para el DF. Si fue así, Valdés mostró su responsabilidad como funcionario electoral porque era evidente que López Obrador no llenaba entonces los requisitos para ser candidato en el DF: no tenía cinco años de residencia, y tan no los tenía que su credencial de elector era de Tabasco y había votado en ese estado y había sido candidato en el mismo. Fue aceptado por un acuerdo político en el que participaron Cuauhtémoc Cárdenas y el gobierno federal que entonces encabezaba Ernesto Zedillo, pero no porque cumpliera con la norma para ser candidato. En síntesis, Valdés, por historia y por antecedentes, puede ser un muy buen consejero presidente del IFE. Y lo importante es que se llegó a un acuerdo con base en una propuesta de un perredismo que comienza a demostrar, aunque aún le cueste hacerlo, que no es lo mismo que el lopezobraorismo.

En el terreno interno, si bien enero no fue un lecho de rosas tampoco fue el mes crítico que se pregonaba, ni la apertura del TLC generó mayores conflictos que los esperados. Es verdad que se mostró, una vez más, que hay áreas del gobierno federal que no están funcionando adecuadamente, que hay funcionarios que no salen de su zona de confort y que no colaboran con la gestión gubernamental. Pero ese es un problema interno del gobierno, y no se llegó a reflejar en un mes casi infernal como algunos vaticinaron.

El acuerdo electoral abre la puerta a una reforma energética, que también puede ser importante de cara al futuro, aunque, sin duda, no será tema, por lo menos público, de Felipe Calderón en Estados Unidos. Las bases de esa reforma están puestas: cambios a la ley orgánica de PEMEX sin reforma constitucional y en los demás ámbitos energéticos para potenciar el sector. No habrá nada público hasta después del aniversario de la expropiación petrolera, el 18 de marzo, luego la reforma podría avanzar con celeridad. Y quizás, como en lo electoral, puede tener muchos componentes presentados por el propio perredismo.

En el terreno migratorio el escenario es mucho mejor que hace un mes: en el bando republicano, los mayores enemigos de los migrantes ya no están en la carrera y quien quedará como candidato, John Mc Cain, es un firme partidario de controlar la frontera pero también de solucionar la situación de los migrantes. Y tanto Hillary Clinton como Barack Obama, más la primera que el segundo, tienen una agenda promigrante bastante aceptable. Así que es una buena hora para que el presidente maneje esa carta en los Estados Unidos.

Finalmente, en el terreno de la seguridad, la última semana ha sido de éxitos en la lucha contra el narcotráfico, en la zona de la frontera que más le preocupa, hoy, a los Estados Unidos, la de Tamaulipas y Texas. Si hay un momento donde se puede exigir que se reconozcan los esfuerzos mexicanos, es ahora.

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