Chávez interviene en México y amenaza a EU
Columna JFM

Chávez interviene en México y amenaza a EU

El gobierno venezolano ha iniciado una peligrosa escalada contra empresas mexicanas que confirma que, por encima de discursos de un mejoramiento en las relaciones bilaterales, éstas continúan marcadas por las ambiciones de control regional de Hugo Chávez.
Venezuela vuelve acusar, una y otra vez, a los Estados Unidos de preparar un golpe en su contra sin mostrar una sola evidencia al respecto.

El gobierno venezolano ha iniciado una peligrosa escalada contra empresas mexicanas que confirman que, por encima de discursos de un mejoramiento en las relaciones bilaterales, éstas continúan estando marcadas por las ambiciones de control regional de Hugo Chávez, un mandatario debilitado luego de que perdiera el referéndum constitucional en su país, lo que lo ha llevado, paradójicamente a buscar en una fuga hacia delante reposicionarse con base en presuntas amenazas externas.

Los últimos días han sido transparentes al respecto: Venezuela vuelve a acusar, una y otra vez, a los Estados Unidos de preparar un golpe en su contra sin mostrar una sola evidencia al respecto, pero ha generado todas las provocaciones posibles para mostrar que está amenazado. Esta semana la empresa Exxon logró una resolución judicial que le permite congelar 12 mil millones de dólares en cuentas y activos de la empresa petrolera PDVSA alrededor del mundo por la falta de pago del gobierno venezolano de la expropiación de sus activos en ese país en el año 2007. Chávez ha amenazado con cortar inmediatamente el suministro de petróleo a Estados Unidos (es el tercer proveedor de ese país) y llevar el precio del barril a 200 dólares pero ha insistido en que no pagará ni a Exxon ni a otras empresas por aquella expropiación. Al mismo tiempo, sin que el gobierno de Chávez interviniera en lo más mínimo, sus simpatizantes han tomado las instalaciones de las subsidiarias de FEMSA en Venezuela, una empresa mexicana con muy fuertes inversiones en esa nación, inversiones que hace apenas unos meses el gobierno de Chávez se comprometió a respetar. Y simultáneamente se divulgó una carta del embajador en México, Roy Chaderton Matos, dirigida al canciller Nicolás Maduro, donde acepta estar investigando empresas, instituciones y personalidades mexicanas “con pretensiones desestabilizadoras” del gobierno de Chávez. El eje de la carta está dirigido contra Lorenzo Servitje y la empresa Bimbo, al que califica como “un católico de ultraderecha financista de los elementos más reaccionarios del país”. Lo responsabiliza de organizar una “orgía antichavista” y pide investigar a Bimbo en Venezuela. La carta es del 12 de diciembre pasado.

Como si eso fuera poco, en las dos últimas semanas, Chávez, mientras ha pedido que se reconozca como parte beligerante en Colombia a las FARC y el ELN, diciendo que son “verdaderos ejércitos” que “comparten su proyecto político bolivariano”, está interviniendo en forma directa en los asuntos internos de ese país y en por lo menos dos ocasiones en las dos últimas semanas ha hablado de la posibilidad de un conflicto armado con Colombia. Con Brasil la situación se ha deteriorado, pese a los gestos de Lula Da Silva, por la situación petrolera y la decisión venezolana de boicotear la producción de etanol, porque va en contra de su industria petrolera.

Chávez se ha convertido ya en un verdadero peligro para la estabilidad regional, pero su propia lógica desbordada de poder es la que lo está llevando a la perdición. México deberá revisar su relación con Chávez, que también ha estado interviniendo activamente en la política de nuestro país, financiando los “círculos bolivarianos”, conformados por grupos radicales, algunos cercanos al EPR, e incluso sectores del PRD. Está atacando públicamente a dos de las principales empresas mexicanas con inversiones en su país y en su lógica de “guerra económica” contra los Estados Unidos ha formado una alianza con el gobierno de Irán para presionar al alza los precios del petróleo.

Ahora su gran amenaza es dejar sin suministro petrolero a la Unión Americana. Nadie podría dudar que ello afectaría a Estados Unidos y aumentaría los precios del crudo. Pero la pregunta es, entonces, a quién le venderá su crudo Venezuela. Por supuesto que puede venderlo a países como China, con la que Chávez tiene buena relación, pero no olvidemos que, con todo, hoy su principal mercado es el estadounidense. Y que ese país también podría reabastecerse de otras naciones, como Arabia Saudita e incluso México si nuestro país aumenta la producción. Si no tiene a quien vender su petróleo o disminuye su flujo, Chávez se quedará sin nada, ya que Venezuela depende casi por completo del petróleo y, en esta coyuntura, de los precios altos de éste. Recordemos que en los dos primeros años de Chávez la economía fue un desastre con caída de dos dígitos y fuerte inflación precisamente porque los precios del crudo estaban bajos. Esta misma semana hemos visto fotos en la prensa mundial de los graves problemas de abastecimiento que existen entre los sectores populares de Venezuela. ¿Qué haría Chávez con su petróleo si no tiene a quien venderlo o si aumentan sus precios de producción y transporte reduciendo sus ganancias?

México debe estar atento al tema Chávez no sólo porque están en juego inversiones mexicanas por miles de millones de dólares en ese país, sino también porque su potencial conflicto con Colombia y sobre todo su proyecto petrolero, afectarán los equilibrios geopolíticos en la región y deberán determinar la propia estrategia energética de México que se puede convertir, si hace lo correcto, en un productor que tenga abastecido por completo nuestro mercado interno y ser, además, el principal proveedor de Estados Unidos, con enormes beneficios económicos y sin necesidad de entrar en ningún proceso importante de privatización en el sector.

¿Quién no lo entiende?¿quién pretende bloquear cualquier reforma en el sistema petrolero?. En México, sólo López Obrador y su corriente más cercana, estrechamente ligada, antes y ahora, con el chavismo. Tanto que el ex candidato presidencial no quiere debatir del tema ni con el propio Cuauhtémoc Cárdenas. Lo que sucede es que no tiene un solo argumento válido que refrende su posición. Claro, salvo que se entienda que sus intereses pasan muy lejos de PEMEX.

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