¿Y usted de qué vive señor López Obrador?
Columna JFM

¿Y usted de qué vive señor López Obrador?

Por alguna extraña razón, que se parece demasiado a una suerte de complejo de culpa, algunos medios han abierto espacio a López Obrador en los últimos días, no para entrevistarlo, lo que no tendría por qué ser extraordinario, sino con el fin de que el ex candidato presidencial no sólo invente iniciativas legislativas de terceros (quizás es consecuencia “de la imaginación de un político con baja popularidad”, como dijo Manlio Fabio Beltrones) sino para que desfogue sus muy particulares conflictos personales, sus odios, antipatías, rencores.

Por alguna extraña razón, que se parece demasiado a una suerte de complejo de culpa, algunos medios han abierto espacio a López Obrador en los últimos días no para entrevistarlo, lo que no tendría porqué ser extraordinario, sino para que el ex candidato presidencial no sólo invente iniciativas legislativas de terceros (quizás es consecuencia “de la imaginación de un político con baja popularidad”, como dijo Manlio Fabio Beltrones) sino para que desfogue sus muy particulares conflictos personales, sus odios, antipatías, rencores.

En un programa radial el martes pasado estuvo dos horas y dedicó buena parte de ese tiempo a agredir al presidente Calderón e incluso a sus familiares. Aseguró, en ese sentido, que Calderón era el presidente del empleo porque le había conseguido trabajo a su cuñado, Juan Ignacio Zavala, en el grupo Prisa, algo que es mentira, pero ese es otro tema. Lo cierto es que cuando entró al aire Zavala para reclamar esa afirmación y esas agresiones personales, el ex candidato le preguntó con sorna cuánto ganaba al mes, ya que hablamos, dijo, de transparencia. La verdad es que para cuestionar sobre los sueldos de un particular en una empresa privada no tendría porqué abrírsele un espacio en medios a nadie, del partido que sea, en todo caso lo que son importantes son los actos públicos de los personajes públicos.

Lo paradójico es que, en ese sentido, López Obrador nos debe demasiadas respuestas: a él se le podría preguntar, “con todo respeto”, lo mismo ¿de qué vive el ex candidato presidencial?¿quién lo mantiene? Hace ya casi dos años que terminó la elección y tres que dejó el gobierno capitalino y no sabemos de qué vive López Obrador. En su momento informó que le pagaba su partido como “presidente legítimo” 60 mil pesos mensuales, pero la verdad es que las cuentas no cuadran: ¿cómo con 60 mil pesos mensuales puede mantener por lo menos cuatro casas? Porque en una vive con los hijos de su primer matrimonio, en otra, mucho más lujosa, con su nueva esposa y su otro hijo; con las inundaciones hemos sabido que tiene un condominio horizontal de lujo en Villahermosa que estaba en ampliación y remodelación: y tiene por lo menos otra propiedad, un rancho, en Macuspana, también en Tabasco. Hace tiempo ya que López Obrador no utiliza el famoso Tsuru blanco, sino que se mueve en camionetas. Sus hijos han tenido la fortunad e ir a buenas escuelas, uno de ellos por lo menos ha estudiado en el extranjero, y trabaja en la procuraduría capitalina.

Insisto, ¿de qué vive López Obrador? No se trata de ahorros porque nunca en su vida haya trabajado en el sector privado o ha sido un profesionista exitoso en algún ámbito. Luego de la universidad, trabajó en el gobierno federal, en posiciones muy modestas, de allí se fue a Tabasco, tuvo cargos medios en el gobierno estatal y fue por un periodo presidente estatal del PRI. Cuando abandonó esa posición por diferencias con el gobernador Enrique González Pedrero, estuvo un año fuera de toda actividad (fue cuando permaneció un tiempo en Cuba) y reapareció ya como candidato del entonces naciente PRD en su estado: estamos hablando de hace 20 años, en 1988. Desde entonces y hasta el 97 su ocupación fue ser dirigente opositor, no tuvo ningún trabajo remunerado. En el 97 se convirtió en presidente de su partido, el PRD, e imagino que recibió un sueldo por ello y en el 2000 se convirtió en jefe de gobierno capitalino hasta el 2005, cuando volvió a ser candidato. En el GDF dice que percibió un salario máximo de 60 mil pesos mensuales. No es ni fue jamás legislador, no escribe, no ofrece conferencias, no pertenece a ninguna institución académica ni a una organización pública, no da asesoría a ninguna empresa o ONG, no tiene ninguna empresa, se supone que no recibe ingresos de ninguna otra fuente, ¿de qué vive entonces el ex candidato presidencial? No me parece mal que tenga un nivel de vida digno pero vuelvo a preguntar ¿de qué vive? Y lo pregunto porque él lo pregunta a sus adversarios.

Por supuesto que no es el suyo un caso único, pero sí asombra que sin haber aclarado jamás algunos de esos y otros capítulos de su vida, López Obrador se quiera convertir en inquisidor de muchos otros, acuse, descalifique, se burle, y se queje. Tiene derecho López Obrador a defender su vida privada, lo que desconcierta es que una y otra vez en utilice la vida privada de los otros, de sus adversarios, para justificar posiciones políticas sin responder siquiera, esas preguntas tan sencillas: ¿de qué vive?¿quién lo mantiene?¿paga impuestos?, si se considera a sí mismo “presidente legítimo”, ¿hay algún mecanismo de transparencia que permita acceder a esos datos y verificar si son ciertos como ocurre con cualquier otro funcionario público federal? Durante su gobierno en el DF, el manejo de los recursos se dio en la mayor opacidad. Hoy no es diferente.

Una carta solidaria

¿Qué causa puede unir a personajes tan disímiles como Jorge Carpizo, Francisco Paoli Bolio, Ricardo Valero y Diego Valadés, a María Amparo Casar y Manuel Barquín? Todos ellos y varios más, son miembros del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional de la UNAM y enviaron una carta al subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos con motivo del intento de atentado del que éste habría sido víctima. Además de la solidaridad con Santiago Vasconcelos, los firmantes aseguran que ese hecho “no debe dejar indiferente a la sociedad, más tratándose de un funcionario público que, hasta donde llega nuestro conocimiento, se distingue por una trayectoria limpia, responsable y de servicio a la comunidad”. Qué bueno que sea así: la solidaridad en la lucha contra la delincuencia organizada no debería estar limitada por historias políticas o discrepancias ideológicas.

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