La bomba: ¿otro complot?¿contra quién?
Columna JFM

La bomba: ¿otro complot?¿contra quién?

Una vez más las autoridades capitalinas nos han sorprendido: luego de más de 72 horas sin resultados pero con una enorme cantidad de especulaciones nos han informado con toda certeza de una especulación más respecto al bombazo del viernes pasado en avenida Chapultepec.

Una vez más las autoridades capitalinas nos han sorprendido: luego de más de 72 horas sin resultados pero con una enorme cantidad de especulaciones nos han informado con toda certeza de una especulación más respecto al bombazo del viernes pasado en avenida Chapultepec. Luego de una serie de versiones encontradas respecto a la presunta identidad del hombre que murió al estallarle la bomba, ya que primero se dijo que no se conocía el nombre, horas después que se trataba de un tal José Manuel Venegas, que resultó que estaba preso en Guanajuato y finalmente, ya bien entrada la noche del lunes, se aseguró que era Juan Manuel Meza Campos y se mostró un video, obtenido por la Universidad de las Américas, cuyo rector es Alejandro Gertz Manero (ex secretario de seguridad pública del DF y en el ámbito federal), en el que se ve a una pareja caminando sobre Avenida Chapultepec, que serían los propios Meza Campos y Tania Vázquez, subir a un automóvil y luego aparece aparentemente la misma pareja en el mismo lugar pero ya con una bolsa. Eso es todo y para una investigación, si se confirman esos datos y que esas son las personas registradas en el video, no es poco: es una buena base para empezar.

Pero lo que no nos explican es todo lo demás: según las autoridades Meza y Vázquez colocarían ese explosivo en el automóvil de un director de la policía capitalina que se ha identificado con la letra P y supuestamente sería por venganza contra los decomisos sufridos por algún grupo del narcotráfico días antes.

Una vez más, la hipótesis no es descabellada, es posible, pero la pregunta es porqué tiene que ser así: ¿lo declaró Tania Vázquez?¿tienen algún tipo de información que confirma lo anterior?¿por qué grupos que tienen en su poder lanzagranadas y equipo militar pesado deciden utilizar una bomba de fabricación casera para atentar de una forma tan extraña contra un director de policía?¿cuál es el hilado lógico de una historia con la otra?. Hasta ahora han sido asesinados decenas de policías, incluyendo altos mandos policiales locales y federales en prácticamente todo el país, incluyendo el DF: a ninguno de ellos se lo buscó para colocarle un explosivo en el estacionamiento de la propia dependencia en la que trabajaba. En todos los casos lo que hubo son ejecuciones en lugares que les daban ventaja operativa a estos grupos. En este caso, es como si hubiera sido exactamente al revés: buscaron el mecanismo más ineficaz, más difícil de controlar, que genera mayor indignación social, en las condiciones operativas más complejas para realizar esa supuesta ejecución. Porque incluso en esa lógica, ¿cómo sabrían los ejecutores que estaba allí su objetivo?¿cómo accionarían el explosivo?¿cómo identificarían (eso se supone que sería sencillo) el automóvil y colocarían en él, a plena luz del día y en el estacionamiento de la policía (algo que es mucho más complejo) un artefacto explosivo?. Es más ¿cómo saben en las autoridades capitalinas que ese funcionario o esa dependencia era el objetivo si la bomba estalló, según información oficial, a 360 metros del lugar donde debía ser utilizada?. Lo que se informó, en ese sentido, hasta ahora es una especulación más: que la presunta pareja mostrada en el video, dos veces en el mismo lugar, una vez con bolsa y otra sin ella, camina en dirección a la SSP-DF porque allí colocarían la bomba, casualmente la misma versión que dieron el propio viernes en la tarde apenas unos minutos después del estallido, con la única diferencia de que entonces dijeron que la bomba la llevaban en una bolsa de tela roja.

Algo no checa en todo esto: es demasiada confusa la investigación, son demasiadas las voces y las versiones, la información dura, que aparentemente la hay, no está sustentada ni colocada en un contexto que siquiera la haga verosímil. Incluso, si todo esto fuera verdad tendríamos que llegar a la conclusión de que el narcotráfico, si realmente fueran esas organizaciones las que están detrás de éstos hechos estarían mucho más debilitadas de lo que parece, o que están reclutando vendedoras ambulantes inexpertas para operaciones de sicariato. En todo caso, la utilización de una pareja, de una bomba de fabricación casera, la llegada del automóvil para entregarles el artefacto, y el muy artesanal método de ir caminando hasta el objetivo a atacar, parecería mucho más la acción de un grupo armado bisoño que de narcotraficantes con una capacidad de fuego y de operación que se supone infinitamente superior a la utilizada. O quizás se trata, de una simbiosis entres los dos fenómenos, como ya lo hemos visto en el centro de la ciudad, en zonas de Iztapalapa, Tláhuac, Milpa Alta, Nezahualcoyotl, donde supuestos grupos armados terminan íntimamente ligados con grupos cercanos al crimen organizado en sus distintas vertientes, sobre todo el narcomenudeo. O también, seguimos especulando porque no hay certidumbres, se trata de otra cosa: de algo mucho más cercano a una provocación o algo similar, que salió mal y que salió mal porque se hizo con operadores de segunda, y ello es lo que ha descontrolado tanto a las autoridades capitalinas, ha generado tantos protagonismos y versiones encontradas. Lo cierto es que en el fondo del asunto, y luego de esta experiencia, será difícil que puedan seguir trabajando en el mismo gabinete el secretario Joel Ortega y el procurador Rodolfo Félix Cárdenas. Y la causa no es el bombazo, las diferencias vienen de mucho más atrás. Y el problema no es que tengan diferencias, siempre las hay en esas áreas, sino que éstas sean tan públicas y evidentes y su jefe no los pueda coordinar y poner en orden.

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