GDF: un gobierno de precandidatos
Columna JFM

GDF: un gobierno de precandidatos

El problema es la distracción y el futurismo: cuando los políticos están pensado con tanta anticipación en el futuro. Lo ocurrido el viernes en la tarde en la discoteca News Divine en la colonia Nueva Atzacoalco, en el Distrito Federal, es una nueva demostración de ello. Un jefe de gobierno que está pensando públicamente ya en la elección del 2012 y en su candidatura presidencial; un jefe de policía que está pensando en reemplazar a su jefe en el Distrito Federal; funcionarios que toman decisiones pensando en repercusiones públicas y no en resultados.

El problema es la distracción y el futurismo: cuando los políticos están pensando con tanta anticipación en el futuro y haciendo planes para tratar de asegurar sus próximos cargos suelen perder el piso pero la que pierde, sin excepciones, es la ciudadanía. Lo ocurrido el viernes en la tarde en la discoteca News Divine en la colonia Nueva Atzacoalco, en el Distrito Federal, es una nueva demostración de ello. Un jefe de gobierno que está pensando públicamente ya en la elección del 2012 y en su candidatura presidencial; un jefe de policía que está pensando en reemplazar a su jefe en el Distrito Federal; funcionarios que toman decisiones pensando en repercusiones públicas y no en resultados.

No es la primera vez que ?le ocurre a Marcelo Ebrard. Ya había sucedido lo mismo hace casi tres años, cuando Marcelo estaba trabajando desde la secretaría de seguridad pública capitalina para convertirse en candidato al DF, con los asesinatos de policías federales en Tláhuac, cuando por una decisión política se decidió no sofocar el linchamiento de los policías y ni el gobierno capitalino, ni la policía ni la delegación intervinieron y eso le costó la vida a dos agentes federales y dejó gravemente herido a un tercero. Volvió a ocurrir en febrero pasado con la famosa explosión de avenida Chapultepec, donde la versión oficial es que se intentó un atentado que nadie nos ha explicado qué sentido tenía y qué sucedió con los presuntos atacantes y las investigaciones posteriores. Vuelve a ocurrir con la muerte de doce personas, nueve de ellos jóvenes, en la discoteca News Divine, pero sucede cotidianamente cuando las calles se inundan porque nadie se encargó de desazolvarlas, cuando se inician ambiciosas obras viales en plena época de lluvias porque se las quiere inaugurar antes de las elecciones del 2009, cuando se convierte el Zócalo capitalino en pista de hielo, se crean playas artificiales en zonas marginales o las autoridades están organizando conciertos, pero no invirtiendo tiempo y recursos en el trabajo cotidiano de la ciudad. Y sobre todo cuando la atención de las autoridades capitalinas está puesta primero en la elección interna del PRD y ahora en la llamada consulta petrolera, para colmo ilegal y realizada como un mero objetivo partidario, mirando, otra vez, las posibilidades electorales del 2012.

Lo sucedido en la discoteca de la delegación Gustavo A. Madero el viernes en la noche es inconcebible. ¿Quién se puede plantear un operativo que rodea un lugar que casi no tiene salidas de emergencia y para colmo las que existen están bloqueadas por la propia policía?¿a qué autoridad se le ocurre dentro de un lugar de estas características (donde 600 jóvenes, la mayoría menores de edad estaban hacinados en un lugar de poco más de 150 metros cuadrados), entrar a los golpes y lanzar gases lacrimógenos? Por supuesto que hay responsabilidad de los dueños del lugar, de quienes por los micrófonos le dijeron a los jóvenes que huyeran porque había comenzado el operativo y quizás hasta de los jóvenes que intentaron huir, pero la responsabilidad de las autoridades es insoslayable y mayor.

Si ese lugar, llamado discoteca aunque no mereciera ese calificativo, no tenía las condiciones mínimas de seguridad para funcionar ¿porqué estaba abierto y funcionando sin problemas? Quizás porque el permiso para ello lo había otorgado, cuando era delegado, el actual secretario de seguridad pública Joel Ortega. ¿Por qué las actuales autoridades delegacionales reconocen que hace un año habían inspeccionado el lugar, que no reunía las condiciones para seguir operando, sin salidas de emergencia adecuadas, con venta de alcohol a menores, y no pasó nada?

¿Quién ordenó el operativo y cómo pudo realizarse con tan poco profesionalismo?¿a qué mando policial se le puede ocurrir bloquear salidas y lanzar gases, emprenderla a golpes dentro del propio lugar contra los jóvenes reunidos hasta matar, de acuerdo a los testimonios de los sobrevivientes, a tres de ellos a los golpes? Si el objetivo era checar el lugar y tener control sobre la venta de bebidas alcohólicas ¿porqué no lo hicieron a la entrada o la salida de los jóvenes?¿por qué si el objetivo era el control no actuaron contra los dueños del lugar?¿por qué contra los jóvenes desplegando contra ellos decenas de policías? Fue tan estúpidamente erróneo el operativo y todo lo que ocurrió en torno a él, que se dieron casos de jóvenes que fueron levantados del lugar, eran ya trasladados al forense y despertaron en ambulancias rodeados de cadáveres.

Marcelo Ebrard ha dicho que no permitirá la impunidad, pero hasta ahora lo que tenemos es la separación de un jefe policial de nivel medio y nada más. Y en esta historia se debería ir hasta el fondo, porque el problema comenzó mucho antes de este operativo y allí se pone de manifiesto un entramado de corrupción e incapacidad difícil de disimular.

Pero debemos regresar al principio. Independientemente de todos los imponderables que pudieran haber ocurrido, lo que sucede es que en la capital del país tenemos demasiadas autoridades que están pensando en cualquier otra cosa menos en gobernar la ciudad para beneficio de quienes aquí vivimos. Se permiten plantones, marchas, bloqueos, se realizan consultas, se financia movimientos partidarios, se otorgan sin control alguno recursos en efectivo a manos llenas, se construyen pistas de hielo o se realizan en el peor momento obras viales, porque todo eso se relaciona con las apuestas partidarias. Pero pocos o ninguno se ocupan de la vida cotidiana de quienes aquí vivimos. La ciudad sigue inundándose, las vialidades son un desastre, la seguridad parece estar en manos de incompetentes y los corruptos siguen sin ser perseguidos. Pero una decena de jóvenes mueren aplastados gracias a un “operativo de seguridad”. Si no fuera trágico sería cómico.

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