Ramírez Mandujano, desertor de la Marina-Armada
Columna JFM

Ramírez Mandujano, desertor de la Marina-Armada

Noé Ramírez Mandujano, el ex subprocurador contra la delincuencia organizada, arraigado desde el 20 de noviembre pasado, acusado de proporcionar información de seguridad al cártel de los Beltrán Leyva, era un desertor de la Marina-Armada de México. Había abandonado sin aviso alguno la institución militar en 1994, luego de haber sido incorporado al área judicial donde permaneció durante cuatro años con categoría de oficial. Fue capitán. Desertó de la institución, lo cual implica un delito que debe ser sancionado por la justicia militar naval y, dos años después, en 1996, reapareció en la PGR, donde hizo una carrera de 14 años hasta su renuncia a la SIEDO el 31 de julio y su posterior detención en noviembre pasado.

Noé Ramírez Mandujano, el ex subprocurador contra la delincuencia organizada, arraigado desde el 20 de noviembre pasado, acusado de proporcionar información de seguridad al cártel de los Beltrán Leyva, era un desertor de la Marina-Armada de México. Había abandonado sin aviso alguno la institución militar en 1994, luego de haber sido incorporado al área judicial donde permaneció durante cuatro años con categoría de oficial, fue capitán. Desertó de la institución, lo cual implica un delito que debe ser sancionado por la justicia militar naval y dos años después, en 1996 reapareció en la PGR, donde hizo una carrera de 14 años hasta su renuncia a la SIEDO el 31 de julio y su posterior detención en noviembre pasado.

¿Cómo puede un hombre que ha desertado de la Armada de México, donde tiene abierto aún un expediente por el delito de deserción, incorporarse a la procuraduría, hacer carrera en ella y terminar como subsecretario para combatir la delincuencia organizada?. Fue después de la detención, revisando antiguos expedientes en la propia secretaría de la Marina que se tuvo acceso a esa información, que Ramírez Mandujano nunca había incorporado a su currícula. En los hechos, ese delito de deserción lo hubiera inhabilitado para incorporarse a la procuraduría y muchos más para ser subprocurador de la república. En termino de valores, además, no es difícil considerar que quien ha traicionado una vez, lo vuelve a repetir.

¿Por qué pueden ocurrir este tipo de hechos?. Sólo hay dos razones posibles: por alguna forma de corrupción en la propia estructura de la dependencia que permitió que un funcionario durante 14 años realizara carrera en la institución pero ello puede hacerse realidad porque no contamos, como se reconoció en la reunión del Consejo Nacional de Seguridad Pública del viernes 28 de noviembre, con un sistema de información que pueda cruzar todos los datos de todos los funcionarios, de todos los policías, de todos los delincuentes, de todos los que han sido juzgados o cometido un delito, para poder saber realmente si pueden o no ocupar una posición pública de responsabilidad en el Estado mexicano, con mayor razón aún en las áreas de seguridad. Noé Ramírez Mandujano, por el tipo de delito cometido y por la forma en la que lo ocultó todos estos años, evidentemente no hubiera estado habilitado para ello.

La historia se repite una y otra vez. Un ex jefe de policía de una de las ciudades más importantes en el norte del país, participó en un secuestro, fue detenido y procesado por ello unos años antes de asumir esa responsabilidad. Esa ciudad, durante su gestión como jefe de la policía se convirtió en un refugio del narcotráfico. ¿Nadie puedo investigar antecedentes antes de encargarle la responsabilidad de la policía local?. El esposo de otra importante funcionaria de seguridad, en otro estado, ha sido acusado de relaciones con el narcotráfico y se le acusa de ser el jefe de prensa de uno de los cárteles locales ¿no invalidaría eso la posibilidad de que ejerza ese cargo?. Ahí está el caso de Nahún Acosta, aquel ex director de giras de la presidencia de la república durante la administración de Vicente Fox (por cierto, se esté o no de acuerdo con el desempeño del ex presidente, es muy bajo explotar aspectos no verificables de su vida privada con base en documentación que tampoco puede ser convalidada) resultó que no tenía visa de los Estados Unidos desde 1996, y no la tenía porque ese país se la había negado porque habían aparecido credenciales de agente migratorio, firmadas por él, para Amado Carrillo, durante su paso por la delegación Torreón del INM. Estados Unidos lo informó luego de que fue detenido acusado de proporcionar información a los Beltrán Leyva. Posteriormente Acosta fue declarado inocente porque el juez no aceptó como válidas las grabaciones de las pláticas del ex funcionario con Arturo Beltrán Leyva.

Los ejemplos pueden continuar pero el de Ramírez Mandujano es quizás el más evidente: no se podrá avanzar seriamente en la lucha contra la delincuencia, sobre todo la organizada, si no existe un sistema, una base de datos lo suficientemente amplia que obligue a todas las dependencias a entregar toda la información acumulada a lo largo de los años sobre policías, funcionarios, delincuentes, antecedentes penales e incluso, como se ha dicho, propiedad de automóviles o bienes raíces (además de teléfonos, sobre todo celulares, incluyendo la posibilidad de establecer una eficiente geolocalización de éstos). Ningún Estado puede combatir eficientemente la delincuencia sin esos instrumentos: a partir de la información es que se puede generar inteligencia y ese será el instrumento para poder actuar adecuadamente. Hoy tenemos mucha información en demasiados ámbitos que no es cruzada ni compartida, en ocasiones porque no existen los instrumentos para hacerlo y en otras porque no existe confianza suficiente como para hacerlo. Y en esos espacios penetra la corrupción.

Otro ejemplo: en temas de lavado de dinero, durante meses, la información sobre movimientos sospechosos que se generaba sobre distintas cuentas financieras se entregaba a la SIEDO, que dirigía Ramírez Mandujano. Por las razones que fuera no había resultados. Desde el 31 de julio pasado, cuando ese y otros funcionarios dejaron la Subprocuraduría, se han logrado recuperar más de dos mil 200 millones de pesos: simplemente cruzando información y actuando oportunamente.

El secreto está en tener información concentrada, amplia y oportuna. Y los estados e instituciones deben estar obligados a proporcionarla y el Estado a verificar la confianza en todos sus funcionarios. Sólo de esa forma un desertor de las instituciones militares del país puede no convertirse años después en un altísimo funcionario de seguridad.

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