Candidatos: buenos, malos, feos
Columna JFM

Candidatos: buenos, malos, feos

En las listas de los partidos para competir en las elecciones del próximo 5 de julio, hay de todo, pero como ocurre siempre en las elecciones de medio término, se refrendan compromisos, se fortalecen grupos de poder y se apuesta muy poco a la ciudadanía. En los hechos los partidos están apostando a fortalecer a los personajes que dentro de dos años comenzarán formalmente sus campañas presidenciales. Hay matices, pero no excepciones.

En las listas de los partidos para competir en las elecciones del próximo 5 de julio, hay de todo, pero como ocurre siempre en las elecciones de medio término, se refrendan compromisos, se fortalecen grupos de poder y se apuesta muy poco a la ciudadanía. En los hechos los partidos están apostando a fortalecer a los personajes que dentro de dos años comenzarán formalmente sus campañas presidenciales. Hay matices, pero no excepciones.

Hay cosas interesantes: la aparición de Josefina Vázquez Mota en el PAN; ver la reacción del priismo por la participación de Beatriz Paredes como candidata; la criminal división a que ha sometido López Obrador al perredismo, sin que nadie en ese partido se atreva a poner las cosas en su lugar. Pero las propias listas invitan a reflexionar una vez más sobre algo que ya se ha planteado: fuera de facilitarle a los partidos la distribución de posiciones entre sus distintos grupos de poder, no existe razón alguna que explique porqué seguimos necesitando 500 diputados federales de los cuales 200 son plurinominales (o porqué rompiendo el pacto federal tenemos una lista plurinominal de 32 senadores que representan a sus partidos no a sus estados). Cuando se revisan las listas se pueden detectar, como en cada legislatura, que habrá, siendo generosos, unos 50 hombres y mujeres que realizarán su trabajos y los demás servirán como comparsas y terminarán enzarzados en debates vergonzosos como los que vimos esta semana, con Ricardo Monreal y Pablo Gómez recprochándole a Graco Ramírez que “reconociera” al presidente Calderón como jefe de las fuerzas armadas, y los tres peleando por sus respectivos pasados, como si alguno fuera impoluto. O a un legislador declarando en tribuna, sin pudor, que los términos para solicitar la participación de la Armada de México en los ejercicios navales Unitas 50, que se realizan desde hace décadas, estaba escrito en los mismos términos que la declaración de guerra a Irak y que abría la puerta para intervención de fuerzas de otros países en México (¿nadie les explica a los legisladores los temas sobre los que van a hablar o se trata de simple ignorancia?). Escuchamos debates sobre la nueva refinería con un grado de especulación y banalidad difícil de superar: por ejemplo que una inversión de 12 mil millones de dólares se decidió sólo con base a la sección originaria del líder del sindicato petrolero o que se eligió Tula para afectar a los tabasqueños, pero ninguno de los legisladores (con honrosas excepciones como Francisco Labastida) se dignó hablar de las consideraciones técnicas. El hecho es que nos sobran diputados, y no estaría nada mal, como ya se ha propuesto y en eso han coincidido personajes tan disímiles como Felipe Calderón y Manlio Fabio Beltrones, que se comenzara por reducir el congreso, por lo menos, en cien plurinominales.

Ello se termina relacionado con otro tema. Los personajes que no aparecen en las listas terminan acusando a sus partido de utilizar métodos antidemocráticos casi sin excepción. Los partidos guardaron casi como secreto de Estado las listas para evitar que los que no aparecieran en ellas terminan apareciendo en las listas de sus adversarios del día anterior. Eso no impidió, por ejemplo, que Valdemar Gutiérrez, líder del sindicato del IMSS, que iba a ser diputado por el PRD, fuera anunciado oficialmente por el PRI y terminara en la lista del PAN. Lo cierto es que las dirigencias designan los candidatos a su conveniencia. Pero si se redujera el número de plurinominales y se acentuaran tanto la exigencia de participar en los distritos como la posibilidad de presentarse en forma independiente, la ciudadanía saldría ganando. Un caso: Manuel Espino utilizó los mismos mecanismos para integrar las listas del PAN en el 2006 que ahora su sucesor Germán Martínez. Lo que a Espino le parecía perfectamente aceptable entonces ahora le parece “antidemocrático”. Fuera de la evidente contradicción uno debe preguntarse ¿si Espino fue un presidente de partido tan popular y con tanta influencia como él dice, porqué no buscó una diputación de mayoría?. Espino nació en Durango, trabajó durante años en Chihuahua y vive Sonora ¿por qué no pudo buscar una candidatura de mayoría en cualquiera de esos estados y ganar con los votos de la gente?. Para un ex presidente de partido no debería ser tan difícil, pero no lo hacen porque todo el sistema está diseñado para limitar la competencia real y todos quieren la plurinominal que no exige esfuerzos mientras que la sociedad no tiene ninguna posibilidad legal de participar en un juego que los partidos se han quedado para sí.

En las listas, como siempre hay buenos, malos y feos. Pero que nadie nos diga que son las mejores expresiones de la sociedad mexicana.

Las explicaciones de Jiménez

El ex director de la Lotería Nacional, Miguel Angel Jiménez fue a la cámara de diputados a explicar porqué ofreció publicidad al Diario de Yucatán a cambio de que apoyara la campaña del PAN en Campeche y dejó las cosas más confusas (o más claras) que antes. Dijo que como la Lotería no tiene recursos tiene que pedir oficinas a sus amigos para trabajar en los estados, y que por eso le pidió una oficina a Carlos Mouriño, hermano de Juan Camilo, en Campeche. Es absurdo: puede despachar de donde quiera, incluso desde el hotel donde se hospede, pero hay innumerables oficinas de delegaciones federales que podría usar un funcionario si lo solicitara. Buscó oficinas de amigos por otras razones que nada tienen que ver con el ahorro de recursos públicos. Y para colmo permite que sus “amigos” participen de las negociaciones que como representante de un ente público realiza con una empresa privada. Además, dice que negoció personalmente la publicidad con todos los medios del país para fortalecer a la institución. Como si alguien hubiera creído que era para construir, con dinero público una base de poder personal.

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