¿Qué con quién gobernará el PAN?, pues con el PRI
Columna JFM

¿Qué con quién gobernará el PAN?, pues con el PRI

Hace unos días tuve oportunidad de platicar con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, un hombre, por supuesto, cuestionado, controvertido, pero del que nadie puede dudar que tiene una plática siempre interesante y una visión e información política de primera calidad. Decía Salinas que veía con desconcierto que su partido, el PRI, se estuviera centrando en el debate sobre la seguridad que le había colocado como un anzuelo el dirigente panista Germán Martínez (al que calificó como mucho más inteligente de lo que otros pensaban), y que entrara en una controversia sobre el presidente Calderón en los temas en que éste aparecía como más fuerte: la seguridad y su actuación ante la epidemia de influenza. Para el ex presidente, el tema del priismo debía ser la economía y los costos de la crisis, un punto que paradójicamente el PRI había dejado casi fuera de su agenda por concentrarse en los capítulos que el propio PAN le había colocado sobre la mesa.

Hace unos días tuve oportunidad de platicar con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, un hombre, por supuesto, cuestionado, controvertido, pero del que nadie puede dudar que tiene una plática siempre interesante y una visión e información política de primera calidad. Decía Salinas que veía con desconcierto que su partido, el PRI, se estuviera centrando en el debate sobre la seguridad que le había colocado como un anzuelo el dirigente panista Germán Martínez (al que calificó como mucho más inteligente de lo que otros pensaban), y que entrara en una controversia sobre el presidente Calderón en los temas en que éste aparecía como más fuerte: la seguridad y su actuación ante la epidemia de influenza. Para el ex presidente, el tema del priismo debía ser la economía y los costos de la crisis, un punto que paradójicamente el PRI había dejado casi fuera de su agenda por concentrarse en los capítulos que el propio PAN le había colocado sobre la mesa.

A algunos les podrá gustar y a otros no, pero lo cierto es que Salinas tiene, en ese punto, toda la razón. Las declaraciones que se escucharon en torno a la reunión del Consejo Nacional de Seguridad lo demuestran: “por dudas de ustedes se nos desprestigia”, dijo el gobernador de Michoacán, Leonel Godoy, dejando de lado que 20 funcionarios estatales, además de 10 presidentes municipales, acababan de ser detenidos en su entidad: en lugar de ofrecer disculpas a la ciudadanía por haber colocado en esas manos la administración de seguridad y justicia del estado centrarse en que no le avisaron del operativo o le avisaron a destiempo resulta absurdo. El problema no es la forma sino el fondo,: Godoy había sido advertido con mucha anterioridad de que varios de los detenidos estaban en la mira de las autoridades. A todos los mantuvo bajo el cobijo oficial. ¿Qué como dejó trascender se le pidió que así fuera? Entonces que lo diga y no salga en televisión diciendo que conoce a los detenidos hace 14 años y nunca dudó de ellos.

El jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard (que una vez más debemos destacar que cuando se mueve hacia el centro, como volvió a hacerlo el martes, ofrece un perfil mucho más sólido) hizo un reconocimiento y respaldó la acción del gobierno federal, pero pidió evitar desconfianzas y dudas. Esta muy bien: pero ese debe ser un camino de doble sentido. ¿Qué sucede cuando ciertas autoridades son advertidas de algunos operativos y la información se filtra?¿se debe avisar o no a un mandatario que sus colaboradores serán detenidos cuando ya ha sido advertido con anterioridad de las sospechas y siempre los defendió?. El sentido común indica que la cortesía política debe ser dejada de lado. A la gente le importa que los delincuentes y sus protectores sean detenidos, no el “prestigio” de un gobernador, del partido que sea.

Pero vamos más allá. Hasta ahora no se ha presentado, salvo en el caso de Mario Villanueva en Quintana Roo, el caso de que un gobernador estuviera acusado formalmente de relaciones con el crimen organizado. ¿Qué sucedería entonces?¿qué reglas deberían aplicarse?¿cómo evitar que el fuero evite, como impidió durante más de dos años con Villanueva, que se pueda ejercer acción penal?. Es más: Villanueva se fugó a una semana de dejar el cargo porque sabía que en cuanto entregara el poder sería detenido. ¿Cómo se fugó? Escondido en la cajuela de un automóvil oficial que puso a su disposición, en el palacio de gobierno en Mérida, otro gobernador, el yucateco Víctor Cervera Pacheco, quien no sufrió, hasta su fallecimiento, persecución alguna por esa acción.

Lo cierto es que los operativos continúan: van más de 60 detenidos en Nuevo León, donde otra vez se incluyen, como ocurrió en Michoacán y Morelos, a funcionarios policiales de origen priista pero también panista, y otros tantos están detenidos desde la pasada noche en Veracruz. Y habrá más: primero, porque la ciudadanía lo exige, segundo porque el argumento de que no se deben hacer los operativos en “época electoral” es socialmente insostenible: sea cual fuere el motivo subyacente, si se comete un delito se debe actuar contra el delincuente, si es un político o un funcionario y se está en épocas electorales alguien saldrá beneficiado y alguien pagará costos, pero nadie puede demandar que no se tomen esas acciones. Si las mismas benefician al gobierno federal ¿por qué los gobernadores o sus partidos no explotan que funcionarios de administraciones locales de otros partidos también han sido detenidos?¿por qué no tratar de colocarse a la cabeza de esos hechos en lugar de quejarse de que no les avisaron o que se dan en tiempo electorales?

Muchos priistas han dicho y ayer se lo preguntaba mi buen amigo Francisco Garfías en su columna (y lo platicábamos en una comida con otros colegas) “con quién gobernarán los panistas” después de esta andanada. También se lo preguntaba Salinas de Gortari en la plática que tuvimos. Mi opinión es que deberán seguir gobernando sobre todo con el PRI y mal haría ese partido, si aspira a recuperar el poder en el 2012, en rechazar esa posibilidad. Porque si el PRI cayó en la trampa de debatir sobre la agenda que le propuso el PAN, está perdiendo de vista que la siguiente etapa de la misma es que se convierta en la misma oposición que diga no a todo que caracterizó la etapa Madrazo en la segunda mitad del gobierno de Fox. Y el resultado electoral fue el peor de su historia porque ese PRI deja satisfecho a su cada vez más reducido voto duro pero irrita a la gente. Y para voto ultra ya está López. Por eso, si el priismo busca la revancha del actual debate, justo o injusto, rompiendo con el gobierno en la próxima legislatura caerá en su propia trampa de cara al 2012. Con o sin agresiones u operativos el PRI y el PAN, incluso el PRD, están destinados a compartir el poder durante mucho tiempo aún.

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